-No pienso ir -afirmó, mirando a Brett sin apartar la vista ni un momento.
Hacía más o menos 20 minutos que Penny se había marchado ya. La noticia de que los padres de Brett querían conocerla la había dejado algo descolocada por algunos minutos, pero luego de eso, cuando se había puesto a pensar en la situación, había decidido no ir. No estaba obligada a acudir a aquella cena y no lo haría.
No conocía a los padres de Brett de nada, aparte de algunos comentarios hechos por Sandra alguna vez y las escasas cosas que Penny le había dicho aquel día. De la madre, Erin, no conocía nada, además de ser una mujer completamente a la sombra de su esposo, Philip. A este solo lo había visto en fotos por la empresa, según Sandra era muy raro verlo porque se había retirado, aunque a Jess le parecía un hombre bastante joven.
No le apetecía en lo absoluto verse en medio de un hombre que muy probablemente la odiaba y una mujer que haría lo que él dijera.
No, gracias.
-¿Al menos piensas decirme por qué? -cuestionó Brett con total calma, como si desde el principio se hubiera esperado su respuesta.
-¿Por qué? ¿Te parece poco las palabras de Penny, «prepárate para la peor noche de tu vida»? Ni siquiera entiendo por qué quieren conocerme.
-Tal vez porque vas a darles un nieto. -respondió él haciendo ese extraño gesto que usaba cuando quería decirle que era tonta.
-Entonces que esperen seis meses y que conozcan a su nieto sin que yo esté, literalmente, en medio.
-No digas tonterías, Jessica. -dijo en tono cansino, dejando caer su espalda contra el respaldo del sofá. Lucía muy agotado. -Tal vez no sean las personas más agradables del mundo y créeme que preferiría poner la cabeza en una guillotina antes que ir a esta cena, pero es algo que tenemos que hacer.
Jessica, que hasta ese momento había estado dando vueltas por todo el salón, se detuvo y lo observó fijamente. En serio no se le veía muy contento con toda aquella situación de la cena. Y pensándolo bien, aunque a ella tampoco le gustara la idea, una parte de ella no quería que los padres de Brett la tomaran como una mal educada.
-Iré a la tonta cena, pero antes necesito que respondas una pregunta. -Estableció.
-De acuerdo.
-Debes responder con sinceridad. Sabré si mientes, en serio...
-Solo has la pregunta, Jessica -Le urgió.
Jessica respiró profundo, intentando tomar un poco de valor.
-¿Tuve algo que con el hecho de que terminaras con Miranda? -cuestionó casi en un susurro.
Se esforzó por no verse nerviosa o ansiosa al hacer la pregunta, porque no lo estaba. Bueno... Si lo estaba, pero no quería que Brett lo notara.
Era muy obvio que aquella pregunta no había tomado desprevenido, a ella también le había sorprendido que la pregunta saliera de su boca, hasta el momento creía que no lograría reunir el valor para preguntarle, pero ya lo había hecho y ahora tenía que asumir las consecuencias.
-¿Por qué estás preguntándome sobre eso? -cuestionó, entrecerrando los ojos con suspicacia.
-Porque quiero saberlo, eso es todo -explicó. - Estuve hablando con Penny y ella...
-Te recomendaría que no hagas mucho caso a Penny, tiende a exagerar bastante. A veces dice la verdad, pero otras veces no lo hace.
-Eso es estúpido. Estás divagando, solo responde.
-Ya te dije que no me parecía bien casarme mientras tus pasabas sola por todo esto -Justificó.
Jess no quería sentirse decepcionada, no debía. Tampoco debía sentirse molesta, pero así era como estaba sintiéndose en ese momento. Ta vez era la razón por la que Brett no iba a casarse con Miranda, pero no por los motivos que la mente de romance rosa de Penny había supuesto.
Brett solo se sentía culpable, actuaba guiado por un tonto y distorsionado sentido de la responsabilidad. Era solo eso, nada más.
-Yo no estoy sola -aclaró cruzándose de brazos para evitar el temblor que la recorría. Un temblor de rabia, aunque continuaba repitiéndose que no debía sentirse de esa forma. - No quiero que dejes de hacer cosas por mí, no soy tu responsabilidad. Si quieres ir y casarte con Miranda hazlo.
-Yo no quiero casarme con Miranda -exclamó notablemente irritado. -No sé cuántas veces tengo que repetirlo para que lo entiendas.
Podía decirlo mil veces, pero ella seguiría pensando que no era cierto. Nada que Brett dijera la haría creer aquella tontería, por lo menos no antes de que respondiera a la pregunta que más la torturaba.
-Si yo no estuviera embarazada ¿Querrías casarte con ella? -cuestionó.
Tras algunos segundos sin obtener respuesta, Jessica se dijo que aquel silencio era todo lo que necesitaba para confirmar lo que sospechaba. Brett había cancelado su boda, había terminado con Miranda y lo había hecho por ella, pero no porque, como decía Penny, sintiera algo por ella. Él sentía algo por ella, pero solo era lástima.
Y ella solo sentía ganas de llorar.
Le molestaba enormemente sentirse decepcionada, le molestaba que una pequeñísima parte de ella se hubiera sentido emocionada ante las ideas locas que Penny le había metido en la cabeza.