Prólogo

La música en sus oídos estaban lo suficientemente alta como para no tener que escuchar los gritos de sus padres quienes ya estaban divorciados, Jessica, una joven de hermoso cabello castaño claro y ojos verdes estaba sentada en el ventanal de su habitación, sus ojos estaban cerrados, escuchaba photograph de Ed sheeran, ella se sumergía en las letras, pensó en porque sus padres seguían discutiendo, se suponía que estaban separados, pero solo tenían que verse para comenzar a pelear, ya la joven estaba cansada, agotada, de un momento a otro sé quieto los audífonos y escucho parte de la conversación o más bien de los gritos.

— No te soportó, siquiera sé el porqué me casé contigo — Ese era su padre.

— Digo lo mismo, ojalá pudiera devolver el tiempo y no verte conocido — Ahora hablaba su madre.

Jessica dejó escapar una lágrima y salto de su ventana, callo al piso, su casa era de dos niveles, pero ella ya estaba acostumbrada a saltar de su ventana, además esta no estaba muy alta. Como era de noche y frente a la casa de la joven había un pequeño bosque ella se internó en él, ya estaba acostumbrada.

Siendo alumbrada por la luz fría de la luna la chica comino hacia el bosque, volvió a ponerse los audífonos y Perfect comenzó a sonar, las ramas que estaban esparcidas en el piso crujían al ser pisadas por los pies de Jessica, ella llegó hasta un árbol, se sentó en el pasto y se recostó del viejo árbol, pensó en que su vida no era tan perfecta como todos creen.

Es la hija del director de su colegio, un hombre bastante respetado por toda la comunidad de padres de aquel lugar y su madre era psicóloga en un centro médico, admirada por muchos, todos creen que a pesar de que sus padres estén separados ellos viven la vida perfecta, pero no era así.

Mientras nuestra sufrida protagonista está ajena de todo y de todos, una salvaje especie la acecha desde lo más recóndito escondite, la saliva de su hocico salía como si fuera un perro con rabia, gruñía como la cual bestia hambrienta que era, sus patas comenzaban a moverse inquietas, se estaba preparando para atacar a su nueva víctima de esta noche.

Aquello era un lobo, aunque era el doble de grande de lo que es un lobo común, sus ojos eran completamente rojos, que más que un lobo podría ser descrito como un demonio, este animal comenzó a correr rumbo a su nueva presa, pretendía atacarla desde atrás. La chica se sacó sus audífonos y suspiro, entonces escuchó ramas partirse por lo que sus alertas se activaron, se puso de pie.

— ¿Hay alguien ahí? — Preguntó y con la linterna de su celular alumbró por los lugares en donde escucho el ruido — ¿Mamá, papá?

Nadie respondía, ella volvió a sentarse, la bestia, quien en realidad era un hombre lobo alfa la volvió acechar, la observaba detenidamente, sus dientes gritaban con furia que la mordiera, que la comiera a como de lugar, entonces volvió a correr hacia ella y ahí la joven lo observo y grito.

— Ahhhh, MAMÁ, PAPÁ — Chillo, estaba asustada al ver al gigante animal frente a ella — Vete, chu, chu — Decía ella e intentaba echarse hacia atrás, pero el árbol tras ella se lo impedía, sus padres no atendían a sus gritos de auxilio.

El animal sin más la atacó, tiro a su cuello, pero la chica se movió y sus dientes solo se clavaron en su hombro izquierdo, la joven grito fuertemente de dolor, el animal la mordía con fuerza, enterraba sus colmillos hasta el fondo, la joven seguía gritando, con su desesperación empezó a darle con su celular al animal por el cráneo, este se aturdió y se alejó, comezón a correr lejos de ella.

— Mamá, papá — Murmuró ella como cuál persona que está perdiendo la vida.

Se puso de pie y como pudo y llena de dolor empezó a caminar, la sangre emanaba de su hombro, sentía que estaba a punto de desmayarse, la joven pudo ver que sus padres aún seguían discutiendo, así que como pudo entro por la puerta trasera y dejando un notable rastro de sangre ella se dirigió a su habitación, no comprendía el porqué había un animal suelto en aquel bosque, nunca en sus dieciséis años ningún animal la había atacado allí ni en ningún otro lugar.

El pecho de la joven subía y bajaba, su respiración estaba agitada, el dolor en su hombro era completamente fuerte, no sabía si ir al hospital o no, pero decidió no hacerlo, ya que si iba sola metería en problemas a sus padres y no quería eso, así que tomando el botiquín de primeros auxilios ella comenzó a atenderse.