Y Si, No quiero ser tuya

CAPITULO 17

CAPITULO 17

“—Marce enserio quieres intentarlo—“

“—Si—“

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Habían pasado ya tres días y gracias a la ayuda de Alessandro había logrado pasar mi prueba de lenguaje. Todas las noches íbamos a cenar o simplemente caminábamos conversando, venia más seguido a la cafetería. Me había logrado enamorar de él.  Necesitaba avisarle que tenia que regresar a mi casa, ya no podía quedarme. Jasen se había vuelto mi mejor amigo y el chico a quien consultaba todo, ya le había aclarado las cosas.

Aun así, este día era uno de los mas felices, así como los últimos.

—Marce, hace tiempo que no escuchamos noticias, enciéndelas— Dijo mi jefa

Pausé la música y encendí de la televisión, ya eran las ocho de la mañana y aun las noticias avisaban lo congestionado que estaba la carretera central.

—«Estamos a la espera de la llegada de Alessandro, quien al parecer aún se encuentra en la torre de la empresa Cervales »— Me quedo quieta viendo las noticias —«Me parece que la información dicha por la señorita Celeste era cierta, el compromiso de los hijos de ambas empresas es cien por ciento real »—

Mi mente aun se queda en shock, y trato de pensar en la posibilidad de que es una información falsa, pero las cámaras enfocan la entrada de la empresa y los veo salir agarrados de la mano.

Las lagrimas ruedan por mis ojos terminando mi momento felicidad. Tal vez si necesite ir a casa. Tomo asiento en una de las banquillas y saco mi celular para comprar un pasaje de avión, mi jefa me entrega el dinero de mi paga del mes no me pregunta nada y me deja ir, sin terminar mi turno.

Ingreso a la casa de Alessandro y busco mi cuarto, para sacar mis ropas, dejo el dinero que me queda después de haber cotizado todo. Solo espero que alcance en algo. Salgo de la casa y tomo un taxi rumbo al aeropuerto.

Aun falta treinta minutos para que salga el vuelo, espero mi revisión y me siento en las sillas.

—¡MARCE! — Apenas escucho un susurro y alzo la mirada.

Alessandro se encuentra gritando mi nombre, pero el vidrio que nos separa es grueso y apenas le escucho. Además, no tengo ganas de hablar con él.  Me pongo de pie y me dirijo a la entrada para ingresar al avión.

—¡MARCE!, ¡MARCE!, ¡MARCE! — No volteo ninguna de esas veces y solo le hago oídos sordos.

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Tenia varias llamadas perdidas cuando encendí mi celular, varias eran de Alessandro y una era de mi madre. Le devolví la llamada a mi madre, quien me respondió feliz, deseaba verla, pero primero iría al abuelo.

Toque el timbre de la casa.

—Soy la señorita Marcelina Torres—

—Bienvenida señorita Torres, su abuelo está en el jardín—

Las rejas se abrieron, había olvidado hasta mi apellido ya que siempre utilizaba el otro apellido y el de mi padre “Janampa”.

Empecé a buscarlo por los jardines, que recordaba que de niña jugaba.

—Me alegra que hayas decidido venir Marcelina, ya han pasado siete años desde que tu madre decidió luchar sola y al parecer lo han logrado—

—Solo he venido ha decirle que lo hemos logrado, mi madre y yo hemos logrado sobresalir y salir adelante; usted prometió que le daría la mitad de su fortuna a ella, tiene que cumplirlo. —

—Tu novio me dijo lo que tubiste que pasar para conseuir el tirulo profesional que tienes ahora, solo queria que aprendieras hacer fuerte ya que al no tener a tu padre seria complicado, yo le dije a tu madre pero ella dijo que si podian y me lo ha demostrado—Supiro—

—¿Qué novio? — Me pregunte para mí misma.

Sali corriendo del lugar hacia mi casa. Esperar los diez minutos en el bus fue un infierno, solo quería llegar a casa.

La señora Juana me abrió la puerta y quede pálida, no esperaba que estuviera en mi casa, detrás de ella salió Sandro y mi ceño se frunció.

—Querida, no estés molesta con él, puede que sea un tonto pero jamás te haría eso a menos que sea un caso extremo, y en esta ocasión fue por su madre—

Alessandro y yo conversamos un rato afuera de mi casa, su madre se había adeudado con la empresa Cervales y por ello hasta había negociado el compromiso de Sandro.

El padre de Sandro apareció par animar las cosas, a mi parecer ya había hablado con su hijo ya que se notaba Sandro más tranquilo ante el apego de su padre.

Mi madre estaba feliz por mi regreso y agradeció a las personas que cuidaron de mi en el extranjero; jamás la había visto sonreír tanto y por ello estaba feliz.

Alessandro y yo todavía no habíamos confirmado nada. Aunque yo aun no quería confirmarle nada, aun me asustaba el hecho de que mi corazón ya no me pertenezca solo a mi.

Pero después de unos meses insistiendo me puse el anillo de compromiso.




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