—Deberíamos hacer algo mientras esperamos —repitió Penny por octava vez.
Jessica tuvo que poner en marcha toda su fuerza de voluntad para no suspirar con cansancio. En otro momento hubiera agradecido el intento de Penny por entretenerla, pero en aquella justa situación lo único que quería hacer era estar en absoluto silencio.
La única razón por la que no se había levantado del cómodo sofá y se había encerrado en su habitación era porque por muy cabreada que estuviera, intentaba conservar un poco de educación, pero el entusiasmo de Penny por aquello se la ponía difícil.
—Creo haber vista un juego de monopolio en algún lado. —añadió la chica buscando con la vista y haciendo un mohín al no encontrarlo.
—¿Cuántos años dices que tienes? —cuestionó Jessica abriendo la boca por primera vez en la última hora.
—¿Eso qué importa? Estoy aburrida.
—Dejé de intentarlo con el monopolio a los 12 años, tú también deberías intentarlo. Es la cosa más aburrida del mundo. —Gruñó.
Penny asintió mientras se dejaba caer sobre el sofá junto a Jessica.
—Tienes razón. ¿Por qué Brett tarda tanto?
—Tal vez su padre lo asesinó. —Aventuró ella con gesto de indiferencia.
Pasa unos segundos antes de que Penny volviera a hablar, segundos a los que Jess se aferró. Había comenzado a pensar que Penny la dejaría descansar sus oídos cuando esta le hizo la última pregunta que había esperado que le hiciera.
—¿Cómo está tu hermano?
—¿Cuál hermano? —cuestionó a su vez.
—¿Tienes más hermanos? Porque si es así deberías presentármelos a todos. —Insinuó Penny levantando una ceja en un gesto que intentaba ser coqueto pero que en realidad la hacía parecer una demente.
—¿Te refieres a Jason? —Aun no terminaba de comprender por qué razón estaba preguntándole por su hermano.
—Sí, Jason. El simpático del otro día.
Jessica la miró sin intentar ni un poco ocultar su mueca de incredulidad "¿Simpático?" ¿Jason? Tal vez estaba loca, pero no recordaba a Jason siendo simpático aquel día.
—Supongo que está bien.
—¡Fantástico! —exclamó. —Salúdalo de mi parte cuando lo veas.
Diablos. La última vez que la había visto no recordaba que estuviera tan loca. ¿Qué cosa rara se había fumado?
—¿Fue muy fuerte con Miranda? —cuestionó cambiando radicalmente de tema.
—Fue horrible. —respondió Jessica sin siquiera pensarlo, esa era toda la verdad.
—Solo por el hecho de hacer que Brett ya no quiera casarse con ella me caes bien. —dijo sonriéndole.
—Hey, no, no, no. Yo no tuve nada que ver con eso. Lo juro. —se defendió. Aunque Penny no estuviera acusándola, sentía la necesidad de aclarar aquello.
—No directamente, pero influiste. Esto en definitiva no hubiera sucedido sin ti.
—No sé si no lo has notado, pero tus palabras no me hacen sentir mejor.
—Pues debería porque Miranda Graham es una perra y no se merece s ninguno de mis hermanos.
Jess la miró un poco sorprendida. ¿A ninguno de sus hermanos? Eso sonaba raro.
—Por Dios, ni que intente llevarse a Dave ante el altar a punta de pistola solo porque Brett le terminó. —dijo sin pensarlo.
Penny se cruzó de brazos y le dedicó esa mirada de suficiencia que ya Jessica había visto anteriormente.
—Como se nota que no sabes nada. —suspiró.
—¿Qué es lo que no sé? —cuestionó por primera vez interesada en la conversación.
—Mi querida amiga Jessy. ¿Puedo llamarte Jessy? No importa. —habló antes de dejarla responder. —Antes de comenzar a "Salir con Brett", Miranda era la novia de Dave. Lo fueron por un tiempo y todos estábamos conforme con eso porque Dave iba a casarse con la mujer que amaba y papá y el padre de Miranda, que ha hecho negocios desde siempre, lograrían una fusión sin mucho esfuerzo, toda una maravilla. —hizo una mueca— pero entonces la dulce Miranda lo arruinó todo acostándose con alguien más. No sé quién fue, ni como mi hermano se enteró, pero ya puedes imaginarte el drama que todo es supuso para la familia, para todos menos para mi padre que solo veía el gran negocio que había perdido.
» Tras varias semanas de darle a Dave la charla de "No tienes que quererla, solo tienes que soportarla" y ver que él no tenía pensado ceder con respecto al tema, se aprovechó de que Brett quería profundamente agradarlo. Como has de imaginarte, Miranda no puso ninguna objeción. Lo demás ya lo conoces. —finalizó.
Jessica la observó en silencio, mientras analizaba todo lo que acababa de escuchar. Tenía que haber algún error en toda aquella historia. Ella había visto a Dave con Miranda en varias ocasiones y nunca había notado nada. Él incluso le había regalado su viaje de luna de miel.