III

–¿De qué estábamos hablando? –preguntó Will, con voz temblorosa.

    –De Zoe –dije.

    –Y luego de Kaya –soltó Dylan.

    –¡¡Cállate Barben!! ¡Es la última vez que te lo advierto! –le volvió a gritar Kaya.

    –¡Ya pues! Perdón mamá –dijo Dylan burlándose–. También estábamos hablando de la novia de Tommy –agregó.

    –¡No es mi novia! No aún –dije–. O no lo sé. Es algo rara.

    –¿En dónde la conociste? –preguntó Kaya aun con molestia en su voz.

    –En la Universidad –solté.

    –La invitó. Pero la muy perra no llegó –dijo Dylan.

    –La mierda contigo –musité.

    –¿De verdad la invitaste? –volvió a preguntar Will.

    –Sí. Pero no aseguró que vendría.

    –Por perra –repitió Dylan. Rodé los ojos.

    –¿Por qué no le has pedido que sea tu novia? –preguntó Kaya. La molestia se había ido.

    –Es algo complicado... –traté de explicar–. O sea, si se lo pedí. Y me dijo que probaría. Si funcionaba, lo divulgaría; y si no, ni lo mencionaría.

    –Que tipa tan rara –soltó Will.

    –Algo –coincidió Kaya.

    –Sea rara o no, ten en cuenta de que Zoe algún va a enterarse. Deberías estar más preocupado por su reacción que por si funciona o no –dijo Dylan.

    –¡Vaya! Hasta que dices algo con sentido –se burló Kaya.

    –Y luego no quieres que hable de ti y tu anciano –le respondió Dylan.

    –Al menos yo no estoy hablando de tu vida sexual –le volvió a responder mi amiga.

    –¡Basta ya! –gritó Will–. ¿Cómo se llama? –me preguntó.

    –Bella.

    –Bonito nombre –dijo Kaya.

    –Esperemos que su alma sea igual de bonita que su nombre –bromeó Dylan.

    –Sera mejor que me vaya –dije cambiando de tema.

    –Sí –coincidieron los tres.

    –Nos saludas a Zoe –pidió Kaya.

    –Por cierto, Tommy, tienes que hablar con ella de esto. No lo dejes pasar –dijo Dylan.

    –Lo haré. No te preocupes –dije para calmarlo.

    –Graba su reacción. Apuesto a que será épica –dijo Will.

    –¡William Porter! –dijimos Dylan, Kaya y yo al unísono.

    –Fue un consejo. No me reclamen –se defendió éste.

    –Jodido animal. A veces tienes mejores ideas que yo –le dijo Dylan.

    –No le alimentes el ego –pidió Kaya.

    –De todos modos, las ideas le duran poco –respondió Dylan y Will le dio un zape.

    Sólo los vi y recordé cómo es que me había vuelto amigo de estos locos. Antes éramos cinco, pero uno de nosotros; Dexter, decidió irse a estudiar a algún lugar de Latinoamérica quedándonos solo nosotros cuatro. Obviamente, su partida nos dolió, pero Zoe vino a consolarnos, dándonos el lugar de ser cinco otra vez.

    Me despedí de mis amigos, salí de la puerta principal y arranqué el carro hacia casa. En el trayecto, mi teléfono sonó y vi en el identificador el nombre de Bella. No sé si era o no mi novia, así que no lo mencionaré.

    –Hola –contesté.

    –Hola Tom –respondió.

    –¿Pasa algo?