Your Type ®©

VIII

ZOE

Eran las ocho de la noche cuando llegué al Aeropuerto. Compré mi boleto a Ámsterdam a primera hora y me senté a esperar a que llamaran para abordar el vuelo. Encendí el mp3 que Thomas en una ocasión me regaló en mi cumpleaños lleno de canciones de Taylor Swift, mi cantante favorita. Coloque los audífonos en mis orejas y dejé que la música fluyera por sí sola.

    Sonaba una canción con la que la que me identificaba mucho. Y, además, era mi favorita. You Belong With Me[3]. Una canción que habla acerca de la amistad, y el amor que sientes por alguien, pero ese alguien no te corresponde porque sólo ve en ti un amigo o una amiga. Ella empieza a cuestionarle a él que es lo que ven en la otra, si es todo lo contrario a lo que es ella. Y esa era mi actual situación, Thomas era el que sólo me quería como su amiga, Bella era la novia y yo era la que mendigaba el amor de mi amigo. Cosa que estaba dispuesta a romper. Mi teléfono sonó y vi que era un mensaje de Kaya.

Lo siento amiga. Dyl me acaba de decir. Espero que encuentres tu felicidad. Y también espero que algún día regreses. Te deseo lo mejor de la suerte. Te quiero.

Sonreí, y tecleé una respuesta.

Gracias Kaya. Gracias por ser el amigo que muchas desearían tener. No te preocupes, verás que pronto iré a visitarte, porque la decisión de irme es definitiva. Te quiero mucho.

P.S.: Yo también espero encontrar mi felicidad.

Su respuesta llegó al minuto.

Ay qué mal :( en serio siento no haber estado ahí. Te he fallado como amiga y me lamento por eso. Estaré esperando ese día.

Ahora le mandé mi última respuesta.

Yo también.

Kaya era la mejor amiga que podía tener. Siempre le buscaba el lado positivo a las situaciones que vivíamos, aunque fueran las peores. Por eso, era considerada la mamá de nuestro grupo. Volví a dejar mi teléfono y pensé en el par de problemas que tenía encima, el primero era el verdadero problema que tenía que enfrentar, estar sola en una ciudad en la que nunca había estado, buscar un hogar donde vivir, buscar un empleo, porque como dijo Will la felicidad no llega sola y la necesidad de sobrevivir tampoco.

    El segundo problema tenía dos nombres y un apellido y todavía no sabía cómo lo afrontaría. Fue a buscarme a la casa de mis amigos y agradecí al cielo que Dylan no dijo que estaba ahí. La verdad es que no tenía ganas de hablar con él. Como es Thomas, supe que no se rendiría tan fácil, así que la segunda cosa que haría sería llamarme sin cesar hasta que contestara. Un sonido proveniente de mi teléfono me dio la razón. Pero no estaba llamando, era un mensaje.

Sé que no vas a contestar, así que me ahorro el saldo. Sólo recuerda esto: te encontraré, en donde sea que te escondas.

    P.S.: Y por si te lo preguntabas, no dejaré de quererte. Tal vez si me lo hubieras dicho cuando tuviste la oportunidad, lo hubiera considerado. Y esto no estuviera pasando.

Xx.

¿Cuándo tuve la oportunidad?

Sí, la tuviste y nunca lo hiciste, me recordó mi subconsciente

    Sabía que no iba a cumplir su promesa de no llamarme. Sorbí mi nariz pensando en cómo sería la situación sí no hubiera desperdiciado el tiempo, dándole vueltas al asunto de decirle a Thomas la verdad cuando pude hacerlo. Entonces ahora, yo sería su novia y Bella sería la que estuviera mendigando amor. Empecé a reír de mi fantasía que no me di cuenta de que me hablaban. Y ahí estaba él.

    –¿Puedo sentarme? –levanté la mirada y me quedé atónita ante su presencia. Era hermoso, más que Thomas. Cabello color café, con rulos apenas visibles y ojos color verde aceituna. Una combinación perfecta como el café sabor chocomenta. Lo admito, tengo hambre. Me obligué a salir de mi trance.

    –Sí. Lo siento –quité mi maleta y la coloqué a un lado de mí, todo sin hacer contacto visual. Se sentó tan cerca que pude oler su perfume. Una fragancia que en mi vida había olido, pero sabía que era hermosa igual que él.

    El corazón me empezó a latir con fuerza y sentí el color carmesí en mis mejillas. Eran sentimientos que ya no había experimentado en mucho tiempo. Los nervios que sentía también eran evidentes. Se suponía que me iba para olvidarme de Thomas, no para enamorarme de otro. Regresé a mi teléfono y entonces él habló.




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