Voces Interiores

Capítulo 5: Palabras entre sombras

Narrado por Tomás León

Nunca me gustaron las multitudes.
Las miradas. Las voces. Las risas.
Todo eso me da miedo.
No sé cómo hacer que la gente no vea lo que está en mi cabeza.
Pero la ansiedad está allí, esperando, como un amigo invisible que nunca se va.

Desde que era pequeño, mis padres me decían que no debía preocuparme tanto.
—Solo respira, Tomás.
—Habla. Nadie te va a juzgar.

Pero no entendían.
No entendían que mi respiración se convertía en un susurro en mi garganta,
y las palabras, esas benditas palabras, se quedaban atrapadas en un nudo dentro de mí.

Por eso escribo.
Porque en el papel no hay miradas, ni juicios.
En el papel, las palabras son mis amigos.
Y a veces, mis salvadores.

---

En el grupo, soy el último en hablar.
Escribir es fácil. Hablar es un infierno.

Lucía siempre dice cosas como:
—¡Tomás, tus poemas son geniales! ¿Por qué no los compartes más a menudo?

Lo intento. Lo intento, pero mis dedos tiemblan.
Y aunque confío en mis palabras, el miedo las convierte en algo pesado,
algo que no puedo decir.

Al principio, solo enviaba mensajes de texto.
Nada de voz.
Nada de cámara.
Solo palabras escritas, como balas, directas, sin adornos.

Pero después, algo cambió.

Fue cuando Sofía publicó uno de mis poemas en el foro.
Con su voz.

Escuchar a alguien leer mis palabras fue un alivio.
Como si las palabras cobraran vida y dejaran de ser mías solo.
Como si, por un segundo, todas esas emociones que guardo dentro pudieran volar.

—Tomás, ese poema… tiene algo especial —me dijo Sofía, un día, en un mensaje.

Su comentario fue como un abrigo en una noche fría.

---

Hoy, envié otro poema.
Lo titulé “Sombras que no se ven”.

Lo escribí sobre la sensación de estar rodeado de gente, pero sentirme completamente solo.
Sobre el miedo de ser incomprendido.
Sobre la ansiedad que se mete en cada palabra.

Lo dejé en el foro, sin pensarlo mucho.
Y Lucía, como siempre, fue la primera en reaccionar.
—¡Este es tu mejor poema hasta ahora, Tomás! Deberías pensar en publicarlo, de verdad.

Mi respiración se aceleró.
Quería responder, pero no pude.
Así que simplemente dejé el mensaje en “leído” y me aparté.

---

A veces pienso que el papel me entiende mejor que las personas.
Y eso está bien.
Porque, aunque no pueda gritar mi dolor en voz alta,
puedo gritarlo con mis palabras.
Y esas palabras, al menos, nadie me las puede arrebatar.

Pero hay algo más, algo que empecé a sentir desde que me uní al grupo.
Un tipo de conexión que no puedo describir con facilidad.
Sofía, Maya, Elías, Lucía… todos tienen algo.
Algo que, aunque no siempre entiendo, me hace sentir menos solo.

Porque a veces las palabras, esas que escribimos en la oscuridad,
son las que nos sacan de las sombras.

---

Hoy, decidí grabar mi voz.
Solo un par de versos, un ensayo rápido.
Sé que si lo escucho, escucharé mi ansiedad.
Pero, quizás, también escucharé la fuerza que he encontrado en las palabras que ya no me asustan tanto.

Quizás.
Solo quizás, un día, pueda hablar tanto como escribo.



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En el texto hay: conexion, aceptacion, autenticidad

Editado: 20.05.2025

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