Sophie
«Positivo».
Sophie se quedó con los ojos muy abiertos, totalmente absorta, repitiéndose una y otra vez que aquello no podía ser cierto. La conmoción por el resultado positivo de la prueba casera la hizo temblar, porque, aunque era consciente de que ese era el nefasto resultado de dejarse llevar por la calentura y la emoción, nunca pensó que le fuera a ocurrir. Además, estaba segura de que su cálculo jamás fallaba y estaba convencida de que ese había sido un día seguro.
Suspiró hondo, sacudiéndose de la zozobra y frustración que aquello le causaba. Josiah se lo había advertido: no quería problemas, y ella le había asegurado que no tendrían ninguno. En parte, se sentía culpable por lo que había empezado a formársele en el vientre. No obstante, ya habían pasado tres semanas, por lo que tenía clara la fecha en que había sucedido. Fue justo el día en que él le había dado la gran noticia de que estaba a punto de firmar un millonario contrato para convertirse en jugador de los Red Giants como uno de sus nuevos receptores. Exhaló con fuerza, recordando lo feliz que estaba contándole cómo por fin había logrado cumplir su deseo y el de su padre, quien había invertido todo lo que tenía en él para que se convirtiera en un jugador estrella.
Sophie rememoró su risa exultante, porque con ello había logrado mantener a raya la advertencia que le había hecho con respecto a ella. Su padre estaba inconforme con que estuviera a su lado, diciéndole que solo era un obstáculo para sus planes. Sophie le había prometido que nunca le daría ningún problema, porque, al fin y al cabo, el éxito de él también sería para ella. Era consciente de lo mucho que Josiah la amaba, al enfrentarse a su familia para no dejarla.
Respiró profundo varias veces, porque no podía guardar esa noticia por más tiempo. Meditó que ahora que él ya había logrado firmar el contrato y empezar las prácticas con su nuevo equipo, quizás aquello no representaría un problema y lo tomaría de buena manera. Aunque ni ella misma sabía qué hacer, ya que jamás lo había pensado y tampoco se sentía preparada para ser madre. No obstante, si él la apoyaba, quizás no habría necesidad de tomar una decisión drástica de la que no era ajena. Salió del baño y fue por su teléfono. El farmacéutico le había dicho que la prueba tenía un noventa y nueve por ciento de confiabilidad, y su periodo no había llegado. Dudaba que tuviera que hacerse otra. Lo único que le quedaba era hablarlo con Josiah y esperar que lo tomara bien para juntos empezar a planear qué hacer, al respecto.
Por el momento, no quiso pensar en lo siguiente. Haría lo primero: darle la noticia a su novio, quien le había prometido que se casarían después de un año. Sophie volvió al baño y le tomó una foto a la prueba. Tragó con fuerza antes de marcar su número y esperar a que le contestara. No pasó mucho tiempo antes de que escuchara su voz, pero a ella le pareció una eternidad.
—¿Por qué me llamas? ¿Sabes que estoy en plena práctica?
—Lo sé, amor, pero esto es importante.
—¿Pasó algo?
—Abre el chat, te lo he enviado por ahí.
—Soph, no estoy para juegos ni para perder el tiempo, ¿quieres que me regañen?
—Solo míralo, y recuerda que te amo mucho —le dijo mientras abría el chat y le enviaba la foto que acababa de tomar. Colgó cuando sus manos empezaron a temblar, rogando con un nudo en la garganta que lo tomara a bien, y que también lo pudieran hablar.
Su teléfono volvió a vibrar en su mano y casi se le cae de los nervios. Exhaló, tragando de nuevo con fuerza, y se armó de valor para mirar la pantalla.
¡Cómo pudiste hacerme eso!
¿Qué mierda es esta?
Sophie abrió los ojos de la impresión con la dura respuesta de Josiah y, finalmente, el teléfono cayó al piso quebrándose la pantalla...