No hacía veinte minutos que había llegado al trabajo, cuando Brett llegó. Volvía a ser el mismo sangrón de siempre -aunque tal vez nunca había dejado de serlo-. La miró, dijo "Jessica" a modo de saludo e inclinó la cabeza. Ella hizo lo mismo.
Por primera vez deseó tener más trabajo en el que volcarse, pero siendo la secretaria de Brett no había mucho que pudiera hacer porque, Vamos, todos sabían que aquel puesto ni siquiera existía antes de Brett, su padre lo había creado exclusivamente para él. En la empresa circulaban los rumores de que Brett era la vergüenza de la familia Henderson, a diferencia de su hermano, que era -según Sandra- el mejor vicepresidente que aquel lugar había tenido.
A ella le gustaría decir que no era así, que Brett era un hombre magnífico e inteligente, pero la verdad era que no lo conocía y tenía la leve impresión de que incluso conociéndolo no podría decir esas palabras.
En días como aquellos, cuando no tenía mucho que hacer, ella solía ir hasta la oficina de Sandra y ayudarla con cualquier cosa que tuviera pendiente, pero ese día no estaba de ánimo para aquello.
Ese era uno de los días en los que prefería aburrirse como ostra a moverse de allí.
Había comenzado a dibujarse estrellas en el brazo cuando escuchó el sonido de unos tacones resonar en el suelo, levantó la vista y se encontró con la siempre radiante sonrisa de Miranda, fue como si hubieran puesto luces de neón en su rostro.
-- ¡Jess! Hola. -- saludó animada.
-- Hola Miranda.-- Jessica intentó corresponder a su sonrisa, pero fracasó miserablemente.
--¿Estás bien? -- Preguntó arrugando la frente. -- Te ves algo pálida. ¿Ese virus estomacal sigue?
Las manos de Jessica comenzaron a sudar. ¡Maldición! Nunca había sido buena para mentir. ¿Por qué tenía que preguntarle aquello? ¿Por qué estaba hablándole? Si, Miranda era muy simpática, pero nunca se había detenido a hablar con ella deliberadamente.
-- Bueno... -- continuó antes de dejarla contestar. -- Solo quería excusarme contigo por el viernes. Estaba de mal humor... ya sabes. Fui algo grosera contigo.
-- No hay problema. -- respondió Jessica. Quería deshacerse de Miranda, se sentía tan incómoda en su presencia, como si una vocecita en su cabeza estuviera gritándole que era una hipócrita.
-- Brett y yo tuvimos una pequeña discusión, pero ya lo resolvimos así que mi humor ha mejorado considerablemente. -- una risita salió de sus labios. -- Además yo...
-- Miranda. -- ambas se sobresaltado al escuchar la voz de Brett tras ellas.-- Estoy esperándote.
Los ojos de Miranda se posaron en Brett y le dedicó su sonrisa radiante y comenzar a dirigirse hacia él.
-- Ya voy, amor. -- se giró un segundo hacía Jessica. -- Espero te mejores, Jess. -- dijo guiñandole un ojo.
¿Por qué diantres había hecho aquello? ¿Por qué le guiñaba un ojo? Oh, a la mierda. Necesitaba hablar con Sandra.
Se levantó de su escritorio y salió de allí antes de que su cabeza explotara o se terminara de volver muy loca, lo que pasara primero. Llegó a la puerta de la oficina de Sandra justo en el momento en que su amiga se disponía a salir.
-- Vaya, mira quién ha aparecido. -- ironizó, con falso tono de sorpresa. -- He estado llamándote todo el fin de semana, pero eso ya lo sabías ¿No?
--¿Dónde vas?-- Preguntó Jessica a su vez, ignorando las palabras de Sandra.
-- Voy por algo de comer ¿Vienes?
-- Son las 10:30 AM. ¿Ya tienes hambre?
Independientemente de sus palabras, Jess se dio vuelta y comenzó a caminar hacia el ascensor con Sandra pisandole los talones. Mientras más lejos estaba de su oficina más cómoda se sentía.
--¿Ya vas a contarme o tengo que golpearte para que hables? -- Preguntó tan pronto se cerraron las puertas.
-- Jessica la miró y se quedó en silencio un momento. Sandra era su amiga, su única amiga y estaba preocupada por ella. Además, era bueno desahogarse y ella no tenía a nadie más con quien hablar.
-- Le conté. -- suspiró.
-- Y... ¿Qué te dijo? -- indagó su amiga.
-- Pues, al principio se puso como loco -- susurró mientras cruzaban la recepción. -- Pero luego pareció aceptarlo super bien. Incluso dijo que me acompañaría cuando tenga que ir a mi cita médica.
Entraron en una cafetería que estaba frente a la empresa y Jessica se sentó en una mesa apartada mientras Sandra iba por sus bebidas, al cabo de unos minutos su amiga volvió con los humeantes vasos en las manos y continuó.
-- Entonces es perfecto. ¿Van a casarse? ¿Te irás a vivir con él? ¿O es que acaso van a tomarse un poco de tiempo para...?
-- Sandra -- la interrumpió-- Nada de eso va a suceder. Va a casarse con Miranda ¿Recuerdas?
-- ¿Va a casarse con ella aún sabiendo lo de tu embarazo?
Sandra lucía indignada y Jessica se vio en la necesidad inexplicable de defender a Brett.