Y Si, No quiero ser tuya

CAPITULO 14

 * * * * * * CAPITULO 14 * * * * * * * *

Trato de enfocarme en un pensamiento diferente que no tenga que ver con su nombre. Pero mi cabeza vuelve a susurrar su nombre. Me golpeo mentalmente; él tiene razón yo tampoco quiero que se vuelva más complicado, después de todo cuando termine sacar mi título me iré de este país.

—¿Qué libros vas a buscar en la biblioteca, para esperarte? Aparte te quite tu tiempo—Pregunta girando su cabeza de la ventana del auto hacia mi cuerpo.

—Buscare un diccionario bilingüe francés, pero no es necesario puedo pedir un taxi cuando salga—Respondo

—¿Te ha ayudado solo leer diccionarios? – Inquiere

Se me ha sido difícil y falta poco para mi evaluación, no quiera tener que esperar tres meses de nuevo por desaprobar francés.

—Si, no hay problema me las estoy arreglando para estudiar y trabajar—

—Toujours aussi fier—

—Acaso me has dicho orgullosa—Me quejo

—Necesitaba probar tu nivel de léxico—Suspira— Sabes lo que significa, pero no puedes hablar en ese idioma ¿No es cierto?

—No responderé esa pregunta—

—Si quieres te puedo enseñar—Menciona vagando sus ojos—A menos que planees desaprobar

El auto se detiene al frente la biblioteca.

—Avísame mañana —

Me bajé del auto y me despedí con un saludo de mano antes de adentrarme a la biblioteca. Agarre uno de los libros de romance escritos en francés, me pasaría toda la noche traduciéndolo y así se me grabaría algunas palabras usuales.

En la biblioteca, todo se me hace un poco cuesta arriba. No puedo dejar de pensar en Sandro. No puedo dejar de pensar en cómo me hace sentir, en que me gustaría poder tener la experiencia necesaria como para ponerle nombre y, sobre todo, para lidiar con ello.

Salgo tres horas después, con dos libros en la mano y repasando mis notas sobre los saludos, cuando alzo la cabeza.

—¿Jasen? —

—Me dijiste que estabas estudiando así que pensé que cuando terminaras podríamos ir a comer—

Tenía que rechazarle, pero era una persona libre; además tenía hambre y seria comida gratis.

Empezamos a caminar hacia el restaurante de comida china que estaba a la vuelta; hace un mes que se había abierto y que antes era un sitio de muebles, pero un negocio de ese tipo en medio de la ciudad no le ofrecía mucha ganancia.

—Te ofrezco cinco dólares, para que me compartas lo que estas pensando— Bromeó, él había adquirido mucha confianza ya que venía muchas veces a la cafetería; era un gran amigo.

—Pienso, pienso; en que tal vez deberíamos saber nuestro futuro, ¿tú? —

—Yo creo que no seria tan interesante vivir el presente si supiéramos nuestro futuro—

Estuvimos jugando pienso, pienso hasta que llegamos al restaurante.

Ingresamos a pedir algo y escogimos la mesa de una esquina.

—Pediré más servilletas— Dijo Jasen y se levantó

Mis ojos se despegaron del plato al ver a el grupo de señores junto a Sandro ingresar.

“Diosito soy yo de nuevo; cúmpleme mi deseo”_ Pedí por unos instantes con las manos juntadas. Estaba rogando que subieran al segundo piso, pero la mesa al costado de nosotros era la más grande en el restaurante. Agarré la carta de presentación del restaurante y lo puse como abanico al lado de mi cabeza cerca a la mesa grande

-Señorita le puedes prestar la carta, para que ellos elijan un platillo— Alce un poco mi vista hacia el mesero, con tristeza extendí mi mano y se lo entregue

—Nena, ya regrese— Informo Jasen llegando; acostumbraba a llamarme así, pero también lo hacía con muchas chicas era una forma de dirigirse a las mujeres que les tenía confianza.

Sentía una mirada penetrante dirigida hacia mí de la mesa a mi costado, ya sabia quien era y voltear sería un descaró.

Trate de no sentirme incomoda ante su presencia, pero termine lo más rápido posible para retirarnos.

—Gracias por acompañarme—Me dijo cerrando la puerta del taxi donde estaba.

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En la mañana voy corriendo a la cafetería, no quiero que Karin se moleste porque tarde mucho.

Alessandro ingresa a la puerta con los mismos hombres de aquella reunión y se sientan en la mesa. Es difícil creer para mi lo segura que me hace sentir con su mirada, pero que en ese mismo espacio de tiempo haga o diga algo que le reste la importancia del momento.

Lleva unos jeans negros algo sueltos y una camisa blanca con botones sueltos y mangas remangadas.

Deje de mirarlo para sacar el vaso del capuchino listo y poner otro.

—Marce ve a servir eso a la mesa — Me dice indicándolos

—Sí, chef —respondo, saliendo.

Atravieso las puertas de vidrio con los nervios en mi estómago.

Saludo a Jasen quien acaba de acomodarse a las sillas altas y, a unos pasos lejos de la puerta, me detengo casi por inercia. Ya puedo distinguir a Aless. Está charlando y hay algunos papeles en la mesa, dando cortos paseos de un lado a otro trato de demorarme.

Nos besamos ayer y ahora todo es complicado y... ¿alguien podría explicarme por qué está más guapo que hace cinco condenados minutos? Es que ya no puede dejar de mirarlo

Doy una bocanada de aire, reuniendo valor, y reinicio la marcha. Empujo mi cuerpo hasta la mesa que está casi afueras del local, la brisa me recibe; me detengo otra vez. ¿Por qué

estoy tan nerviosa?

_«Te ha besado y fue ayer. Supéralo.»_

Aless se detiene en mi presencia al momento.

Me mira, mejor dicho, me recorre con sus ojos de acero, y tengo que

contenerme para no suspirar. No quiero que el ambiente se torne sospechoso ni inquieto.

—Por favor solo sirve los capuchinos—Dice rudo, pero con palabras amables, tratando de acelerar la conversación.

—Atención —empiezo a decir—, ha habido un incendio en el hangar de la fábrica. Repito. Se ha generado un incendio en una de las plataformas de la fábrica—Se oye por las bocinas y enseguida Sandro saca su walkie y empieza a llamar, se le escucha gritar por el teléfono.




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