Yo soy Ema

Capítulo I

Para mi buena suerte, la luz no era lo que se había ido esta vez, sino el agua, ha y mi compañera de habitación. Era un alivio al menos salir de el baño y no ver a nadie mirándome prácticamente desnuda. Entraba a trabajar a las ocho de la mañana en la cafetería a dos cuadras de mi residencia. Asi que con un poco más de esfuerzo de lo normal logré arreglar mi pelo en una larga tranza, aunque odiaba llevarlo atado mostrando toda mi cara pero por esta vez lo iba a dejar pasar.

Al llegar, Susan no me esperaba con buena cara- lo habitual en ella- Al verme cruzar la puerta alzó su brazo mostrando su reloj de oro blanco.

—A dos cuadras vives y llegas veinte minutos tarde

—Se me ha ido el agua a mitad de la ducha– intento explicar

—Milagro que no fue la excusa de la luz estaba vez— noto el sarcasmo en su voz

—Lo siento— me disculpo

No dice nada y se da media vuelta para irse hacia la cocina y la sigo, me pongo el delantal con mi nombre Ema y me pongo hacer mi trabajo.

Cerca de el mediodía la cafetería estaba casi llena y yo ya me sentía cansada por el calor del verano que estaba haciendo. Cuando estaba por ir a tomar un breve descanso unos chicos que recién habían entrado me llaman para pedir, resignada y con una falsa sonrisa me dirijo a ellos.

—Hola, bienvenidos a Solcoffie. Que van a pedir?

La chica que estaba acompañada de él chico me mira por un momento, antes de él hablar ella se le adelanta.

—Em… vamos a pedir, dos hamburguesa de la casa con papas y aros de cebolla y un refresco, puede ser cualquiera— me sonríe encantada para mi sorpresa. Me volteo hacia el muchacho que no dejaba de mirarme de arriba a bajo, podía sentir la pena hacia mi y lo entendía, estaba que daba asco.

—Yo una ensalada y un jugo de naranja— me tendió la carta devolviéndomela.

Por su aspecto pude notar que no eran de por aquí, y más la chica que lucía como una muñeca de vestido y cabellos suelto hasta la cintura.

Al regresar a la cocina me vuelvo a cruzar con Susan, como lo habitual no tenía muy buena cara y cuando estaba mucho tiempo en la cocina era porque algo no le gustaba o su día no estaba yendo muy bien. Intente ignorarlo y pasar por su lado pero me detuvo justo cuando iba a salir por la puerta que daba para afuera.

—Debo decirte que el lugar cerrar por un tiempo para hacer la remodelación— evita mirarme— se que es tu único trabajo pero es algo inevitable Ema, te pagaré un mes más.

—No creo que sea necesario Susan.... volverá abrir muy pronto ¿no es así?

Sin mirarme se pone a observar toda la cocina

—Bueno si, eso espero.—arruga su frente como siempre que esta en dudas— Bueno Ema, termina tu último dia— finalizó la conversación y sale rápido por la puerta.

Me quedo para un momento pensando que ya no tengo trabajo, mi novio me a dejado y mi madre la única persona estable en mi vida, se fue al otro lado de el mundo de vacaciones pensando que me había dejado en manos de un buen hombre- que me ha engañado e ido‐ ignorando mi estabilidad.

—Ahora que voy hacer— me dije para mi misma sentada afuera en una silla con sombrilla.

—No luces muy bien—dijo una voz femenina.

Al levantar la cabeza me encuentro con la chica de adentro, con un corto vestido amarillo y lentes de sol tomando su vaso de refresco. Me limito a sonreír apenada y me encojo de hombros.

Ya había perdido, mi novio, el agua de esta mañana, mi única amiga se había mudado de ciudad, mi madre se fue lejos y ahora mi trabajo con el que me mantenía día a día. Al menos no le constaba nada a Susan avisarme con tiempo para encontrar otro.

—Bueno, me he quedado sin lo único estable en mi vida hasta ahora, mi trabajo.

—Es una pena— contesta. Su voz era cálida y dulce— Puedo ayudarte si quieres.

Se quito los lentes y sus ojos brillaron como si fueran un caramelo de miel cuando el sol choco con su cara. Dudosa y muy desconfiada, la mire un momento‐ no se muy bien si por sus ojos tan hermosos o por la sorpresa de querer ayudar a una completa desconocida.

Fui a contestarle que no estaba muy segura pero que lo agradecía, cuando apareció el chico en grandes pasos hacia nosotras y no se veía muy feliz.

—No, no. Te lo he dicho, no es una muy buena idea— le dijo a la chica cuando llego a nosotras

—Pero no he dicho nada—respondió está— aun…

Mire a ambos y mi curiosidad sumergió a la luz.

—Es una mala idea— le dijo él— mírala ni siquiera se parece a ti, tiene poros en los poros!

—Ey…— me levante indignada para devolverle el insulto.

—No lo tomes personal— se apresuró a decir ella— dice cosas sin pensar y sin sentido todo el tiempo.

El chico la miraba con mala cara. Ella se volvió hacia mi con una gran sonrisa en su bello rostro.

—Mira tengo una idea— dijo frotando sus manos un poco nerviosa— no te conozco en lo absoluto

—Ja— se le escapo al chico y ella hizo como que ni lo escucho pero lo miro de reojo.

—Tú necesitas un favor y yo otro favor….

—¿Qué te hace pensar que yo quiero un favor?— la corte

Ignoro la pregunta y continuo hablando.

—Es un trabajo para ti, te pagaré y solo será por el resto de él verano.

Bueno no se escuchaba mal, era un trabajo y no podía quejarme cuando se trataba de eso en estos momentos. Solo tenía que ver que me iba a pedir a cambio, porque obvio estaba que no iba a estar muy fácil.

—Que te hagas pasar por ella— respondió el chico primero.

Mi mente dijo un retundo NO, pero mi lado irracional e inestable financiero lo tomo en cuenta. Bueno me podría dar un trabajo a cambio de hacerme pasar por ella un día? Quizás una noche? Trabajo era trabajo después de todo, no?

—Esta bien— me miraron sorprendidos, pero ella con una sonrisa enorme—Cuando lo tengo que hacer? Esta noche o mañana o…

—Mañana y todos los días hasta que se acabe el verano.




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