* * * * * * * * * * *CAPITULO 16 * * * * * * * * * * *
—¡Marce!—Sujetó mi mano, él era muy orgulloso para hacerme notar sus sentimientos pero… ¿Y si se había enamorado de mí?, la idea era loca pero si había esa posibilidad.
No sabría decir si lo que sentía era amor, porque no sabia que sentía; era raro, no se trataba de atracción ni interés, la verdad es que a veces me daba ganas de golpearme a mi misma para que me responda.
Sus labios chocaron mi frente, su mano de deslizo de mi muñeca a mis dedos entrelazándolos, mientras que su otro brazo había hecho que yo cayera en su torso.
—Ve con cuidado— Mencionó
Me di la vuelta y sali de la habitación. Sentía que estaba cayendo, ya no sabía de donde agarrarme. El problema no era el amor; el problema era yo en el amor; la gente habitualmente se aburría de mi al poco tiempo ya que no tenia nada interesante. Siempre había culpado a mis estudios, ya que ellos consumían mi tiempo libre, pero en realidad era una excusa patética que le decía a mi mente.
“Solo estaba siendo amable” _Mi garganta ya me estaba ardiendo después de haber estado repitiendo la misma palabra. Es que no me cuadraba la posibilidad de que…
Hoy me toca la organización en la cafetería, así que voy más temprano que de costumbre. Salgo de la habitación y levanto mi vista esperando ver el hermoso sol.
Pero en realidad encuentro a Sandro parado de espalda frente a mi habitación, él voltea sorprendido, aunque no tanto como yo. ¿Qué hace aquí?_ Obviamente se que es su casa, pero no lo había visto a estas horas de la mañana frente a mi cuarto.
Sus ojos brillosos miran los míos, un rubor recorre mis mejillas y retrocedo poniéndome nerviosa.
Quiero decir algo inteligente, aunque actualmente me conformo con un
«buenos días», pero, maldita sea, es muy difícil. Da unos pasos hacia mi y su olor me sacude esa mezcla demasiado perfecta de limpio, hombre y suavizante de las sábanas y me está poniendo condenadamente complicado eso de pensar.
Sandro me analiza con la mirada y el corazón se me acelera cuando recorre mis piernas desnudas y alcanza el borde de mi vestido floreado.
Al llegar a mis ojos, me estudia un poco más, como si la situación, y en
concreto mi reacción, lo divirtiesen. Es lo mismo que hizo con el incidente
en la cafetería. Se está riendo de mí y no me gusta.
Entorno los ojos y abro la boca dispuesta a reprochárselo, pero él se me
adelanta.
—Buenos días princesita —bromea. —No te me vayas a refriar
Esta mas feliz de lo normal y eso me preocupa.
—Es una lástima que todos tengan la dicha de verte —Apenas susurra
Una sonrisa tenue, casi imperceptible, asoma en su rostro, una que tiene escrita la palabra ternura.
* * * * * * * * * * * * *
Llego al trabajo y me coloco el mandil, enciendo el calefactor y coloco las mesas y sillas.
—Creo que alguien amaneció muy feliz hoy — Dice mi jefa dándome unas palmaditas en la espalda
Volteo a saludarla y veo que todos mis compañeros de trabajo están ahí, Nico se hace al que no ha escuchado nada mientras ingresa por la puerta.
—Jefecita— Bromea Nico —Puedo pedirte la tarde libre para Marce
—¿Motivo? —Indaga ella
—Es su cumpleaños—Responde Nico a la cual empiezo atragantarme con mi saliva. — ¿Di que sí?
—Bien— Sentencia ella— Los demás vuelvan al trabajo
Algunos de mis familiares me habían felicitado en la mañana, pero la mayoría no conocía que hoy era mi cumpleaños. La mañana pareció demasiada común y tranquila, estuve escuchando con mis audífonos todo el día textos en francés. Hasta sentí que el acento ya se me había pegado. Ya había terminado de almorzar cuando Nico se apareció.
—Marce vámonos— Dijo
—¿A dónde piensas llevarme? —Interrogue
—Hemos preparado una sorpresa— Respondió acercándose.
—“Hemos”, me suena a muchos—
-—Vamos Marce—
Terminé accediendo acompañarlo, me puso una venda en los ojos y el carro avanzo por mucho tiempo en la carretera.
Al bajar del carro la luz empaña mis ojos, pero puedo ver el hermoso paisaje frente a mi, siempre había querido ir. La playa es hermosa y puedo sentir el suelo aun con los zapatos puestos.
—Feliz cumpleaños— Doy un saltito de sorpresa — Quería decírtelo en la mañana, pero estabas nerviosa
Quiero dar marcha atrás ya que no me gusta estar sola con alguien, pero Nico se marcha con el auto.
—Te parece si jugamos a preguntar uno sobre el otro— Interfiero para romper el silencio
Ambos nos sentamos junto al mar, el aire frio se siente, pero es refrescante, creo que somos los únicos locos en la playa a mitad del invierno.
—¿Qué quieres saber?- Me pregunta
—¿Por qué no te llevas con tu padre? - Cuestiono enseguida
—Así que asi van hacer las cosas, bien —suspira— Aun lo quiero, pero no fue justo para mi ni para mis hermanos que él prefiriese su trabajo; cuando mi madre nos dejo, él solo se olvido de nosotros y se dedico a crecer su empresa.
—¿Pero jamás le mencionaste como te sentías? —
—Me toca preguntar — Agacho la cabeza —¿Por qué no te gusta hablar de tu familia?
—¿Por qué deduces que no me gusta hablar de mi familia? — Inquiero, pero luego me doy cuenta que soy yo la que debe responder— Es complicado
—Crei que era el único que hablaba de esa forma— Sisea en broma y me toma por la espalda para caernos en la arena. Ambos estamos recostados en la arena. Su brazo me sujeta la cintura.
—Solo quiero abrazarte, quédate quieta — Gruñe cerca de mi cuello poniéndome más nerviosa.
—Marce—susurra colocando su dedo en mi oído. Con un poco de fuerza logra voltearme hacia él.
Y el deseo inunda otra vez nuestra historia.