Y ahora ¿qué hago? #1

20*** ¿Hotel? Si, claro.

La boca de Jessica se abrió de golpe. ¿Qué? ¿Cómo carajo podía decir esas cosas y mantener una expresión como si acabara de decirle que el cielo es azul?

–Yo no... –Jess miró sus pies y carraspeó. –No me acuesto con Brett, es mi jefe y tiene novia. –Aunque fuera cierto que no se acostaba con Brett, se sintió como una hipócrita.

Penny alzó una ceja con incredulidad.

–Sí, claro. Miranda. ¿Cómo podría olvidarlo? –se golpeó la frente exageradamente, como si en verdad lo hubiera olvidado, aunque Jess sabía que estaba burlándose de ella. –Tienes razón. Tal vez debería llamarla y expresarle lo mucho que admiro que permita que te quedes en casa de su novio. Tal vez debería invitarla para que tomemos algo juntas.

–¿Por qué diablos harías eso? –Exclamó.

¡Perra! Pensó en su interior. Mejor dicho, le gritó mentalmente.

–Eso pensaba. –dijo guiñándole un ojo. –Escucha, no voy a rogarte para que aceptes un favor, tu deberías rogarme a mí. Tienes dos opciones, demuestras lo independiente que eres y tomas un taxi o, vienes conmigo y guardas ese dinero para la reparación de tu coche. Créeme cuando te digo que lo necesitarás. –se cruzó de brazos.

Cruel y brutalmente honesta. ¿Acaso eran Brett y Penny conscientes de lo mucho que se parecían? Aun así, Jessica sabía que la chica tenía razón, aunque también sabía que debía haber un motivo detrás de su amabilidad poco amable.

–De acuerdo, tú ganas. – se rindió.

–De hecho, tú ganas. Yo no gano nada.

Penny subió a su auto y Jessica se sentó junto a ella en el asiento del copiloto y le dio la dirección de su casa mientras ella la introducía en el GPS. Los próximos diez minutos del camino fueron en silencio, hasta que Penny tuvo que arruinarlo.

–Entonces ¿Vas a decirme desde cuando sales con mi hermano? –dijo, como si le estuviera preguntando de que sabor quería el helado.

Jessica respiró profundo antes de contestar.

–No salgo con tu hermano. –respondió lentamente.

–...Pero estás quedándote en su casa. –repuso.

–Está haciéndome un favor. –apretó los dientes.

Penny se rio estrepitosamente.

–Brett no hace favores. –dijo sin despegar la vista del camino. –Si no está acostándose contigo quiere hacerlo, y va a conseguirlo si sigues quedándote en su casa.

–No es cierto. –No era cierto, ni un poco cierto. –Va a casarse.

–Si, con Miranda.

Jessica intentó no pensar en el gesto de desagrado de Penny cada vez que mencionaba a Miranda. Como ella cuando hablaba acerca del jugo verde de su mamá.

–Escucha, lamento arruinar tu ilusión, pero en serio no me acuesto con Brett. Discutí con mi mamá y me fui de casa, él solo se ofreció a prestarme una habitación. –aclaró –Es ahí –agregó cuando se acercaron a su casa, Penny aparcó y se giró a mirarla.

–¿Por qué? –Cuestionó.

–¿Por qué, qué?

–¿Por qué Brett se ofreció a prestarte una habitación?

–¿Te ofreciste a traerme sólo para interrogarme?

Penny abrió la boca, seguro para hacer alguno de sus comentarios mordaces, pero gracias al cielo Jason, que nunca en su vida había sido más oportuno, escogió ese momento para salir de la casa llevando en las manos las bolsas con las cosas que le había pedido.

–¿Quién es ese? –indagó la chica dejando de prestarle atención para fijar la vista en Jason. –Es sexy. –Añadió.

–No, no lo es. Es mi hermano. – Aclaró.

–¿En serio? ¡Qué suerte tienes!

Jessica se cruzó de brazos y la miró de la forma más amenazante posible.

–Oye, cálmate. Un segundo más y tendré que limpiar tu baba.

Jason se acercó al auto y la miró con la curiosidad plasmada en el rostro.

–¿Dónde está tu auto? –Cuestionó.

–Larga historia. ¿Puedes darme mis cosas para que pueda irme de aquí?

–Tranquila Jessy. Cuéntame cómo pasaste la noche en el hotel.

Jessica se frisó. Maldición. Debía salir de aquel auto y tener aquella conversación lejos de Penny, la entrometida, Henderson.

–¿Hotel? Sí, claro. –Ya no tenía sentido. Ella lo mandaría todo a la mierda. – ¿Acaso le cambiaron el nombre a la casa de Brett?

–¿Brett? – la expresión confundida de Jason se intensificó.

–Sí, mi hermano, su jefe. –Penny estiró su mano hacia Jason. –Soy Penny Henderson, un placer conocerte.

Su hermano miró la mano de Penny y luego miró a Jessica con cara de profunda estupefacción.

–¿Estás quedándote en su casa? –Bramó.



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En el texto hay: adolescente, jefa y empleado, embarazo

Editado: 02.05.2019

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