Y ahora ¿qué hago? #1

35*** La zorra que una vez había sido.

No encontrar a Sandra esperándola el viernes cuando llegó al trabajo fue una enorme sorpresa para Jess, desde que ambas habían establecido esa rutina ninguna había faltado nunca, salvo cuando Jessica no asistía a trabajar. Sandra nunca faltaba.

Era evidente que tampoco había faltado aquel día, su auto estaba aparcado en una plaza que le indicaba que había llegado bastante temprano. Tal vez había ocurrido alguna emergencia y Dave la había llamado temprano, Sandra era la persona a la que había que preguntarle. Ella siempre sabía.

Compró su chocolate y el café de su amiga como cada mañana. Era muy probable que Sandra no hubiera tenido oportunidad de hacerlo.

Efectivamente, Sandra se encontraba detrás de su escritorio. Su rostro reflejaba cansancio y fastidio en su estado más puro. Junto a ella había una chica con la inconfundible expresión de no entender nada de lo que su amiga intentaba explicarle.

Cuando al fin Sandra fue con consciente de su presencia, le sonrió como si fuera su bote salva vidas, luego miró a la chica con una sonrisa fingida y se levantó de su escritorio.

—Paige, tomemos cinco minutos de descanso. Ya vuelvo.

Salió apresurada de la oficina, era lo más rápido que Jess la había visto caminar alguna vez. Le hizo señas para que la siguiera y ella obedeció.

—Gracias por eso —dijo cuando estuvieron fuera de la oficina, tomando el café que Jessica le ofrecía y dando un largo trago.

—¿Quién es esa? —Cuestionó mirando disimuladamente hacia la chica sentada y concentrada en la ardua tarea de mirarse las uñas.

—Es Paige, la nueva. —Gruñó Sandra. —Está al filo de lograr volverme loca. Creo que nunca había conocido a alguien tan ton... con mayor dificultad para aprender.

—Y va a ser tu compañera. —se burló. Sabía cuánto le había molestado a Sandra la situación con la chica nueva, aún sin conocerla.

—No exactamente. —aclaró— cuando Dave me llamó esta mañana y me pidió que llegara un poco más temprano para encargarme del entrenamiento de la chica, le repetí que no necesitaba ayuda, ni una compañera, ni nada y que podía hacer perfectamente mi trabajo yo sola. Entonces él me dijo que no importaba porque ya sabía que puesto ocuparía Paige. —Finalizó con una ligera mueca de desagrado al pronunciar el nombre.

Jessica achicó los ojos y estudió a su amiga por un momento.

—¿Y me dices esto por...? —Cuestionó.

—¿No te parece raro? No hay vacantes aquí, lo sé. —susurró. —A menos que vayan a despedir a alguien.

—¿Crees que van a despedirme? —Preguntó trémula.

—No, no creo que sea a ti. Pero hay una pequeña probabilidad de...

Cuando Sandra hizo un silencio repentino, Jess se giró y vio a Brett caminar hacia ella. Le sonrió sin siquiera proponérselo.

—Así que aquí está, señorita perezosa. —dijo. —me gustaría recordarte que tu lugar de trabajo es ahí dentro, no en los pasillos, chismeando. — agregó depositando un breve beso en sus labios.

Jess se tensó. Era obvio que no había esperado nada para contarle a Sandra que ella y Brett estaban oficialmente saliendo, pero además de su amiga nadie más en la empresa lo sabía.

Ella debía admitir que sentía miedo de como los demás reaccionarían a esa noticia.

Cada vez que Brett se acercaba, así fuera para entregarle un folio, ella se ponía nerviosa. No quería que nadie supiera, al menos mientras pudiera evitarlo. El rompimiento de Brett y Miranda no se había hecho oficial, no quería ser vista como la zorra que se acostaba con su jefe comprometido.

En pocas palabras, no quería ser vista como la zorra que una vez había sido. 
 

*
**
***
 

—¡Oh maldita sea! Ya no me causa remordimiento, voy a decirte. —dijo Sandra a través de la línea telefónica dando un profundo suspiro —Está Paige es más bruta que la pata de una mesa.

Jessica rio estruendosamente. Era muy difícil escuchar a Sandra hacer esos comentarios, lo que significaba que Page debía ser bastante tonta y frustrante.

—Dime, por Dios, Sandra Wilmore, que no estás diciendo eso delante de la pobre Paige. —quiso que sonara como si la reprendiera, pero la risa que intentaba controlar no se lo permitió. 
—Fue al Fue al baño y yo necesitaba desahogarme.

—Ya puedo verlo...

—La invité a almorzar con nosotras —agregó su amiga, hablando excesivamente rápido como si no quisiera que Jessica la entendiera.

Una parte de Jess quiso preguntar "¿Por qué? " pero se contuvo, porque eso no sería cortés aún y Paige no pudiera escucharlo. A veces era necesario ser agradable, aunque en el fondo no sintiera ni un poquito de ganas de hacerlo.

—Uuh... yo... Voy a comer con Brett hoy.

Era una total y descarada mentira, pero no quería comer con la chica nueva por alguna razón, y dado que había almorzado con Brett los tres días anteriores, la mentira tenía sentido.



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En el texto hay: adolescente, jefa y empleado, embarazo

Editado: 02.05.2019

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