¿y si nos ponemos románticos? ✓

4. La esposa y el marido. ✓

La diosa del amor Venus, le había casi rogado a su pareja favorita, Ares, el señor de la guerra que la acompañase aquella noche durante la boda de Peleo y Tetis. A base de besos y caricias terminó de convencerlo, puesto que el masoquista de la guerra se mostraba renuente a compartir el mismo espacio que el resto de los olímpicos.

Y aunque le había prometido asistir no lo había hecho. Al menos no había estado presente en todo lo que llevaba la fiesta.

—Aún tú no siendo invitada, haces acto de presencia —siseo con un deje venenoso.

— ¡Hola, Venus! —Una enorme sonrisa maliciosa danzaba en su bello rostro—. Mi hermano posiblemente esté demasiado ocupado con Enio.

— ¡Muy graciosa Eris! —Soltó sarcástica al mismo tiempo que se alejaba en dirección de Minerva, quien mantenía una conversación con Hera.

— ¿De verdad quieres ver algo gracioso? —Inquirió aparentemente a la nada, pues Venus la ignoró sin detener su andar.

Presa de la ira Eris lanzó en dirección al trío una manzana dorada con la leyenda "Para la más bella". Acto inmediato, desapareció envuelta en una espesa niebla morada, casi negra.

Los asistentes de las nupcias, agradecieron el que Eris partiera, mientras que Venus se quedó con un sabor amargo en su boca ante las palabras que la diosa del caos había pronunciado.

Con la cabeza baja, por la tristeza que le producía que su amor estuviese con otra, notó la casi desapercibida manzana tendida en medio de sus acompañantes.

Al tomarla entre sus manos Minerva no pudo evitar desearla. Mientras que Hera, sintió la necesidad de poseerla por lo que la tomó y leyó en voz alta su leyenda.

— ¡Para la más hermosa! —Una pequeña risita abandonándola—. Obviamente no hay duda de la dueña.

—Seguro es un obsequio para mí —soltó Minerva, hermana de Ares y al igual qué él diosa de la guerra, pero a diferencia de su hermano ella era de la guerra justa.

— ¿Por qué la diosa de la sabiduría en la batalla debería de ser más hermosa que la propia diosa del amor? —Cuestiono Venus, el que Ares estuviera con Enio había logrado ponerla de malas y ahora el que cuestionaran su belleza la había hecho llegar a su límite.

— ¿Y por qué la reina de los dioses no podría llevar el título de la más hermosa? —Cuestionó Hera aferrándose a la manzana de la discordia.

Las tres diosas mantenían una charla aparentemente pacífica pero las tres estaban dispuestas a hacer arder el mundo si eso les daba el título de la más hermosa. Zeus y Poseidón, se acercaron a las diosas, molestando a Hades.

—Vamos, todos aquí sabemos que tú has venido porque sabías que asistiría Deméter.

—Pero a él no le interesa ver a Deméter, ¿no es así hermano? A quien deseas ver es a Perséfone.

— ¡Oh, Poseidón, no deberías ponerte al igual que el crío de nuestro hermano! —Zeus río a gran voz, ante aquel comentario del dios de los muertos. Su esposa, Hera le dedicó una mala cara por irrumpirlas con su bullicio

—Pues si fuera un mal hermano no te diría que Perséfone ama recolectar flores en la llanura de Nisa. Le fascina aquel lugar, por los bellos narcisos amarillos que hago crecer ahí.

—No le estés dando ideas Zeus —sentenció Poseidón al ver la sonrisa maliciosa de Hades.

—Va todas las mañanas —soltó entre carcajadas.

—Padre podrías largaros con vuestro bullicio a otro sitio —pidió Minerva.

— ¿Enojadas? —Interrogó el dios del trueno completamente indiferente a la discusión.

Hades, más perspicaz que sus hermanos se dio cuenta de la tensión del ambiente por lo que quiso marcharse, y lo hubiese logrado de no ser por su hermano menor que lo sostuvo por el codo—: No seas tan cobarde, Hades, veamos cómo resuelve Zeus esta disputa.

—Es sabio no enardecerlas —cuchicheo a baja voz al igual que Poseidón.

— ¿Cuál es el problema, concretamente? —Cuestionó el rey de los dioses ajeno a los murmullos de sus hermanos mayores y sin terminar de entender la pelea de aquel trío de féminas.

— ¿Cuál de nosotras es la más hermosa? —Resolvió Venus—. Ese es nuestro problema. ¿Quién de nosotras tres es la más hermosa?

Zeus se quedó anonadado, bebió un largo trago de vino con el afán de diluir el nudo en su garganta, sin embargo, solo lo sintió apretarse todavía más fuerte. La risilla que se le escapó a Hades logró desviar un poco la tensión a él y ni todas esas miradas insidiosas lograron desvanecer su sonrisa.

—Que el dios de los muertos nos dé una respuesta —se lavó las manos Zeus.

— ¿Hades? —Se burló con sorna Venus—. Solo tiene ojos para Perséfone, ¿podría ver a otra mujer hermosa?

—Su corazón pertenece a Perséfone —intervino la diosa de la sabiduría—. Pero eso no impide que sus ojos divaguen por ahí, entre diosas y mortales —la sonrisa de Hades se ensanchó y Minerva le correspondió el gesto.

—Pero quién mejor que el rey de los dioses para responder este cuestionamiento —repuso la diosa de la familia y el matrimonio.

Zeus abrió y cerró su boca repetidas veces, parecía querer decir algo y arrepentirse de inmediato. Poseidón y Hades, parecían divertirse y aguardar a que alguien interviniese en la disputa.

—Paris podría daros una mujer respuesta —río nervioso clamando que la elección sería de aquel joven mortal—. Porque el joven príncipe ha vivido siempre alejado del mundo y de las pasiones humanas, su juicio sería el más imparcial —agregó tratando de darle más fuerza a su argumento.

El afortunado –o desgraciado- fue el hijo del rey de Troya, llamado Paris. La verdad era que Zeus lo había escogido a él porque lo había visto conversando con su padre a unos metros más atrás que las diosas y sabiendo que dar una respuesta él mismo era condenarse, decidió que lo más prudente era sacrificar al muchacho; después de todo, ¿Qué era lo que podía salir mal?

— ¿Hermes? —Invoco Zeus y este se materializó a su lado—. Entrégale la manzana dorada a París e infórmale que tendrá que escoger entre Venus, Hera, y Minerva, quién es la más hermosa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.