Valentina me abraza diciendo que se alegra volver a la escuela de verano, aunque solo asistió un día antes de enfermarse. Dudo que le guste la escuela de verano cuando sea adolescente, si bien este programa de verano es de niños a partir de los cuatro años hasta los diez.
—Ya tienes mejor aspecto.
—Papá quería que me quedara en casa más tiempo, pero yo no. No me molesta que me mimen y mirar televisión, aun así, quería venir a hacer cosas navideñas y jugar con mis amigos.
—Me alegro tenerte de vuelta.
Tomo sus manos y la hago girar sobre sí misma. Ella ríe.
En eso veo entrar a Tyron en compañía de Leo. El niño me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Suelta la mano de su papá para acercarse a mí.
—Hola, señorita Willa.
Valentina lo observa con curiosidad.
—Hola, Leo. Esta es mi sobrina Valentina—apoyo las manos en sus hombros—. Val, él es nuevo, se llama Leo y es hijo de Tyron.
Ella abre los ojos con demasía y mira a Tyron que llega a nosotros y la saluda.
—Ya era hora que conociera a tu hijo, tío Tyron. Yo pensaba que lo habías inventado.
Él ríe.
—Aquí está Leo y tiene tu edad.
—¿Por qué le dices tío a mi papá? —pregunta Leo.
—Porque es amigo de mis padres y es mi tío. Ella es mi tía Willa porque su hermano está casado con mamá y es mi papá.
—¿Somos primos?
Valentina se queda pensando.
—Mmm no estoy segura—alza la mirada hacia mí—. ¿Lo somos, tía Willa?
Leo también me mira esperando una respuesta.
—Sí, no de sangre. Pueden serlo si quieren.
Valentina sonríe y toma la mano de Leo.
—Genial. No tengo hermanos ni otros primos, así que será bueno tener un primo aunque no lleve mi sangre.
—Yo tampoco tengo hermanos ni primos de ninguna clase.
—Ahora los dos tenemos—le sonríe—. Me llamo Valentina, pero puedes decirme Val o prima. Como gustes—tira de él—. Te presentaré a mis amigos y te diré que niños son malos. Si te molestan, me avisas y yo los golpeo… —enarco una ceja—. Le aviso a la tía Willla o a Melisa—sonríe—. Me portaré bien, tía.
Leo mira a su padre y este asiente.
—Vendré por ti a las seis.
—Vayan, yo ahora voy y comenzaremos con las actividades—Leo sigue a Valentina sin problemas—. Tu hijo es tímido, pero Valentina sabrá tratar con él.
—Ya lo creo. Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
Me cruzo de brazos.
—Es la primera vez que me dices algo sin ironías ni insultos de por medio.
—Yo nunca te insulté. No se trata de mí, sino de mi hijo.
Suspiro, controlando el mal genio que me produce Tyron porque el niño es quien importa.
—Dime.
—Ayer me dijiste que cuide y vigile a mi hijo. No pude sacarme eso de la cabeza. ¿Por qué lo dijiste? ¿No crees que sea un buen padre?
Me reprendo mentalmente por haber abierto la boca. No tendría que haber dicho nada. Prometí que no lo haría.
¿Y ahora qué le digo? No puedo decirle sobre mis sospechas cuando no estoy segura de nada. No quiero atacar a la ex de Tyron sin conocerla realmente.
—Olvida eso. No fue nada.
—Willa…
Aprieto los labios.
—No lo dije por ti. No sé si eres un buen padre o no. Pienso que eres frustrante, pesado, a veces mal educado y no sabes pedir disculpas, aun así, creo que eres buen padre o por lo menos eso me dio a entender Leo.
—Ignoraré lo que dijiste sobre mi personalidad y me enfocaré en la última parte. Si no hablabas de mí, ¿te referías a la madre?
—No la conozco…
—Estoy en conflicto con mi ex, peleando por la custodia de Leo para verlo más seguido y he descubierto cosas que no me gustan. Si mi hijo te dijo algo sobre su madre, necesito saberlo.
Miro hacia atrás, relamo los labios y suspiro.
—No me dijo nada concreto. Estudié psicología infantil y puedo interpretar algunas cosas a través de comentarios que los niños dicen. Me dio la impresión de que Leo le tiene miedo a su madre y que lo asusta con que no te verá más si no hace o dice lo que ella quiere.
Pasa la mano por su cabello.
—Ya lo sospechaba. Debería hablar con mi ex.
—Mira, no quiero meterme porque no es asunto mío, pero deberías hablar con Leo, quizás llevarlo a un psicólogo. Tiene que comprender que no dejará de verte por no hacer todo lo que su madre quiere. Yo intentaré hablar con él como hablo con todos mis estudiantes. A veces para ellos es más fácil contarles cosas a extraños o sus maestros que a sus padres. Te prometo que, si me dice algo que me haga saltar la alarma, te lo diré. Mis estudiantes me importan y trato de ayudarlos desde donde puedo. Sin embargo, tienes que controlar tu carácter. Una cosa es que pierdas los estribos conmigo, otra muy diferente es que lo hagas con tu exesposa sin tener las armas para pelear o toda la información de la situación, y mucho menos puedes hacerlo delante de Leo. A él le afecta. Siento meterme y darte una opinión que pediste…