Después de la construcción de las colonias, se crearon laboratorio para investigar y tratar con el virus RA5. Se enviaban grupos de soldados a los alrededores de las grandes ciudades donde el virus infecto a más personas para obtener muestras pero hubo una falla. Después del primer grupo, no se volvió a enviar equipos al área 5.
Hace casi tres años que estoy en la colonia pacific. Soy francotiradora y mi capitán al mando Tommy. Hace unos días llego un comunicado con un mensaje:
A todas las colonias, este es un comunicado de la colonia madre. Solicitamos información sobre la capitana Josh Evans, si alguien sabe sobre su paradero, por favor comunicarse a través del código 1569870-8.
Desde ese día todos los ojos están puestos sobre mí. No soy la única mujer combatiente del equipo, tampoco soy la más sobresaliente de las chicas. Solo cometí un pequeño error en una misión y solo por eso, estoy frente al general.
─ Soldado, quiero que me responda con toda la sinceridad. ¿Es usted la capitana Josh Evans?
Sabía que algún día alguien lo preguntaría. ─ ¡No señor! No soy la capitana Evans, ¡Señor! Mi nombre es Sonya ─ dije fuerte y claro.
─ No la estoy llamando mentirosa soldado, pero los chicos me han informado lo sucedido con tus compañeros, cuando quedaron atrapados el nivel tres. Tu sola entraste hay y los ayudaste ─ el capitán me mira. ─ Eso no lo hace una novata. Entrar sola donde se encontraban todos esos infectados y salir con todos los que se habían quedado atrapados, sin recibir un rasguño ─ el capitán se inclinó en su asiento y apoyo los brazos en la mesa. ─ Lo preguntare una vez más y espero que me respondas con honestidad. ¿Eres tu Josh Evans, sí o no?
─ ¡No señor!─ respondí secamente y con la vista al frente. ─ ¡No soy esa persona!
El capitán suspiro y relajo los hombros y me ordeno que me retirara a descansar. Me levante, hice el saludo a mi capitán y Salí fuera. Me dirigí a las habitaciones y me acosté en mi cama. Si no los hubiera ayudado no pensarían que soy esa persona, pero no podía dejar que todos esos chicos murieran de una manera horrible. Aun escucho los gritos de auxilio que provenían del almacén.
─ ¡Hola! ¡Hola! ¿Nos escuchan? Necesitamos ayuda. ¡Hola! ─ el sonido con interferencia se escuchaba a través de la radio. ─ La salida a colapsado…. hay heridos…. Infectados están…. entrar… ¡ayuda!
Todos a mi alrededor tenían cara de terror, apenas habíamos salidos de ese nivel muy pocos con vida. La mayoría habían contraído el virus y muerto, los que tenían el ADN más fuerte posiblemente ya habían mutado. Tal vez algunos ya eras unos locos psicópatas o unos monstruos mutantes clase C.
─ ¿Señor, que vamos hacer? ─ le pregunte al general a cargo. ─ No podemos dejar morir a nuestros compañeros.