* * * * * * * * * * * * CAPITULO 4 * * * * * * * * * * * *
Agarre el vestido de Celeste, que aun guardaba en mi armario; no tenia algo más que ponerme. No era de ir a fiestas, discotecas o clubs nocturnos; por ello no tenía otro vestido. Di algunas pasadas a mi cabello y lavé mi cara, hasta que el teléfono volvió a sonar.
-¿Qué?-Conteste de mal humor
-No me has dicho tu dirección – Dijo él reclamando
-Tú me dijiste que ya estabas debajo de mi edificio- Me queje
-Estoy de camino, mándame tu dirección a este número –
Le colgué la llamada y me apresure a maquillarme, al menos tendría algo de tiempo para eso. Escribí el número del edificio en la avenida. Cinco minutos después ya estaban abajo.
Descendí las escaleras desde tercer piso.
-¿Otra vez ese vestido?- Pregunto con media sonrisa burlona dentro, en el asiento del piloto.
-No tengo dinero, además no soy de fiestas-
-Pasaremos por una tienda, apúrate y sube al auto- Ordenó
-No necesito que me compres nada, si quieres que te acompañe iré así- Sisié
-Bien como quieras- Bufó molesto
Desvié su mirada e ingresé al auto. Avanzamos por la carretera, las luces de los autos iluminaban mi rostro. Me daba algo de sueño.
-Espérame adentro- Anunció deteniendo el auto. Unos minutos después ingreso, con una caja en las manos.
-Ponte, es un préstamo; ya que no quieres regalos- Dijo
El silencio se volvió incomodo, ya nos habíamos puesto en marcha y yo solo miraba la caja, llegamos en un par de minutos ya que estaba a la vuelta de donde él había comprado el vestido.
Al bajar me indico donde estaba el baño. Abrí la caja y reflejaba un par de zapatillas altas color plata, un vestido ceñido de color rosa, qu eme llegaba dos dedos encima de la rodilla.
Sali del baño y guarde la caja en uno de los casilleros con llave. Le pedí a Sandro que guardara la llave, ya que yo no llevaba bolso. Me ofrecieron una bebida la cual recibí.
-Marce- Exclama una voz femenina y me detengo para buscar con mi mirada.
-Ted- Saludo al verlo.
Ted era el hijo de mi antiguo jefe en la cafetería de la ciudad.
-¡Cuánto tiempo sin verte!- Exclama- ¿Viniste sola a esta fiesta?- Pregunta sorprendido.
-Yo…- Vuelvo mi mirada hacia atrás para busca a Alessandro, pero no lo observo
-Yo vengo con unos amigos, estamos jugando en la mesa de billar de este lugar- Intervino- ¿Quieres venir?
-Claro- Acepte.
Caminamos esquivando a las personas, había mucha gente en el lugar; por suerte había ventilación, la iluminación en el lugar donde antes había estado, no ayudaba mucho en ver.
-Ellos son Yamil, Jasen, Jessica y Dafne; - Me presento y salude a cada uno de ellos.
Empezamos a jugar, aunque no sabia ni las reglas, todos se esforzaban para que aprendiese lo mas rápido. Una mirada empezó a molestar mi cabeza, no quería subir mi vista ya que sabía de quien provenía.
-Marce, es tu turno – Dijo Jasen entregándome el palo; mientras yo sostenía el palo; sus manos guiaron mi muñeca y fue fácil atinarle a la pelotita blanca.
-Bien hecho- Me felicito. Mis mejillas se enrojecieron por los halagos, solo le di una tímida sonrisa.
Él empezó hacer preguntas, las cuales apenas respondía. La curiosidad me mato y eleve mi vista. Sus ojos chocaron con los míos, y ni se inmuto en moverlos. Estaba en la zona alta, donde había unas pocas personas; Celeste también estaba en el lugar, pero seguramente no se había percatado de mí. Empecé a beber unas dos copas más.
Decidí jugar mas animada, y cuando Jasen me invito a bailar acepte. Una de sus manos se posó en mi cintura; su cuerpo se apego al mío, y disfrute la música. Nunca había visitado uno de estos lugares, sabía que se hacían largas colas para ingresar así que lo califique como perdida de tiempo. Pero divertirse no era un pecado.
Mi cuerpo empezó a moverse en compas de la música, escondí mi cabeza en el cuello de Jasen, el momento se había tornado bonito.
-Jasen, no sabia que estabas en esta fiesta- Saludo, interfiriendo Johan
-Johan- Soltó Jasen sus manos y volteamos a verlo.
-Veo que conoce a Marce, la nueva chica del jefe- Informo este
Mi cara era un poema total, Johan me había ignorado. No me parecía nada bien que hablará así de mi.
-No sabia que era del jefe- Se disculpo Jasen
-Eso es porque no soy de nadie, ese maldito…- Estaba molesta cuando me interrumpió
-¡MARCE!- Exclamó, su voz era gruesa y me resultaba difícil seguir de pies, después que su brazo sujeto mi cintura por detrás. Su cuerpo se pegó al mío.
-Bueno ya me retiro- Volvió a disculparse Jasen
Quise intervenir u opinar, pero no podía me tenia tan encantada. Cuando Jasen se fue alejando, Johan también lo hizo; Sandro suavizó su agarre y me volteo.
Una sonrisa de superioridad apareció en su rostro, el muy idiota sabia lo que causaba él en mí; y lo había aprovechado. Estaba hecha una furia. Él había arruinado mis planes. Prácticamente me había traído y se había olvidado de mi hasta que me vio en el billar.
-Marce, vamos arriba- Pidió
Marce, Marce ,Marce; ya me cansaba de oír mi propio nombre, saldría de la fiesta y tomaría un taxi e iría a mi casa. Avance dos pasos, pero mis pies flaquearon, y sus manos me sujetaron. La bebida estaba haciendo su efecto; no era buena soportando el alcohol ya que no estaba acostumbrada, y al parecer solo tres copas habían bastado para embriagarme.
- ¿Estas bien? - Pregunto levantándome, pero volvía a flaquear. - ¿Cuánto has bebido?
-No lo sé, no me recuerdo- Mentí
Él se agacho y puso mi mano alrededor de su hombro. Caminamos entre las personas, y dejamos el club. Me subió a la parte trasera y arranco el carro. Después de unos minutos me abrió la puerta.