"Respira, Jessica."
"Respira por amor a Cristo, idiota. Si te mueres de una forma tan patética no podrás responderle a Brett, y quieres hacerlo."
Su cerebro le gritaba frenético mientras ella se esforzaba por respirar, porque en ese momento lo único que podía hacer era mirarlo con los ojos tan abiertos como era posible.
La camarera llego con los platos que habían pedido unos minutos atrás y Jess aprovechó ese momento para calmarse, para volver a tomar el control de su cuerpo.
Brett también la miraba, expectante. Ella sabía que debía responderle, pero estaba tan perpleja que no tenía ni idea de cómo hacerlo.
¿Debía darle un estruendoso "¡Sí" de película, o un calmado "Por supuesto que me gustaría"? ¿Debía sonreírle cordialmente o darle un magnífico y apasionado primer beso de noviazgo?
Ella era un completo cero para las relaciones amorosas. Su único novio había sido Ben Jones en secundaria y había terminado de una forma para nada bonita cuando ella había besado a Luke McGrady en medio de la cafetería de la escuela para ganar una apuesta. Había perdido la virginidad en una fiesta a los 16, con un tipo que no conocía y que jamás había vuelto a ver.
Si, su vida sentimental no había sido precisamente una sucesión de buenas decisiones. Brett tampoco había sido una buena decisión, al menos no al principio. Pero buena idea o no, ella quería hacerlo. Quería estar con él, al fin y al cabo, no había nada que perder. Ya estaba embarazada y profundamente enamorada, por cursi que eso pudiera escucharse.
Respiró profundo mientras los ojos de Brett permanecían fijos en los de ella.
-Antes de contestar ¿Estás seguro de que no estás bromeando? -Cuestionó con precaución.
-¿Te parece que estoy bromeando?
-Oh, de acuerdo. -dijo. La verdad era que su cerebro estaba en un estado de letargo. Era como si no pudiera soltar ninguna de las cosas que pasaban por su cabeza en ese momento -Yo... Hmmm... Si. Es decir, me encantaría ser tu novia.
-No pareces como te encante -comentó Brett con el ceño fruncido.
En lo profundo de su cerebro embotado, allá en el fondo, a Jessica le gustaba ver que él estaba algo nervioso, aunque intentara ocultarlo detrás de aquel rostro inexpresivo y aquella voz calmada.
-Bueno, es que estoy sorprendida... estoy en shock, para ser sincera y, oh por Dios... en serio tu acabas de pedirme ser tu novia y yo acabo de aceptar, lo que significa que sí somos novios. No está pasando solo en mi mente. ¿O es que si lograste enloquecerme y ahora tengo alucinaciones? Porque si es así me imagino que será horrible ser la única loca embarazada en el sanatorio mental. No creo que sea muy frecuente que las enfermas mentales salgan embarazadas, al menos que tengan un romance con otro demente, lo cual sería peor aún y...
Jess dejó de hablar cuando sintió que la tomaban del brazo. Había estado tan enfrascada en aquel "monólogo " que ni siquiera había notado que Brett se había puesto de pie y que estaba junto a ella hasta el momento en que él la hizo levantarse y la besó. Un muy buen beso que logró lo que Jessica suponía era su cometido, hacerla callar.
Obviamente no sucedió como en las películas, nadie aplaudió ni silbó. Ninguna señora sentimental lloró. Al, contrario, cuando Brett se separó de ella y volvió a su asiento, ella pudo sentir algunas miradas para nada felices.
Igual no le importaba. Estaba tan feliz que en su interior había un mono rubio bailando la macarena en hilo dental.
*
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***
Esa tarde llegó a la casa con una enorme sonrisa en el rostro. Hacía mucho tiempo que no sonreía así, pero ¿Cómo no hacerlo? No quería sonar tonta o cursi, pero era como si todo el universo estuviera trabajando en conjunto para que todo mejorara, al menos un poco.
Pensar que hacía tan solo diez horas estaba al borde de un colapso nervioso solo de pensar que sus sentimientos no eran correspondidos. Brett no había hablado de cosas como "amor" en ningún momento, pero con que dijera las palabras "más que gustar" era suficiente para ella, al menos por el momento.
Sabía que él aún no estaba en la casa. Había salido a su reunión después de almorzar y todavía no regresaba. Una parte de ella, la parte que aún sentía algo de vergüenza y timidez frente a él, se alegraba de que así fuera, Porque sinceramente, no tenía idea de cómo comportarse justo en ese momento.
Fue hasta su habitación aprovechando que estaba sola y se dio una larga ducha. Se vistió con ropa cómoda y fue a por algo de comer. Cuando volvió a su habitación decidió aprovechar el tiempo en empacar las pocas cosas que tenía allí para la mudanza.
Había acumulado una pequeña cantidad de ropa en aquella casa. Empacó todo lo que sabía que no usaría, dejando en el armario solo tres trajes para trabajar y un pijama, estaba segura de que podría arreglárselas.
Lo demás lo metió en las mismas bolsas en que Jason se las había entregado.