Vuelve a mí Zoé

Cap. 1 - "Te extrañe"

El vuelo fue más tedioso de lo que esperaba, la emoción y el miedo son sentimientos peligrosos y más aún cuando los dos están involucrados.

Alex, mi jefe, lleva un humor de los mil demonios, y para mí es algo común.

—¡Apresurese! La siguiente reunión empieza en menos de una hora.

Cómo ya ven el carácter de él es cero amistoso y no me puedo quejar ya que la paga es muy buena, le intento seguir el paso, pero tengo las manos ocupadas con maletas, a eso sumenle los tacones que por costumbre tengo puestos y mi corta estatura, es imposible alcanzar a mi odioso jefe, ya que tiene buena complexión osea, el da dos pasos y yo tengo que dar como seis, si quiero seguirle el ritmo, además el no carga con maletas ya que tiene a su mozo cargando con ellas, ni siquiera tuvo la caballerosidad de preguntarme si necesitaba ayuda.

—¡Date prisa! —me grito una vez más.

Estaba llegando a mi límite, pero intente controlarme, ya que no quiero armar un escándalo en un lugar público y que luego me vieran como bicho raro.

Al cabo de unos minutos llegamos a la entrada donde nos esperaba un auto color negro, de eseo típicos vehículos que usaban los empresarios con dinero. Él entra al vehículo y el mozo me ayuda con mis maletas, lo cual es un alivio, subo al vehículo y el chófer arranca a gran velocidad.

Alex por el contrario esta enfrascado en su celular, tanto que ni se percata de la velocidad en la que vamos, es cierto que llevamos prisa, pero quisiera llegar con vida.

—Escuche señorita... Bueno, quiero que lleve su agenda, llevamos el tiempo medido, ahora mismo iremos a una importante reunión con el señor Black, no quiero fallas.

—De acuerdo señor —trate de guardar la compostura e ignorar el echo de que una vez más olvido mi nombre.

Ese es el apellido de Derek, ¿Acaso será posible? Bueno, no creo que sea el único que se apellida así, pero, cabe la posibilidad y no estoy tan presentable que digamos, mi cabello está amarrado en una coleta alta, mi falta y saco están algo arrugados, hubiera querido tener un poco de tiempo para asicalarme un poco, pero con la presión constante en que me tiene mi jefe apenas he podido consiliar el sueño, lo bueno que después de esta reunión tendré al menos el resto de la tarde libre para descansar.

Nos detuvimos frente a un gran edificio, al salir del vehículo los nervios se apoderaron de mi, traté de alguna manera verme un poco más presentable, entramos al edificio, como es de esperarse, la mayoría de señoritas de ese lugar quedaron idiotizadas al ver al famoso hombre de negocios Alex Montoví, que no era reconocido solamente por ser un buen inversionista, sino también por su carácter que combinaba perfectamente con su físico.

Las miradas que ellas tomaban hacia mí era de total indiferencia, pero no deje que me mortificara, caminé lo más recta posible, dejándoles a entender que sus miradas no me intimidan, Alex subió al ascensor seguido de mi, oprimio el décimo nivel, y el ascensor comenzó a subir.

—¿Tiene todo listo?

—Si señor, todo esta en esta USB —le dije lo mas seria posible, para que no me preguntara si estaba segura.

—¿Reviso la información?

—Tres veces señor Alex.

Se quedó en silencio, me he preguntado muchas veces el por qué de su carácter, no creo que siempre fuera de esa manera, tan fría y distante, y no es como si tuviese que ser distinto conmigo por ser su asistente, tan solo quisiera comprenderlo de alguna manera, y también esta el echo de que en el tiempo que llevo trabajando para él, jamás he conocido algún tipo de novia o amante, ¿Será gay?

El elevador se detuvo y supe que era hora de la verdad, lo que hizo que mi existente nerviosismo aumentará, Alex salió y como siempre yo siguiéndole los pasos, una vez más ocurrió lo mismo que en la planta baja, fue observado descaradamente, y él parecía no percatarse o simplemente le resta atención.

El toma asiento en una de las sillas y ahora es cuando yo debo de hacer mi trabajo, me acerco a una de las secretarías, quien como ya sabrán esta distraída por mi sensual jefe.

—Señorita, soy la asistente del señor Montoví, quiero confirmar su junta con el señor Black. ¿Podría anunciarle que estamos aquí?

Ella se percata de mi presencia y con rapidez toma el teléfono y llama al señor Black.

—Todo está listo para la junta, el caballero Montoví ya está aquí... De acuerdo —colgó el teléfono para verme con una sonrisa —. El señor Black los espera en la sala de juntas —rodea el mostrador para indicarnos el camino.

Alex se levanta de su asiento un poco molesto, lleva esperando bastante tiempo, aunque sólo fueran cinco minutos, es un hombre con muy poca paciencia. Seguimos a la secretaria por un angosto pasillo, no me había percatado de la decoración, las paredes estas pintadas de un blanco, los muebles de color negro, y es algo que se esperaba por el apellido del jefe. Lo que me gustó fue ver el gran ventanal que daba una hermosa vista de la ciudad, de noche se debe de ver más espléndido.

La secretaría se detiene y abre la puerta, Alex no duda en entra y yo le sigo el paso, trato de aminorar los fuertes latidos de mi corazón. Mi jefe se sienta en una mesa que supongo está designada a los jefes, yo decido sentarme frente a él y así evitar cualquier tipo de contacto.

—Siento la demora, he pasado de junta en junta toda la mañana.

Derek entra a la habitación apurado, y no lo culpo, debe de saber el carácter fuerte de Alex. Pero eso no fue lo que note, sino que él no se percató de mí presencia ¿O me ignoró? Derek se sienta al lado de Alex.

—Buenas tardes señor Black. Es un honor conocer a uno de los hijos de su distinguido padre.

—Para mí también es un honor conocerlo, y más cuando aceptó mi propuesta de volverse uno de mis socios más importantes.

Comencé anotando en mi cuaderno de apuntes, se volverán socios, y tal vez Alex decida quedarse aquí, solo espero que eso no complique las cosas. Me remuevo de mi asiento algo incomoda y Derek posa sus ojos en mi.




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