Ese día Jess comprobó que la frase "a la tercera va la vencida" era más que una frase popular de la que la gente había abusado a lo largo de la historia.
Había salido corriendo a las cuatro en punto desde el trabajo hacia el otro lado de la ciudad, donde tenía una reunión con una agente de bienes raíces que le mostraría un departamento a las cinco. Había tenido que pasarse varias señales de alto y semáforos en amarillo para lograr llegar con diez minutos de tardanza, pero, afortunadamente, la agente aún estaba esperando por ella.
Le había mostrado un bonito departamento con un precio accesible que era justo lo que Jessica había imaginado, todo un sueño. Pero como solía suceder con todo lo que parecía demasiado bueno para ser verdad, no era verdad. En el departamento no aceptaban bebés y exigían un contrato por cinco años, así que no.
Después de eso, Liliam, la agente de bienes raíces le había mostrado otro departamento, ese también le había gustado, pero no podía pagarlo. Así que como última opción la mujer le había mostrado un departamento en el límite de la ciudad del cual la única cosa buena que podía decir era que le quedaba cerca del trabajo. Era bastante pequeño y no tan bonito como los otros, pero tenía agua permanente, aceptaban bebés y mascotas, y estaba dentro de su presupuesto. Con eso le bastaba.
Para que no apareciera otra loca tan desesperada como ella, firmó el contrato de alquiler tan rápido como Liliam se lo puso en frente y le entregó un cheque. A cambió recibió un juego de llaves.
Oficialmente tenía departamento nuevo.
Con una enorme sonrisa y un profundo sentimiento de madurez y autosuficiencia salió a su encuentro con Jason. Éste estaba esperando por ella justo donde habían quedado: a una esquina de su casa. Al verla llegar en aquel coche él puso un gesto que era mitad preocupación mitad sorpresa mientras entraba al auto.
-¿Estás en una banda de ladrones de auto o qué? ¿De dónde sacaste esto?
-No digas tonterías, Jason. El auto es de Brett. Me lo prestó mientras reparan el mío. -aclaró cansada de repetir lo mismo.
-Vaya emoción -Dijo con sarcasmo -te regala un auto para compensar el hecho de que no va a casarse contigo.
Jessica suspiró con fastidio.
-Déjame aclararte algunas cosas. -respiró profundo para controlar las palabras que querían surgir. -En primer lugar, no me regaló un auto, me lo prestó porque el mío está en el taller; en segundo lugar, no tiene nada que compensar porque NO QUIERO QUE SE CASE CONMIGO; en tercer lugar, te doy mi permiso para ahorrarte tus comentarios indeseables.
Puso el auto en marcha y por algunos minutos ninguno dijo nada más. Jessica sabía que, cuando su hermano hacía un silencio medianamente prolongado sólo estaba recargando baterías para abrumarla en los próximos minutos. Así que habló antes de que él pudiera hacerlo.
-¿Y cómo está todo en casa? -Preguntó.
-Nada bien. Mamá echa humo por las orejas, papá está enojado con ella por primera vez en la historia. Estuvo a punto de llamar a la policía ayer, así que tuve que decirle que estás quedándote con una amiga y que nos mantenemos en contacto. No está tan lejos de la verdad.
-Solo que Brett no es mi amiga. -intentó bromear.
-Hmmm. -Jason pareció analizarlo un poco. -Es una cuestión de perspectiva.
-Explícate. -solicitó.
-Bueno... estás quedándote en su casa, eso implica que no son enemigos, si no son enemigos son amigos. Además de eso, te embarazó, pero va a casarse con otra, eso lo hace un marica. Si lo analizas, es más tu amiga que cualquier otra cosa. -Jessica contuvo la risa. Quiso discutir aquello, pero Jason volvió a decir -De todas formas, creo que deberías hablar con papá y mamá. Por lo menos llamar...
Eso la hizo pensar. Las cosas debían ser muy serias para que su padre estuviera enojado. No pudo apartar de su mente la idea de que había sido muy egoísta con toda aquella situación, porque ni por un momento se le había ocurrido que sus padres podían preocuparse si ella no daba señales de vida durante cuatro días, tal vez porque había dado por hecho que Jason les contaría todo lo que sabía. Evidentemente no había sido así.
-Iré a verlos el fin de semana.
-¿En serio? -su hermano no intentó ocultar su sorpresa. -Pensé que tardarías un poco más en sentirte preparada para eso.
-Es que ya tengo departamento, me siento preparada para todo -dijo sin poder disimular la sonrisa de tonta que se formó en sus labios.
-¿Entonces te mudarás sola de todas formas?
-No pongas esa cara. Te lo dije desde el principio, no pienso quedarme en casa de Brett para siempre y tampoco volveré con papá y mamá. Necesito mi propio lugar.
Jason la miró por unos segundos como si estuviera intentando encontrar otro motivo tras sus palabras. De más estaba decir que no encontraría ninguno, acababa de decirle toda la verdad.
-¿Y Brett que opina al respecto? -para Jessica no pasó desapercibida la forma en que mencionó su nombre. Solo sonrió.