Voy a solicitar el divorcio

Capítulo 12

Le dije a mi madre que no viniera a recogernos, que Kirill y yo iríamos solos en taxi. Por supuesto, mi madre se indignó y dijo que no se podía dejar a un niño llevar la sartén por el mango. Pero yo no podía hacer otra cosa, ya se lo había prometido.

A las siete de la tarde ya estaba en el centro comercial. A esa hora, mi hijo ya debía haber terminado de jugar en el parque infantil. Lo tenía todo planeado en mi cabeza: tomaríamos rápidamente unos batidos y no sacaríamos ningún tema delicado. Todo por la sonrisa de mi hijo.

Pero todo salió mal desde el principio. Cuando llegué a la sala de juegos, no vi a Oleg ni a Kirill. Según mis cálculos, ya deberían haberse puesto los zapatos. Pero no había nadie en la zona para cambiarse.

- ¡Katya! - Oí la voz de mi marido cuando ya había sacado el teléfono y quería llamarlo. - Te estaba buscando. No te reconocí al principio.

Oleg se acerca mucho. Al mismo tiempo, recorre con la mirada mi rostro, mi peinado, baja la vista.

- ¿Y dónde está Kirill? - Busco a mi hijo con la mirada, pero Oleg se ha acercado solo.

- Ha querido ir al trampolín. He seguido media hora más.

Intento no fijarme en cómo me mira mi marido, pero me resulta muy difícil. Me mira con tanta franqueza que ni siquiera intenta disimularlo.

- Podías haber llamado para avisar, - digo con irritación. Lo ha hecho a propósito. No tenía pensado pasar tiempo con él sin el niño.

- Has cambiado, - Oleg ignora por completo mis palabras.

Me arreglo el bolso en el hombro y doy un paso atrás.

- Volveré dentro de media hora.

- Katya, espera, - mi marido se acerca enseguida, me aprieta la mano con los dedos—. ¿Es que me tienes miedo?

Bajo la mirada hacia sus dedos, que me sujetan. Oleg se queda callado unos segundos y luego afloja los dedos.

- No tengo miedo, simplemente no quiero estar contigo.

- Tu hijo me ha dicho que tú misma aceptaste tomar unos cócteles juntos.

- Solo porque él me lo pidió mucho.

- Katya, - baja la voz. - Empezamos nuestra relación de otra manera.

Levanto la cabeza. Miro al hombre fijamente.

- ¿Le dijiste a nuestro hijo que me convenciera para que quedáramos?

Oleg parece sorprendido por mi pregunta. Por un momento, incluso parece que realmente se ha sorprendido y no está simplemente actuando bien.

- Ha sido él. Me ha dicho varias veces que te llamara. Esta vez, teniendo en cuenta todo, ha decidido actuar por su cuenta.

- Entonces, me dejé convencer en vano, - suspiro, - con esto solo le daré esperanzas.

- ¿Vamos a la mesa? - Oleg habla con sospechosa tranquilidad, - porque aquí ya estamos llamando la atención.

Al girarme, veo inmediatamente a dos mujeres que nos miran con curiosidad.

- Te queda bien el nuevo peinado, - dice Oleg cuando nos acercamos a la mesa, - y en general has cambiado mucho. Estás diferente. - Extiende los labios en una sonrisa y sigue mirándome.

- Quería hablar contigo sobre el juicio mientras Kirill no está. - Cambio inmediatamente de tema, no voy a darle las gracias a mi marido por los cumplidos. Me siento incómoda y tensa a su lado. Si nuestro hijo estuviera con nosotros, todo sería mucho más tranquilo.

- Iré a la vista, - Oleg también sigue sonriendo. ¿Se habrá arrepentido y decidido no ponerme palos en las ruedas?

- Entonces, ¿no te opondrás? - No puedo ocultar la sorpresa en mi voz. Todo esto es demasiado sospechoso.

- Katyusha, nos deben dar dos meses para reconciliarnos, - dice con satisfacción, y yo pongo los ojos en blanco. Ya está. Y yo que ya me había creído que había decidido dejarme en paz.

- Es una pérdida de tiempo, - respondo secamente.

- No digas eso. He cambiado de opinión. Te echo muchísimo de menos. Estoy dispuesto a todo para recuperar a mi amada esposa. Sobre todo ahora que te has puesto tan guapa.

Aprieto los dedos contra el borde de la mesa. Por dentro, todo empieza a bullir. No me dejará en paz. No me concederá el divorcio así como así. Se burlará de mí hasta el final.

- ¿Ni siquiera el hecho de que tenga un marido te detendrá? - digo con una sonrisa. ¿Por qué digo todo esto? No tengo ni idea. Quiero irritarlo. Hacerle entender que esto se ha acabado. No tengo ninguna ilusión sobre el hombre que tengo delante. Me engañó una vez, me engañará otra.

El rostro del hombre se llena de manchas rojas. Veo cómo aprieta los dientes. Oleg está enfadado.

- Mientes, Kirill no ha hablado de ningún hombre.

- Es porque no lo ha visto, - me encojo de hombros, - tú tampoco le has presentado a tu ahijrada como tu novia. Deberías saber cómo funciona esto.

La velada con Oleg y mi hijo transcurre muy tensa. Oleg parece estar esperando las preguntas provocadoras de su hijo. Cuando Kirill pregunta cuándo nos iremos a casa, Oleg me mira. Como si realmente creyera que eso me hará cambiar de opinión. Después, al menos, recuerda un poco que es padre. Y que también debe pensar en su hijo. Dice que tiene trabajo y que en casa hace mucho frío. Por eso, por ahora, tenemos que quedarnos con la abuela. Yo entiendo que esas excusas no van a durar mucho. Hay que hablar con el niño de alguna manera. Pensar cómo decirle las cosas para evitar traumatizarlo lo máximo posible. Explicarle que papá y mamá seguirán estando presentes en su vida. Solo que ahora no estarán juntos. ¿Sinceramente? No sé cómo explicárselo a un niño pequeño.

- Ya hemos llegado, - dice Oleg cuando su coche se detiene frente a la casa de sus padres. Nos ha ofrecido llevarnos y, por supuesto, mi hijo ha empezado a dar saltos de alegría y a gritar "sí". No había forma de negarse. Hemos tenido que aceptar.

- Buenas noches, - le digo a Oleg y quiero irme. Kirill ya ha corrido hacia su abuela. Yo no he sido tan rápida. No he conseguido escapar tan rápido.

- Katya, - Oleg me bloquea el paso. Se acerca demasiado, - ¿hablamos?

- ¿Hablamos más tarde? Oleg, sinceramente, estoy cansada. - El día ha sido muy ajetreado. Y toda la tarde nos hemos pasado hablando.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.