* * * * * * * * * * CAPITULO 3 * * * * * * * * * *
–Marce, vámonos- Ordenó después de la pregunta que hizo, interrumpiendo la discusión.
Lo fulminé con la mirada, pero ni se inmuto. Camine detrás de él hasta llegar al coche. Era el joven más inmaduro que había conocido, era tan…
–Escúchame, pequeña; tú trabajo es hacer todo lo que yo te digo-Informó con desagrado
–No soy pequeña, tengo mis veintidós años- Refute
–Mañana enviare a que recojan tus cosas, te mudaras al ala este de mi casa hasta que termine el contrato. –
–Claro que no, no puedo hacer eso- Me queje, desafiándolo.
–Hay muchas juntas en estos meses, no quiero empezar a llegar tarde; así que te mudaras y no cambiaré de opinión a menos que me des una respuesta que justifique. –
Pensé en muchas formas de evadir esa solicitud, pero todas eran justificaciones muertas. No podía pensar con claridad con su mirada clavada en la mía, sus ojos marrones claros me miraban como si no tuviera escapatoria; era tan difícil pensar teniéndolo parado a mi adelante.
–Bien, entonces te daré la tarde libre después del almuerzo, para que empaques–
Alessandro se esforzaba en ser tan insoportable, de eso no podía dudar. Algunas personas ya hubiera dejado el puesto, y pocos hubieran prevalecido un mes para obtener el sueldo; pero yo tenia que estar tres meses. Ingresé al auto a regañadientes, no hice conversación alguna y é
La puerta central se abrió dejando que el auto ingresará hasta la puerta de la vivienda. Nuevamente la señora nos recibió y él me hizo pasar hasta el comedor.
-Buenas tardes- Salude junto con él a las personas que ya estaban sentadas en el comedor.
-¿Quién es ella, hermano?, se parece a la chica de la revista- Dijo una joven de casi veinte años
-Si es ella- Afirmo y me indico una de las sillas -Se llama Marce, estará aquí por un tiempo.
-Qué bien -Afirmo ella
-¿Porque le trajiste aquí?- Pregunto una señora de cincuenta años a más
-Mamá- Reclamó un chico de unos quince años
-No tiene por qué incomodarte, tú también estas de visita ¿no?- Intervino Alessandro
La situación estaba tensa, y yo no tenía nada que ver.
-Sandro cuida tus palabras- Corrigió su hermana.
Me encanto la manera en como recorto su nombre; supe que era si como le llamaban. “Sandro “ lo repetí en mi mente. Cualquiera le llamaría Alex, pero esto era innovador.
Empecé a comer, y cuando hube terminado, se acercaron para recoger. Me excuse y sali de la casa, para ir a mi departamento.
Me metí a la bañera, mientras todo mi cuerpo se relajaba. Después de media hora sali, me cambie. Decidí hacer una videollamada con mi ordenador a mi prima, Juliana.
-¡Marce no te lo puedo creer!- Exclamo cuando contesto.- Me tuve que enterar de ti por una revista; muy mal de viste llamarme.
-No tuve tiempo, apenas tuve tiempo y escribí una carta solicitando permiso a mi universidad y luego te llamé- Informe, guardando mis cosas en las cajas
-Tus padres te matarán si se enteran – Dijo ella- Por cierto he averiguado del chico, y a que no adivinas cuantas polémicas tiene su empresa.
Simplemente negué mi cabeza
-El anterior dueño Christian Hernandés, anunció su retiro porque se difundió su vida privada; lleva diez años separado de su antigua esposa; y su hijo es el gran iceberg; es muy triste que siempre las personas ricas tengan muchos problemas-
-Soy pobre y estoy metida en muchos líos- Informé
-Marce, sabes a que clases de problemas me refiero- Exclamo ella- Por cierto, para que empacas tus cosas; no me digas que te botaron del edificio
-Claro que no- Dije – Alessandro cree que he sido contratada para pasar información y arruinar su presentación; y quiere averiguar quién es el que me contrato, además tengo una deuda que pagar. –
-Pues es una buena oportunidad-
Conversamos un rato más y luego me apresuré a guardar todo. Tenía que ser rápida si quería terminar con todo hoy.
Y cansada decidí recostarme encima del colchón.
“Maldito celular”_ Maldije en mi mente cuando empezó a vibrar el artefacto.
-Diga- Exclamé con furia
-«Podrías bajar, tengo un celebración en el Fiesta Pack a las diez» -
¿Estaba de broma este hombre no?