Volver a Verte

GABRIELA

Ocho horas.

Su vuelo había durado ocho larguísimas horas, las cuales estando en el avión parecieron ser interminables ya sea por los ronquidos molestosos del señor del asiento de al lado o por el llanto sin fin de los bebes de la señora de adelante.

Pero si ella tenía como padres a unos señores que lo que más les sobraba era el dinero dado a que ambos eran dueños de grandes empresas, entonces ¿ por qué no adquirieron boletos para la zona de primera clase y todos terminaban "contentos"?

La respuesta era muy sencilla: ellos no eran tontos como para no hacerlo teniendo los medios necesarios, estos sí compraron los pasajes que los llevarían al lugar donde iniciaría su "nueva vida". Sin embargo, en un descuido de último minuto extraviaron el pase de su hija y fue así que al llegar al aeropuerto ella tuvo que comprar uno para clase turista.

Al principio eso le fastidió un poco debido a que no se creía todo el cuento que inventaron Eduard y Lilian, cuya moraleja era que debía aprender a comportarse como se debe frente al hombre que la amaba, valoraba, cuidaba, respetaba y protegía como uno hace con su tesoro más valioso, pero además de ello el hombre que quizá se convertiría en su futuro esposo.

-¡NUNCA!- exclamó la hija sin llegar a imaginarse una vida hecha con Jeremy...aún recordaba ese sentimiento de impotencia y odio.

"Si tan solo supieran toda la verdad, las veces en las cuales le gritaba e insultaba en público, los momentos en los que la jaloneaba de  sus largos y finos cabellos como un niño hace con ese juguete viejo que ya no quiere más; las ocasiones en las que golpeaba con tanta furia su cuerpo hasta dejarlo malherido, descompuesto y tirado en el suelo provocando que Gabriela no saliera de su departamento por más de una semana esperando y rogando que todo los hematomas que hospedaban en su dorada piel no demoraran en desaparecer; o cierta vez en la Jeremy apareció por el departamento de Gabriela, derribando la puerta de entraba y oliendo a alcohol buscándola, como un león hambriento busca a su presa y cuando la encuentra solo e indefensa ataca; para que como de lugar por las buenas o las malas la haga suya importándole muy poco si ella estaba de acuerdo o no... y estuvo a punto de lograr su cometido de no haber sido por los vecino que tras oír y ver semejante escándalo corrieron hacia la bestia para auxiliar a Gabriela. ¿No dicen que cuando uno está bajo los efectos del alcohol se demuestra tal cual es?, pues esa era otra experiencia y evidencia más que demostraba a la joven pero no a los padre, el hecho de que "el novio perfecto" no era más que un hombre machista y manipulador. Si tan solo superan esos pequeños pero muy importantes detalles, Eduard y Lilian se tragarían su palabras de una sola vez" pensó la castaña .

Lastimosamente aún no estaba preparaba física y mentalmente para dar eso gran paso y lanzar aquella bomba de verdad y sucesos no contados que definitivamente cambiaría sus vidas, otra vez, por completo.

Después de haber sido los últimos pasajeros en abandonar el transporte aéreo y haber podido recoger todas sus pertenencias se dirigieron a la sala de espera, puesto a que unos viejos amigos y colegas de sus padres vendrían a recogerlos dado a que los Parker se hospedarían en su hogar hasta que el suyo-que no quedaba  a más de dos metros de distancia- terminase de ser pintado y ambientado con aquel supuesto toque de elegancia y calidez que su madre decía y  exigía debía tener.

-Voy a... los servicios higiénicos.

- De acuerdo, solo no demores Gabriela ellos llegarán pronto y quiero que los conozcas al igual que a su hijo.

En realidad, Gabriela no deseaba en ese preciso momento ir a los servicios higiénicos, si no más bien poder desaparecer de ese horrendo lugar y no tener que conocer a aquellos colegas que de seguro eran igual o peor de ambiguos que sus padres.

Una vez que perdió de vista a sus progenitores empezó a deambular por todo ese espacio sin dirección alguna, hasta que algo llamó su atención: una máquina de café express. Creía que esos aparatos solo se hallaban en las oficinas, pero ahí estaba frente a su persona. Sin dudarlo se dirigió hacia el aparato tomando nota mentalmente de lo que pediría: café doble americano con extra de cafeína, necesita recuperarse del viaje; y una vez hecho empezó a caminar de nuevo sin una meta definida por esa jungla de viajeros, extranjeros y ciudadanos histéricos porque su vuelo está a punto de partir.

Subió unas escaleras hasta que llegó a una especie de azotea, tuvo que haber estado mucho tiempo en dicho lugar ya que no se percató de que alguien más se encontraba junto a ella contemplando el mismo panorama pero a la vez no por estar pensando en todo lo que diariamente ocurría en su entorno familiar.

- Hola- dijo algo inseguro de lo que hacía. ¿Qué demonios hacia él parado frente a una desconocida tratando de entablar conversación?

- ¿Hola?- respondió la chica con algo de confusión y un dejo de timidez. ¿Por qué ese chico le hablaba de repente y sin alguna razón lógica; acaso quería raptarla? Bueno, de todas maneras, sus padres no lo notarían.

-¿También estás aquí para alejarte del mundo como yo?

¿Qué? "No, fíjate que solo vine hasta aquí para tratar de ir a Narnia ¿Me acompañas completo desconocido?" pensaba contestarle al chico que tenía frente suyo, pero su respuesta fue completamente diferente.

-Sí, supongo. Solo necesitaba un momento de paz sin obligaciones ni chantajes y lo tenía hasta que llegaste, sin ofender.

-No te preocupes, eres muy directa ¿no crees?

Fue cuando cayó en cuenta de que si sus padres se enteraban de lo que acababa de hacer le dirían toda su vida de principio a fin y le darían un castigo de ochenta mil años por ser directa, digo irrespetuosa.




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