Zafiro: La Implosión De Una Vida Vieja

CINCO

Me dirijo al aula de Cálculo para enfrentarme a lo que Janeth dijo que me enfrentaría. Una oferta. Que no tiene nada que ver con asuntos escolares y que debo de aceptar a como dé lugar. Eso fue lo que me dijo Janeth que debía hacer, no me dio explicaciones ni muchos detalles. Sólo dijo eso.

Acéptalo, te lo suplico. Necesito que estés a salvo. No pienses en si es correcto o no, en sí es verdad o no, tú sólo acéptalo. Te lo imploro, realmente necesito que hagas esto por mí… necesito tu aprobación para cuidarte, sus palabras se oyeron implorantes y preocupantes. Y sin sentido.

Abro la puerta y del otro lado hay dos personas. El profesor Lodge y Tiffany Mackdil.

—Alice—dice Tiffany, en este instante tengo el impulso de quererla golpear hasta cansarme pero Janeth me advirtió claramente que no lo hiciera.

Si lo haces, Alice no. Ni siquiera quiero imaginarme lo que ella te haría por querer golpearla. Esas fueron sus palabras exactas.

Hasta el día de hoy suelo evitar a Tiffany, regularmente la ignoro en las mismas clases que coincidimos y en el pasillo igual porque el odio que siento hacía ella es inimaginablemente grande. Tendré que contenerme demasiado durante los siguientes momentos.

Levanto la mano en señal de saludo y eso es todo lo que le dirijo a Tiffany.

—Srta.Carney, por favor, tome asiento—me dice Lodge, con amabilidad. Creo que realmente esta oferta debe de ser mala. O más bien buena para ellos pero mala para mí. No estoy segura de nada. Janeth no me dio los detalles exactos de la ofrenda.

—Gracias—digo, tomo asiento en el pupitre que esta frente al escritorio de Lodge y a un costado de Tiffany. Trato de no mirarla, ni siquiera de reojo.

Resoplo.

Deseo que este momento termine ahora.

—Tranquila—dice Tiffany, me toca el brazo y eso me obliga a mirarla. Sus ojos son de un color único. Púrpuras. Qué raro, ¿no?—, esto terminará demasiado pronto. Sólo conversaremos.

¿Por qué me dice eso? No, una mejor pregunta aún, ¿cómo se atreve a hablarme como si fuéramos amigas cuando sabe que la detesto?

—Verá, Srta.Carney—dice Lodge, captando mi atención hacia él. Tiffany quita su mano de mi brazo—, la Srta. Mackdil y yo estamos por enterados que usted y la Srta. Pacheco tuvieron una conversación acerca del trato que estoy a punto de ofrecerle, ¿estoy en lo correcto?

— ¿Qué tiene que ver la plática que tuve con Janeth?—pregunto, algo extraño está sucediendo. Me lo dice mi sexto sentido que no sé si tengo.

Lodge suspira, luego le hace un asentimiento a Tiffany, como si le estuviera dando la palabra.

Eso era lo que me faltaba, escuchar a Tiffany. Tendré que usar toda la abstinencia que no he utilizado en diecisiete años para resistirme y no golpearla.

—Alice—me dice Tiffany, amablemente. ¿Por qué me habla como si tuviéramos una gran amistad luego de lo que me hizo?—, lo que estas apunto de escuchar se te será completamente paranormal pero quiero que entiendas que si es real, y que si te contamos todo esto es porque Janeth lo pidió y accedimos hacerlo siempre y cuando tu decidas aceptarlo sin importar los riesgos—hace una pausa—. Así que dime, ¿estás dispuesta hacer lo que sea?

No estoy bastante segura de hacer lo que sea, como por ejemplo no soy capaz de comer un insecto o de comer una docena de insectos por algo que ni siquiera sé que es. Titubeo. Mi mente entra en esa duda. ¿Qué me están ofreciendo exactamente?

—No lo sé—digo, luego de algunos segundos que se convirtieron en minutos—. ¿Precisamente que me están ofreciendo?

Lodge y Tiffany intercambian miradas, como diciendo miles de oraciones sin mover los labios.

—Sólo hay dos opciones—dice Lodge, quitándose las gafas. Observo sus ojos. Son del mismo color que los de Tiffany. Púrpuras—. Si o no. Saber o no saber. Tú eliges si quieres vivir en la ignorancia o estar al tanto de lo que ocurre en el mundo real.

Me confunde, estoy enredada entre mis propios pensamientos lógicos e ilógicos.

— ¿Y, bien?—me pregunta Tiffany— ¿Alguna respuesta final?

La miro, su cabello rubio y agarrado en una cola de caballo, su piel casi tan blanca como la mía, mejillas llenas de vida y algo rosadas, y junto con su complexión delgada digo que es hermosa porque realmente es hermosa. Aunque todas esas lindas facciones que tiene por fuera realmente son sólo una máscara ya que por dentro de su cuerpo, el núcleo que hay en su interior, la humanidad esta tan escasa como el agua en medio de un desierto.




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