Había dos cosas que Jessica debía aceptar. La primera: si, había sido el mejor desayuno de su vida. La segunda: Penny no parecía cerrar la boca en ningún momento. Resultaba simpática, pero también demasiado intensa.
Ella podía notar que Penny profesaba una loca devoción hacia sus hermanos, particularmente hacia Brett; también manifestaba un profundo desprecio hacia todo el que les hiciera daño, adrede o no, como Miranda, que en aquel momento era el blanco de todo el desagrado de la chica.
—Ya es hora de irnos. Brett debe estar por volver, quiere estar ahí cuando llegue y preguntarle cómo fue todo. —indicó poniéndose de pie
Jessica la siguió mientras salían del local en el que habían estado desayunando. Caminó tras ella en silencio como había estado casi toda la mañana.
Aquel había sido un día de muchas emociones para ser sólo las 11:00 A.M.
Y eso era, precisamente, lo que la mantenía callada mientras pensaba en todo lo que había pasado en aquellas pocas horas.
Ella volviendo a acostarse con Brett, pese haberse prometido no volver a hacerlo. Miranda enterándose de todo y haciendo tremendo escándalo, todavía podía sentir las mejillas calientes al recordar aquel momento.
Pero también había algo más que rondaba su cabeza. Brett había cancelado su boda y, si Penny tenía razón, lo había hecho por ella. Ella seguía repitiendo que Penny solo estaba muy confundida y que Brett nunca le había dado indicios de nada más allá de una atracción momentánea, pero no podía evitar sentir como si una alocada fiesta estuviera celebrándose en su estómago. Por más que se repitiera que eso no cambiaba nada entre ellos seguía pensando que en realidad lo cambiaba absolutamente todo.
No quería hacerse ilusiones, básicamente porque Brett no le había dado para que se ilusionara, pero el pensar en que él había renunciado a cosas por ella la hacía sentir especial.
Mientras caminaba miró su teléfono celular y se encontró con varias llamadas perdidas de Sandra, ya se imaginaba el motivo de la llamada, pero aun así decidió llamarla de vuelta. Antes de que el primer timbrazo terminara, Sandra contestó.
—Jessica Davis ¿Puedo saber por qué no viniste al trabajo hoy? —cuestionó con voz de madre mandona.
—Bueno... —carraspeó —se me presentó una situación. —buscó en su mente alguna buena excusa, pero al no encontrarla decidió no agregar nada más.
—¿Una situación que incluye a Brett? Porque él tampoco está aquí.
Jess miró a Penny que para ese momento estaba entrando en el auto despreocupadamente y comenzó a ralentizar el paso.
—Sí, una situación que incluye a Brett —admitió.
—¿Vas a contarme de que se trata?
—Pero no ahora —dijo mientras llegaba junto al auto. —Hablaremos mañana, adiós.
Entró en el auto junto a Penny y milagrosamente ella estuvo en silencio durante el viaje, tal vez ella también estaba pensando en las cosas locas que habían sucedido aquel día. Cuando llegaron a la casa el auto de Brett ya estaba allí, para cuando logró salir del auto, Penny ya estaba entrando en la casa. Aprovechó aquel momento para enviarle un mensaje a Jason, así les permitía a los hermanos unos minutos a solas para que la chica calmara su curiosidad.
"Necesito verte. Dime cuando puedes, cuanto antes mejor."
Envió el mensaje a su hermano y esperó un momento por la respuesta solo para hacer algo de tiempo. Al cabo de unos segundos su teléfono vibró con un nuevo texto.
"¿En el almuerzo? Estoy libre hasta las tres. Por favor, dime que no has hecho ninguna tontería."
Jess sonrió. Quizá debería molestarla el hecho de que Jason siempre pensara que ella había hecho algo malo, pero en el fondo, su actitud de papá protector solo le causaba gracia. Rápidamente escribió una respuesta.
"Si me dices que es «tontería» para ti, tal vez te responda. No he asesinado a nadie, si es lo que quieres saber. Solo necesito que hablemos."
Guardó el celular en su bolsillo trasero y caminó hacia la casa, mientras lo hacía recibió el mensaje de Jason, pero decidió chequearlo después. Dentro estaba Brett sentado en uno de los sillones con la cabeza entre las manos y Penny junto a él. Parecía agotado y de mal humor, para variar.
—Rayos ¿Tan mal fue? —pregunto.
Él solo levantó la vista un segundo para lanzarle una mirada de aquellas amenazantes a las que Jessica ya se había acostumbrado. Penny fue quién respondió.
—Fue bastante... Para nada bien. —dijo, mientras la miraba con un poco de preocupación.
Sin saber por qué Jess se tensó. No le gustaba para nada esa mirada. Intentó calmar las alarmas dentro de su cabeza que le decían que algo no estaba bien y que lo que fuera que escuchara a continuación no iba a gustarle ni un poquito.
—¿Sucede algo? —cuestionó, aunque no estaba segura de quieres escuchar la respuesta.