Harry venía acercándose, y volví a enamorarme de él. Cada cosa que hiciera, iba a hacer que me enamorara más de él.
–Mira quien viene allá –susurró Louis.
–Ya lo vi –contesté. Harry se detuvo también cuando nos vio y sus ojos se iluminaron al verme.
–Hola Winnie –sonrió. Mis piernas estuvieron a punto de hacerse gelatina. Era el maldito efecto que tenía en mí, y aunque ya habían pasado más de dos años, seguía teniendo reacción.
–Hola –dije cortante. Aún no lo perdonaba por plantarme y mucho menos por abandonarme en su casa.
–¿Qué hacen aquí? –preguntó asombrado.
–Vinimos a darte una sorpresa –dijo Niall.
–¡Vaya! –el asombro aún no se iba–. ¿Y por qué no han entrado?
–Porque no tenemos como –Louis rodó los ojos.
–Wingrid –me regañó–, por algo te di la llave.
–¡Imagínate cuando se casen! –oí susurrar a Niall. Louis empezó a reír, y para sorpresa de todos, Liam también. Los fulminé con la mirada. A los tres.
La llave. ¡La llave! ¡¡LA MALDITA LLAVE!! La olvidé por completo.
–Lo siento –dije–, lo olvidé.
–Vengan –dijo Harry.
–No –cortó Louis–. Me parece que nosotros nos vamos –me guiñó un ojo y estuve a punto de sacarle el dedo medio–. No queremos escuchar ruidos extraños.
–¿Y si yo sí quiero? –preguntó Niall. Harry empezó a reír. Yo rodé los ojos. Liam sólo negó con la cabeza. Me sentí cómo la vez que los conocí por primera vez, aquella época en la que todos éramos felices.
–¿No te importa pescar una sordera? –preguntó Louis–. Así cómo Liam con Cheryl.
–Imbécil –dijo Liam–. No vine a Londres de nuevo para oír tus estupideces.
–¿Entonces porque viniste? –pregunté.
–Estoy escribiendo mi primer disco, y en la escuela me dieron vacaciones –confesó–. Me voy mañana.
–¿¡Qué!? –preguntó Harry.
–¿¡En serio!? –dijo Niall.
–¡No me jodas! –ese fue Louis.
–¿Es neta? –pregunté yo.
–Sí –contesto Liam.
–¿Y la abuelita como lo tomó? –preguntó Louis. Harry, Niall y yo estallamos en carcajadas. Liam le enseñó el dedo medio.
–¡Che Louis! ¡Te pasas! –dijo Niall entre risas.
–¡Ya me voy! –dijo Liam–. O éste me va a seguir jodiendo –se acercó a mí y me envolvió en un abrazo–. Cuídate mucho Winnie –me habló al oído–. Te quiero muchísimo. Siempre contarás conmigo –se apartó y besó mi mejilla.
–Lo haré –lo tranquilicé–. No te preocupes.
–Y tú –dijo mirando a Harry–. No vuelvas a romperle el corazón a mi amiga o me vas a conocer –amenazó.
–De acuerdo –dijo un Harry avergonzado–. No lo haré –se dieron un pequeño abrazo.
–Pues nosotros también nos vamos –anunció Louis.
–Sí –le siguió Niall–. Usen condón –nos guiñó un ojo. El rubor llegó a mis mejillas.
–No quiero ser tío tan joven –agregó Louis.
–Cómo si ya lo fueras –dije irónicamente.
–Cuídense –dijo Liam.
–Lo haremos –contestó Harry. Nos quedamos afuera viendo cómo se iban hasta que los perdimos de vista. Saqué la llave y abrí la reja del edificio. Harry entró atrás de mí.