Vivir en el presente

Vivir en el presente

No pienso que los tiempos pasados sean mejores, pero debemos hacer un gran esfuerzo para aprovechar todas las ventajas de vivir en el mundo en el que vivimos. A veces nos olvidamos de disfrutar de las experiencias que realmente valen la pena y, desde mi humilde opinión, todas esas experiencias residen en el presente. La modernidad nos ha traído miles de nuevas herramientas que nos permiten, por ejemplo, tener más tiempo libre o estar en contacto estrecho, minuto a minuto, con las personas con las que queremos compartir la vida.

Estos avances son indudablemente increíbles. Sin embargo, como casi todo en la vida, nada viene exento de una parte negativa. Toda esta modernidad ha llegado a nuestras manos como un cuchillo de doble filo. Y es que claramente tenemos más tiempo libre, pero lo rellenamos con cosas cada vez más vacías, no sabemos aprovecharlo y acabamos por tener la sensación de que el tiempo se va escapando entre nuestros dedos, sin poder hacer nada para remediarlo. También la tecnología ha permitido que nos comuniquemos con nuestros seres queridos, llegando incluso a tener conversaciones cotidianas durante el transcurso del día. Y es que personas a miles de kilómetros realizan sus actividades del día a día como si estuvieran físicamente en el mismo lugar, pudiendo conversar entre ellas de las cosas más nimias e insignificantes que les va pasando.

Esto nos cierra tremendamente nuestra capacidad de relacionarnos con nuestro entorno cercano (entorno físico, que no digital), ya que ese tiempo que utilizamos estando en contacto con personas a miles de kilómetros, es tiempo que no se utiliza con otras personas o estímulos físicos que tenemos a diario delante de nuestros sentidos.

Y es que cada vez nuestro circulo social se hace más pequeño. La seguridad y bienestar que nos da tener a la persona o personas que nos dan confianza simplemente con desbloquear nuestro teléfono móvil, nos limita a abrirnos y explorar multitud de personas con la que convivimos y compartimos nuestro tiempo. Es normal ver universitarios que comparten piso y que apenas conocen nada de sus compañeros. Lo mismo se podría aplicar a compañeros de trabajo, compañeros en equipos deportivos, en grupos o clases de cualquier ámbito. Incluso dentro de familias que comparten el mismo techo.

Los tiempos pasados no son mejores en términos de calidad de vida y comodidad. El modo en el que el ser humano aprovecha las oportunidades del tiempo en el que vive a favor de su felicidad, sí se puede decir que ha ido desgastándose con el paso de los años.

Y es que aprovechar la vida no es hacer el mayor número de cosas; aprovechar la vida es ESTAR el mayor tiempo posible en el PRESENTE. Y cuanto antes nos demos cuenta, más felices seremos. Incluso teniendo menos. Especialmente teniendo menos. 

 




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