Parte 3

En multimedia: Ariella Hill

Bueno y aquí estoy. Son las 9 de la noche en Nueva York. Hace un frío tremendo, lo bueno es que estoy más que acostumbrada a este clima. Veo en mi celular- qué obtuve gracias a una de las tantas compañeras a las que le hacía trabajos. Esas niñas que tiene todo y decidió que su celular le aburría me lo vendió por un mes de tareas- la dirección de Columbia. Estoy a tres calles desde la estación de tren y un tanto perdida. Tengo que buscar el metro, no me puedo dar el lujo de gastar mi dinero en taxis.

Después de media hora de viaje he llegado a mi destino, ante mi se levanta una construcción muy antigua, un edificio de ladrillos rojos de cuatro pisos, yo compartiré habitación con una chica, puesto que la beca me asignó un cuarto compartido, para mi estaba bien. A decir verdad nunca he tenido amigas, las chicas del Instituto miraban en mi a la que les salvaba el trasero en las calificaciones, era La Niña huérfana y abandonada que alguien le hizo caridad para estar en un colegio así.
La única chica con la que conviví fue una muchacha a la cual sus padres empresarios y muy ocupados tuvieron por error, ella con muchos desórdenes alimenticios  también estuvo a morir, curiosamente yo la salvé,desde ese día nos acercamos- compartíamos un tipo de sufrimiento- pero debido a su enfermedad la sacaron del colegio y se la llevaron a una clínica especializada fuera del país. Nunca volví a saber de ella.

En fin aquí estoy en el ultimo piso, habitación 4d, me quedé de piedra
 

Yo pensé que sería una habitación con dos camas, esto es un lujo. Al menos podría pedir el bono de comidas y prepárame yo mis alimentos así ahorraría mucho, incluso le podría cocinar a mi compañera, si podría tener ingresos extras.

Entré a las habitaciones,una de ellas ya estaba ocupada, así que fui a ver la otra y solo tenía una cama, por lo visto era la mía, tendría que comprar muebles, iré al mercado de pulgas. En ese instante escuché la puerta abrirse así que salí de mi habitación a saludar seguramente sería la chica con la que compartiré pisos.

De espaldas a mi estaba entrando un chico con muchas cajas, pude apreciar su generoso trasero pero cuando se dio la vuelta me encontré ante mi al hombre mas bello que había visto en la vida. Alto, cabello rubio y corto con los ojos mas azules que he visto en la vida, con la sonrisa más seductora que me podría yo imaginar... Han leído en esas historias de amor cuando la chica dice que siente descargas eléctricas a su alrededor, yo creí que eso nunca pasaba, pero literalmente sentí que todo mi mundo se detuvo en ese instante.

En ese momento entró una chica muy parecida al chico aquí presente, muy guapa y alta, pero al contrario de su hermano. Ella me barrió con una mirada fría e indiferente.

- Tu quien eres? 
- Ariella por favor, podrías ser más educada.- su voz me paralizó, masculina e imponente. bajó las cajas y me extendió su manos, con una sonrisa me dijo: Disculpa a mi hermana, está un poco estresada. Soy William Hill y ella mi hermana y tu compañera de cuarto Ariella Hill.
- Ho..hola. Ay por Dios ya hice el ridiculo. - Soy Giovanna Smith. Le extendí mi mano y le di una cálida sonrisa.

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Narra Liam

Vine a acompañar a mi hermana. Hoy se muda a las residencias de Columbia, a pesar que somos de Nueva York quiso vivir toda la experiencia universitaria, yo por el contrario quise seguir en casa de mis padres, cuándo termine la especialización mis padres me darán de regalo un penthouse en el centro de la ciudad, pero eso será el próximo año.
Mientras Ariella termina de bajar su ropa yo sigo con estas cajas y entro a su departamento, cuando me doy la vuelta está ahí una chica muy linda, quizá la más linda que yo halla visto, delgada, cabello castaño y ojos muy oscuros, se ve algo nerviosa, seguramente pensara que yo seré su compañero de cuarto, intento sonreírle y saludarle pero entro mi hermana, con su cara de amargada cómo siempre y le pregunta despectivamente quien era ella.

Mi hermana es una chica muy hermosa, con nosotros era una persona muy posesiva y sobre protectora, pero su mal es que se juntaba con muchas mujeres muy superficiales, como su mejor amiga, Lía Robertson, no se cuantas veces la he rechazado, no soporto las personas como ella, se dejan guiar por las apariencias, para ellas vales por tu apellido. Desgraciadamente tenían algunos negocios con Papá y su madre no hace más que mencionarme las cualidades  de su princesa cada vez que me ve.¿Como si tuviera alguna. Por lo tanto mi hermana es igual a ella, claro al ver a esta chica sencilla, sin una gota de maquillaje, con una simple camiseta y deportivos, seguro pensó que era alguna chica de mantenimiento y no su compañera de cuarto.