Vive por mí, por favor

Capítulo Cuatro: Para quien tenga este libro en sus manos

La primera vez que Olivia sostuvo el borrador impreso de Vive por mí entre sus dedos, sintió que algo se cerraba y, al mismo tiempo, algo se abría. El papel aún olía a tinta fresca y los márgenes estaban llenos de anotaciones hechas a lápiz. Era imperfecto, íntimo... y suyo.

Sentada en la galería, con los rayos del sol entrando entre los vitrales, Olivia llamó a Luciana, a Elías, y a sus amigas: Gloria, Merlyn y Alejandra. Querían leerlo, lo habían pedido durante semanas. Pero ella había esperado, necesitaba estar lista para soltar ese pedazo de su alma.

-Hoy quiero compartirlo con ustedes -dijo, con la voz baja pero segura-. Y también va a salir al mundo. Se va a publicar.

Las chicas se abrazaron de inmediato. Luciana le apretó la mano, y Elías, en silencio, dejó una pequeña flor entre las páginas. Una flor seca, que había encontrado dentro de un libro viejo en la biblioteca de Tom.

Pero antes de entregar su libro a cada uno, Olivia escribió a mano una nota especial en la primera página. Y no solo para ellos. Era para cualquiera. Para ti, que estás leyendo ahora.

"Si este libro está en tus manos, entonces déjame decirte algo importante."

"Tal vez no nos conocemos. Tal vez estás leyendo esto en una tarde lluviosa, en un tren, o acostado en tu cama intentando entender tu propio dolor. Pero hay algo que quiero que sepas: sobrevivir a la pérdida no es un acto egoísta. Es un acto de amor."

"Escribí esto porque me rompí. Porque perdí al amor de mi vida. Y también porque me prometí que seguiría viviendo. Por él. Por mí. Y, de alguna manera, también por ti."

"Si alguna vez has amado tanto que dolió, este libro es para ti. Si alguna vez te sentiste solo en medio del dolor, este libro es para ti. Y si aún no sabes cómo seguir, quizás estas páginas puedan darte un poquito de luz."

"Vive por ti. Pero si no puedes ahora... entonces vive por alguien. Por un recuerdo. Por un sueño. Por una promesa. Y un día, volverás a vivir por ti."

-Con todo mi amor, Olivia."

Cuando terminó de leer en voz alta esa página, el silencio se llenó de lágrimas. No porque fuera triste. Sino porque era verdad.

Y así, con las manos temblorosas y el corazón abierto, Olivia entregó sus palabras al mundo.




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