Capítulo 3: Magia en la Conexión

La luz del nuevo día se filtraba a través de las copas de los árboles, creando un patrón de sombras danzantes en el suelo del bosque. Aina sentía que cada rincón a su alrededor estaba cargado de una energía renovadora, como si la propia esencia de la naturaleza la estuviera abrazando. Sin embargo, en su corazón persistía una inquietud; la revelación en el manantial había dejado su marca indeleble, y la intriga por los secretos que se desplegaban a su alrededor la mantenía en un constante estado de alerta.

Elián caminaba a su lado, la confianza marcada en sus gestos. Había en él una calma inquebrantable que contrastaba con la agitación de Aina. Seguían un sendero cubierto de hojas marchitas, el crujido bajo sus pies sonando como un canto de advertencia en la penumbra del bosque. La conexión que sentía con él era palpable, como un hilo dorado que vibraba entre sus almas.

“¿Qué más debo saber?” preguntó Aina, buscando respuestas, su voz casi un susurro en la tranquilidad matutina. “No puedo dejar de pensar en lo que vi. Hay tanto que aún se siente oculto.”

Elián la miró, su expresión era una mezcla de comprensión y preocupación. “Lo que has sentido y visto es solo el principio, Aina. Hay un poder en ti que ni siquiera tú comprendes del todo. Pero aprenderemos a manejarlo juntos.”

“Juntos,” repitió ella, sintiendo una calidez en esas palabras. Era como si la promesa de合作 se extendiera en el aire entre ellos, tejiendo un vínculo más profundo. “¿Qué tipo de poder?”

“Eres capaz de sentir los hilos del destino, de percibir las emociones de quienes te rodean. Eso no es común. La magia que emana de ti es antigua y poderosa. A lo largo de los siglos, pocos han tenido la capacidad de conectar tan intensamente con los demás.”

Siguieron su camino, Aina procesando la magnitud de sus palabras, la incertidumbre creciendo en su interior como un mar en tempestad. “¿Pero cómo puedo aprender a controlarlo? No quiero que me domine.”

“Es un proceso”, Elián explicó mientras se detenían frente a un claro adornado con flores que parecían brillar con luz propia. “Primero, debes conocerte a ti misma. La verdadera magia nace de la autenticidad. Lo aprenderás a medida que avancemos.”

“¿Y si no quiero avanzar?” preguntó Aina, sintiendo el peso de lo desconocido opacar su curiosidad. “¿Y si deseo volver a la normalidad? A lo convencional…”

“Pero Aina, ¿qué es la normalidad en un mundo como este?” Elián retrocedió un paso, su mirada profunda la penetraba. “Normalidad es una ilusión, y ya has dado un paso hacia algo más grande. No hay vuelta atrás.”

Las palabras de Elián resonaron con un eco inquebrantable en el corazón de Aina. Era verdad. Su existencia hasta ese momento había sido un sueño superficial, un fluir sin rumbo, pero ahora, algo en su interior anhelaba descubrir el significado real de su vida: la magia que la conectaba con el mundo y con Elián.

Sin embargo, al darse cuenta de lo cierto que era su potencial, también florecieron los miedos. Tendría que enfrentar no solo la magia, sino también las fuerzas que amenazaban a todo lo que amaba. La fragilidad de su vida anterior contrastaba con la fortaleza que ahora necesitaba encontrar.

“¿Dónde nos lleva esto, Elián?” La voz de Aina tembló en su garganta. “¿Qué nos espera?”

Levantó la vista hacia él, buscando respuestas, y lo encontró concentrado en un punto a lo lejos, una sombra que se deslizaba por el límite del claro. Un escalofrío recorrió su espalda. Algo más estaba presente, algo que interfería.

Elián sintió su inquietud. “Aina, estamos cerca de un lugar importante. Aquí es donde comienza a forjarse el vínculo de nuestra conexión. Este es un antiguo santuario donde las energías de la vida y la muerte se encuentran. Aquí podremos descubrir la verdad.”

“¿La verdad sobre qué?” Aina indagó, cuando un golpe sutil de duda atravesó su mente.

“Sobre la magia que corre por tus venas, sobre las fuerzas que intentan perturbar este equilibrio. No se trata solo de nosotros. Este lugar guarda un legado de nuestra historia. El lugar donde los hilos del destino se cruzan y pueden separarse.”

Tomados de la mano, cruzaron el claro, la sensación de magia resonando a su alrededor. Cada paso que daban parecía revivir el sopor de un tiempo olvidado. El aire era más denso, y Aina pudo sentir cómo la realidad comenzaba a disolverse en un vórtice de luz y sombra.

Finalmente, llegaron a una formación de rocas antiguas. En el centro había un altar, cubierto de musgo y flores silvestres, que parecía pulsar con una vida propia. El espacio era sagrado, rodeado de una densa energía que vibraba al compás de sus corazones.

“Este es el Santuario de las Almas,” declaró Elián con reverencia, soltando la mano de Aina. “Aquí se tejieron las primeras historias de magia. Aquí es donde deberemos invocar la fuerza de nuestros destinos.”

Aina dio un paso al frente, sintiendo la resonancia del lugar en cada fibra de su ser. Mientras contemplaba el altar, los colores se intensificaron, y las visiones comenzaron a desplegarse ante sus ojos. Imágenes de antiguas batallas por la magia, de alianzas y traiciones, pasaron como ráfagas a través de su mente, revelando la verdad de la conexión que la unía con Elián.

“Debemos hacer un juramento en este altar,” explicó Elián, su voz serena. “Te ayudaré a descubrir tu magia y nos uniremos para proteger lo que debe ser preservado.”

Aina se movió, sus pasos resonaban como eco en la piedra antigua. Ella sabía que este compromiso significaba mucho más que una simple promesa; era una convergencia de destinos en la que cada hilo de su vida se entrelazaba en un solo propósito. Era el principio de su verdadero viaje.

Y mientras Elián se colocaba a su lado, ella sintió que, a través de él, podía acceder a toda una versión de la magia que había estado a su alcance, pero que hasta ahora no había podido utilizar. Con la mirada fija en el altar, respiró hondo y extendió la mano.