Y ahora ¿qué hago? #1

33*** La única diferencia es que estás enamorada.

Al parecer, despertar entre los brazos de Brett se había vuelto una costumbre en los últimos días, y debía aclarar que no era una costumbre que le molestara en lo absoluto. Tal vez era una muy mala persona porque en lo único que podía pensar era en lo fantástico que era por primera vez, no sentirse culpable de lo que había sucedido entre ambos.

La falta de culpa era el sentimiento más liberador que había experimentado jamás.

Por unos minutos, observó a Brett junto a ella. Su rostro era por completo distinto cuando estaba dormido, relajado. Se levantó de la cama lentamente intentando no despertarlo y se alegró Por haberlo logrado. Antes de salir de la habitación lo miró por un segundo y sintió algo removerse en su interior, salió de allí antes de que cosas locas comenzaran a pasarle por la cabeza. La inquietaba la idea de que todas sus defensas contra Brett se había estado derrumbando en los últimos días.

Fue hacia su propia habitación y se sentó un momento sobre la cama hasta que se calmaran sus mareos. ¿No se suponía que solo tendría mareos hasta los 3 meses? Esperaba que no se tardaran mucho en desaparecer.

Unos minutos después, tras sentirse mejor, entro al baño y se dio una ducha, luego se vistió para ir a trabajar. Por lo general, ella y Brett no se veían en las mañanas porque él se marchaba mucho antes que ella, pero ese día parecía ser la excepción. Eran las 8:20 A.M. y Jess tenía la impresión de que aún continuaba dormido.

Por un momento ella consideró la idea de despertarlo, pero pronto la desechó, sobre todo porque aún no pasaba la etapa de sentirse incómoda tras acostarse con él.

Salió de la casa en silencio para no despertarlo y se dirigió a la oficina. Como cada mañana, Sandra estaba esperándola. Como era más temprano de lo que acostumbraba a llegar, su amiga aún se encontraba en el aparcamiento.

—¡Vaya, la chica importante ha aparecido! — la saludó con una gran sonrisa. — Te he llamado un millón de veces.

—Lo siento. La verdad es que tengo más de 12 horas que no veo mi teléfono. —Se excusó, mientras cruzaban la calle rumbo a comprar el café de Sandra y su chocolate —Ayer fue un día de locos.

—¿Esa es la razón por la que cargas esa cara de idiota emocionada? —Cuestionó Sandra mirándola de arriba a abajo.

—Tal vez...

—¿Vas a decirme que fue lo que pasó?

—Muchas cosas pasaron? ¿Quieres la versión corta o la larga?

Sandra hizo una mueca, como si creyera que exageraba. Quería ver su cara cuando le dijera todo lo que había sucedido.

—Dime la corta. —pidió.

Jessica asintió mientras compraba su chocolate y el café de su amiga, luego caminaron hasta una mesa lo bastante alejada para que nadie pudiera escuchar su conversión, había pocas personas, pero ella prefería no arriesgarse.

Ambas se sentaron frente a la otro y Jess respiró profundo antes de comenzar a hablar.

—Bueno... Encontré departamento. Miranda se enteró de todo, los padres de Brett también se enteraron...

—¡Oh por Dios! Tienes que estar bromeando —exclamó Sandra, provocando que las pocas personas que había allí las miraran extrañadas.

—No bromeó —aclaró— Anoche mismo fuimos a cenar con su familia. No estuvo tan mal como había esperado pero el padre, Philip, es un idiota. —susurró causando que su amiga sonriera.

—¿Entonces, todo está bien?

—¿A qué te refieres? —Cuestionó con cautela.

—A ti y a Brett. —Explicó como si fuera obvio. —Ahora que todos saben y ya no va a casarse con esa chica, Miranda, ustedes dos, ya sabes ¿Estarán saliendo o algo así?

—No, es decir... No lo sé...

—¿Cómo que no lo sabes? Sé que han estado sucediendo cosas entre ustedes. No, no, no —dijo cuándo Jess iba a contestar— No lo niegues, lo veo en tu rostro.

—No voy a negar nada. Por supuesto que han estado sucediendo cosas. Nos acostamos y... estoy muy confundida, demasiado confundida respecto a lo que estoy sintiendo justo ahora —aceptó —Pero no cambia nada. Brett ni siquiera ha mostrado interés en que algo más pase entre nosotros. Tengo un departamento al que me mudaré en el fin de semana y todo volverá a ser como era antes.

—Con la única diferencia de que estás enamorada. —agregó Sandra, dando un sorbo a su café, como si hablara del clima.

Jessica abrió la boca para desmentirlo, pero se quedó en silencio. ¡Maldición! Si estaba jodidamente enamorada. Negárselo a sí misma no tenía sentido si alguien como Sandra, que siempre estaba despistada, lo había notado. Era solo cuestión de tiempo para que Brett también lo notara y ella hiciera el ridículo.

—Soy una estúpida —dijo cerrando los ojos y te costando la cabeza del respaldo de la silla.

—¿Por haberte enamorado?

—Por haberme enamorado de él.



#1679 en Novela romántica
#599 en Chick lit
#602 en Otros
#218 en Humor

En el texto hay: adolescente, jefa y empleado, embarazo

Editado: 02.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.