Olivia escuchó la grabación una vez. Luego otra. Y otra más. Cada palabra de Tom era un nudo en la garganta y, al mismo tiempo, un bálsamo que le acariciaba el alma.
Esa noche no durmió. No porque el insomnio la atrapara, sino porque no quería cerrar los ojos. No quería perder la sensación de tenerlo tan cerca.
Tom le había dejado una promesa implícita: vivir. Pero Olivia sabía que no podía simplemente "seguir". Necesitaba encontrar un modo de hacer algo con todo lo que ardía dentro de ella. Con la ausencia. Con el amor que no sabía dónde poner.
Así nació la idea.
Al amanecer, rodeada por fotos, cartas, el diario y aquella última grabación, se sentó frente a su laptop y escribió: "Capítulo 1: Amar y perder."
No sabía si terminaría siendo un libro. Ni si alguien más lo leería. Pero entendía que si no lo escribía, se ahogaría en todo lo que no pudo decirle, en todo lo que aún sentía.
El libro no era sobre Tom. Era sobre amar a alguien tanto que perderlo te arranca una parte del alma... y aun así encontrar razones para reconstruirte. Página por página, Olivia volvió a caminar entre los recuerdos: su primer beso, el viaje a la playa, la pelea más fuerte, el día que él le regaló el anillo de esmeralda. La noche que soñó con su voz diciéndole que estaría bien.
Sus amigas, Gloria, Merlyn y Alejandra, la apoyaron en cada palabra escrita. Matteo, con su ternura desbordante, le hacía dibujos para ilustrar capítulos. Luciana, desde la galería, le ofreció un rincón donde podía ir a escribir en paz.
Y un día, sin pensarlo demasiado, escribió la última línea del manuscrito:
"Perderte me rompió... pero amarte me salvó."
Publicó el libro meses después, con un título simple pero sincero: Solo para él. No esperaba nada. Pero comenzaron a llegar cartas, mensajes, abrazos de extraños. Gente que también había perdido. Gente que encontró en sus palabras un espejo, una luz, una compañía.
Olivia no dejó de extrañar a Tom. No dejó de sentir el hueco en el pecho cada mañana. Pero ahora sabía que ese hueco también era espacio para algo nuevo. Y cada vez que alguien le decía que su libro les ayudó a seguir... sentía que, de alguna forma, él seguía ahí.
Porque Tom no solo le dejó amor. Le dejó propósito.
Y escribir se volvió su manera de seguir amándolo... mientras aprendía a vivir sin él.
#1321 en Novela contemporánea
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Editado: 24.04.2025