Thomas abrió la puerta y le dijo a ella que se pasara.
–Zoe ya llegué.
–Ya te oí –le grité desde la cocina.
–¿Puedes venir?
–¿Y qué no puedes venir tú? –pregunté. Oí pasos acercarse.
–¿Quieres dejar de comportarte como una niña? –susurró en mi oreja.
–¡La mierda! ¿Quieres dejar de asustarme? –grité.
–¿Puedes tú salir cuando te lo pido?
–Depende –me giré hacia él–. ¿Me dirás quién es?
–Por eso quiero que salgas –dijo, mirándome a los ojos.
–De acuerdo –salimos agarrados de la mano, pero en cuanto la vi Thomas me soltó y se dirigió hacia ella. Seguía tan lindo y guapo como siempre. Quería decírselo, pero no se lo haría y mucho menos enfrente de su...
Es un jabón, dijo de pronto mi subconsciente. Coincidí con eso.
–Zoe, quiero presentarte a alguien –dijo Thomas ¿nervioso? En mi vida lo había notado nervioso.
–¡Oh muy bien! –dije animada.
–Ella es... –empezó. Pero dejó la frase inconclusa.
–¿Es? –le hice señas para que se animara.
–Su novia. Soy su novia. Me llamo Isabella. Puedes llamarme Bella.
Lo sabía.
–Aun no –corrigió Thomas–. Sólo estamos probando para ver si funciona.
Eso terminó por romper mi corazón. Me había dolido oírlo. Dolió cuando ella lo dijo, si lo hubiera dicho él, hubiera dolido menos. Tenía que fingir o no hacerlo. Con Thomas podía hacerlo las veces que quisiera, pero había alguien ajeno y no podía. Mi enojo ganó y opté por la segunda opción.
–Entonces explícame algo –dije. Empezaba a enojarme–. ¿Ese era tu gran secreto? –Thomas no se quedó atrás, también se había enojado.
–Oye Tom mejor me voy, creo que... –dijo ella de pronto.
–No. Está bien. Puedes quedarte. Sí empiezas una relación a los días de conocer a alguien, entonces te falta conocerlo mejor, así como yo –dije con indiferencia.
–¡Cállate Zoelia!
–¿Por qué tengo que hacerlo? ¿Hay algo más que deba saber? ¿Vas a ser padre?
–¡Suficiente!
–Thom... –volvió a decir.
–No. Tú te quedas –le dijo Thomas–. Y tú y yo –se dirigió a mí– vamos a hablar. Ya –pasando de largo se encaminó al otro cuarto. Lo seguí.
–¿Se puede saber por qué te comportas así? –dijo en cuanto cerré la puerta.
–Porque estoy molesta. Me molesta el hecho de que no me lo hayas dicho antes. Tan siquiera lo hubieras anticipado.
Tú tampoco le has dicho, maldito subconsciente.
–¡Te lo dije en la mañana! Por algo te dije que estuvieras guapa.
–¿Para esto? Pensé que era algo más importante.
Sé que me estaba pasando con el hecho de que Thomas tuviera novia, era algo que no podía evitar. Pero el hecho de hubiese pasado mucho tiempo para decírmelo eso sí era molesto.
–Tú también tendrás novio algún día y me lo presentarás ¿o no?
–Tal vez –hice una mueca–. Pero yo no tardaré mucho para decírtelo.
–¡No he tardado en decirlo!
–¿Entonces por qué no lo hiciste?
–Porque no encontraba el momento adecuado para hacerlo. Además, estamos probando...