–¿Qué más le dijiste? –pregunté una vez que me calmé.
–Sólo eso –respondió–. ¿Me dirás cómo se conocieron? –pre-guntó cambiando de tema.
–¿A caso te importa? –me di cuenta que hablaba igual que Zoe.
Los malos hábitos se adquieren, dijo mi subconsciente.
–Pues sí –dijo y se volvió a reír.
–¡Deja de reírte William! –grité. El silencio inundó el lugar, en este caso, el baño. Will dejó de reír, se sentó en el lavabo y yo solo lo fulminé con la mirada.
–¿Entonces ya me dirás? –me ignoró y se rio más fuerte.
–No te diré hasta que dejes de comportarte cómo el imbécil que eres –espeté.
–¿Y bien? –preguntó cuándo dejó de reír.
–Fue en la sala de espera –dije–. Pero es algo especial –hice una mueca.
–¿Por qué? –preguntó mi amigo.
–Porque está bien loca. Primero me habla bien y luego me manda a la mierda. Después me suplica y me trata bien. Y a los cinco minutos, me vuelve a mandar y me grita –Will empezó a reír a carcajadas.
–¿Qué es gracioso? –pregunté molesto.
–Ella es un amor de persona –seguía riéndose.
–¡Ni si quiera has visto cómo me trata! –dije alterado.
–Sí que lo he visto Tommy –volvió a reír–. ¿De quién crees que fue la broma? –se calló–. Además, yo creo que necesitas a alguien así –soltó y se volvió a reír. Pasé por alto la mención de la broma.
–¿Qué? ¡No! ¡Estás mal! No sé porque, pero sé que ella no es así. Ella está rota, como yo –dije. Esto último en un susurro. Inmediatamente Will dejó de reír.
–¿Cómo lo sabes? ¿Te lo dijo? –cuestionó.
–No. Pero lo veo en su mirada –dije evitando decir algo sobre Harry–. Y quiero saber qué es.
–¿Ya le preguntaste?
–Serás idiota. Obvio no –grité alterado de nuevo.
–¿Cuál es el problema? ¿Su forma de ser? –preguntó mi amigo.
–No. Eso es lo de menos –suspiré antes de seguir–. Temo a que no confíe en mí.
–Pues tienes que arriesgarte –dijo casualmente mi amigo.
–Ya lo hice –dije.
–Entonces –se bajó del lavabo y abrió la puerta–, tienes que hacerlo más Tommy –dijo y salió del baño.
Salí detrás de él pensando en lo que acabábamos de hablar. Tenía razón, tenía que volver a ganarme su confianza no importando las veces que me mandara a la mierda o me gritara. No importando todo lo que me hiciera. Iba a hacerlo. Llegué a mi lugar, y Zoe estaba dormida. Tenía que pensar en algo, que hacer para matar en tiempo. Entonces vi su teléfono.
¡Ni se te ocurra! Gritó mi subconsciente. Pero lo vuelvo a decir, soy Thomas y no hice caso.
Ya sé. No tiene ni un día que nos conocemos, pero la curiosidad siempre es primera. Tomé cuidadosamente el teléfono de Zoe. Deslicé la pantalla y lo primero que vi fue un sin fin de mensajes. Todos de Harry.
"¿Me dirás en dónde estás?"
"Zoelia deja de jugar con mi paciencia".
"Eres una loca de remate. Te buscaré y te traeré de vuelta a casa te guste o no".
Zoelia era un bonito nombre. Deslicé más la pantalla y vi una respuesta de ella.
"DEJA DE JODERME STERLING. TÚ Y LA PERRA RARA QUE TIENES POR NOVIA SE PUEDEN IR A LA MIERDA".