BRETT POV
Juraba por Dios que era la última vez que se subía a ese maldito trasto. Aquel era sin duda alguna el peor auto en el que alguna vez había subido. No sabía cómo Jessica soportaba pasar dos horas de todos sus días metida dentro de aquella cafetera.
–¿Puedes volver a repetirme por qué razón aún conservas esa cosa? –bromeó mientras salían del auto y caminaban hacia su casa.
–No te importa.
–Es en serio. –ignoró su respuesta cortante–. Puedes comprarte algo mejor. Tienes un buen sueldo, es decir, no puede ser tan malo como para tener que cargar con esto.
–Mi sueldo tampoco te importa.
Vaya, que respuesta tan original. Era como si en los últimos diez minutos no le hubiera dicho otra cosa.
–Soy tu jefe. –objetó.
–Entonces míralo en la nómina y no me molestes. –indicó caminando tras él como si la llevara a la horca.
Él se giró y se quedó mirándola a medio camino.
–¿Qué? –Cuestionó Jessica al notar que estaba mirándola. –¿Qué miras?
–Estaba pensando en lo mucho que ha cambiado tu humor. Antes eras tan tímida y tan... no sé. Ahora estás gritando y con mal humor todo el tiempo.
–Es tu problema si no puedes ser feliz con eso. –respondió mientras él continuaba hasta la puerta y la abría.
–No estoy diciendo que sea malo. –replicó. –Es sexy.
–¿Tan sexy como tú eres idiota?
–¡Auch! Eso dolió. —comentó mientras entraba en la casa y encendía las luces.
Jessica hizo un gesto con la mano, como si no le importara y fijó la vista en cada punto de la casa.
–Está no es tu casa.
–Si lo es...
–¿Sabes? No estaba tan borracha como para no recordarlo. –dijo con mal humor.
Por un segundo él no supo que responder. Era la primera vez que Jessica hacia un comentario directo o indirecto sobre aquella noche. Ella al parecer notó su repentina incomodidad y miró a otra dirección enfocando la vista en un cuadro que estaba colgado en la pared de fondo.
Su problema no era tocar el tema. No tenía ningún problema con hablar sobre ello, pero Jessica no parecía muy dispuesta a hablar. Solía tensarse y tensarlo con la sola mención de aquel tema. Intentó bromear un poco para romper el hielo que acababa de formarse.
–Al parecer si estabas lo bastante borracha para no notar que no es el mismo barrio, ni la misma casa porque me mudé.
–Oh. –musitó Jessica. –Nos hubieras ahorrado esta conversación si lo hubieras dicho desde el principio.
–Fue divertido confundirte. –Ella le dedicó una mirada asesina, por lo tanto, él decidió cambiar radicalmente de tema. – ¿Tienes hambre? Voy a pedir una pizza.
–¿Vas a pedir pizza después de ir a correr? –Preguntó entrecerrando los ojos.
Él se encogió de hombros.
–Ya sabes lo que dicen, grandes sacrificios merecen grandes recompensas.
Dejó las llaves sobre la mesa de su sofá y caminó hasta la cocina para usar el teléfono. Podía hacerlo allí, pero prefirió poner un poco de distancia entre ellos, solo para acostumbrarse a la idea de que Jessica estaba en su casa y, por lo menos hasta que encontrara donde ir, iba a quedarse. Iba a ser interesante ver Hasta dónde ambos podían llegar sin explotar, pensó mientras tomaba 3lla teléfono y marcaba el número.
–Jessica ¿Tienes algún problema con la pizza hawaiana? –caminó hasta el salón mientras esperaba su respuesta.
Ella estaba en el otro extremo de la habitación, mirando las fotografías. Se sintió un poco extraño porque allí había fotos en las que estaba con Miranda. Podía decir sin temor a equivocarse que era la situación más incómoda en la que había estado jamás.
–Pensé que los hombres no decoraban con fotografías. –se burló.
Él estuvo a punto de respirar aliviado por el hecho de que ella no hiciera ningún comentario acerca de las fotos con Miranda, no se creía capaz de sentirse más incómodo de lo que ya estaba.
–Yo no he hecho nada de esto. –se defendió, señalando la casa. –Mi hermana es la que ha convertido esta casa en su proyecto de decoración. Siempre está trayendo cosas para "darle a la casa un toque más animado".
Ella hizo ese gesto en el qué sonreía, pero arrugaba la frente. Brett sabía lo que estaba pasando por su cabeza y agradecía que no le preguntara por qué era su hermana y no Miranda la que estaba decorando la casa, porque la verdad era que no quería tocar ningún tema que incluyera a Miranda, más por respeto que por cualquier otra razón.