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4. COMPROMISO

Había pasado un año, un año en el cual había empezado la mejor etapa en mi vida, esa en donde lo cursi, lo rosa y lo cliché se vuelve parte de ti, y también te cambia, la mayoría de las veces para bien. Un año en el cual, todo en mi vida había cambiado y me hacía sentir la persona más feliz del mundo. Pero el estar enamorada, también traía sus problemas, resulta que el día de mi aniversario con Thomas, saldría con él, pero no recordaba que ese mismo día era cumpleaños de Susan y caía en fin de semana. Estaba en un gran problema, porque había prometido quedarme con ella, y prometiéndole que no saldría con Thomas ese año, porque el pasado la había abandonado. Entonces tenía que buscar la forma de hacérselo saber a Tommy y que éste no se enojara.

   –¿Ya estás lista para mañana? –me preguntó Thomas.

   –No sé –dije con algo de duda. Estábamos en mi cuarto acostados.

   –¿Qué pasa? –preguntó de nuevo y me acariciaba el cabello.

   –Tengo algo que decirte –empecé, tomé una respiración profunda antes de continuar–. No creo que pueda mañana –dije al fin.

   –¿Por qué? –preguntó con sorpresa. No se había enojado, suspiré con alivio.

   –Porque es el cumpleaños de Susan –contesté.

   –¿Sabes que mi mamá ya le organizó algo para mañana, en nuestra casa? –dijo y se incorporó.

   –¿Por qué no me lo dijiste? –pregunté con molestia.

   –Porque es, más bien, era una sorpresa –se encogió de hombros.

   –No hagas eso Sampter, parece como si te valiera –me quejé–. Me estuve quebrando la cabeza para encontrar una manera de decírtelo, y tú te comportas como si nada –me alejé de él y me crucé de brazos. Estaba enojada.

   –No te lo dije porque mi mamá quería que fuera una sorpresa. Y yo también te tengo una –se acercó a mí, y tomándome de la cintura me abrazó. Este hombre sabía cómo distraerme. Le correspondí y nos quedamos así por un buen tiempo, donde, como siempre, ninguno de los dos dijo nada, porque abrazarnos era una manera de expresar lo que sentíamos.

   –Te amo Tommy –solté. Sentí un cosquilleo en el cuello. Había sonreído.

   –Eso iba a decir yo –me soltó y ahí estaba su sonrisa. Lo conocía demasiado.

   –Te gané –dije y me acerqué para abrazarlo de nuevo–. ¿Entonces qué pasará mañana? –pregunté antes de darle un beso.

   –Antes de venir por ti, te mandaré un mensaje dónde "urgentemente" mi mamá te necesita –hizo comillas en el aire–, entonces vengo por ti y nos vamos a mi casa, mi mamá le mandará un mensaje a Susan, sobre necesitarla en algo a ella también y no creo que vaya a negarse, así que también estará en casa y entonces nos habremos salido con la nuestra. Vas a estar con ella, y también conmigo –me agarró desprevenida y me besó, cerré los ojos y le correspondí. Besaba muy bien.

   –Eres un genio –dije entre en el beso.

   –Eso se lo tienes que agradecer a mi mamá –dijo y se rió.

   –Ahora eres un tonto –le di un golpe sin dejar de reír.

   –Pero me amas –me volvió a besar. Había ganado.

   –Aun así, sigues siendo un tonto –lo besé de vuelta desconectándome de la realidad. Algo que amaba mucho. Fui devuelta a la realidad, al escuchar un grito de mi tía.

¿Qué mierda?

   Últimamente estaba de mal humor, aunque lo negara, sabía que no era cierto. No sé por qué se comportaba así, sí era ella la que insistía en que terminaría quedándome con Thomas. Me separé de Thomas, y bajé corriendo las escaleras, no quería escuchar otro discurso acerca de que, según ella, la había abandonado.

   –¿Por qué me hablaste? –pregunté.

   –¿A caso Thomas piensa vivir aquí? –estaba enojada.

   –No –dije de tajo–, pero puedo pedírselo si quieres –me miró fijamente sin decir nada.




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