Zafiro: La Implosión De Una Vida Vieja

VEINTICUATRO

Para antes de que alguien intente hacer algo el Sr. Pacheco arroja una bola de fuego contra Ansel quién no tiene oportunidad alguna de esquivarla. Veo como el cuerpo de Ansel empieza a quemarse muy rápidamente, oigo sus gritos desgarradores que salen desde lo más profundo de su ser suplicando por ayuda.

Sostengo a mi hermana por el brazo mucho antes de que intente ayudar a Ansel. Sé que quiere hacer algo, yo también quiero hacer algo. Pero ninguna de las dos podemos ayudarlo. Ella no puede porque el fuego es su debilidad y yo porque necesito mantenerla alejada del fuego.

— ¡Suelta mi brazo!—me grita Annabella, forcejeando para que la libere.

— ¡No!—le respondo, clavando mis dedos firmemente contra su piel y evitó a toda costa que se acerque demasiado.

Annabella es más fuerte que yo y cuando estoy a punto de ceder Dominic y Cristian se lanzan contra Ansel, aplastando el fuego con sus propios cuerpos. Cuando ya no hay rastro de llamas se levantan y suelto el brazo de Annabella. Ella corre frenéticamente y se arrodilla a un costado de Ansel.

Me reúno con ellos y cuando veo el cuerpo calcinado de Ansel me dan ganas de vomitar. Su piel está totalmente negra. El aroma de mugre y tierra quemada arruga mi nariz y lo único intacto que queda de él son sus ojos rojos. Se esfuerza por respirar, cada bocado de aire es más trabajoso para él. Lo sé, lo noto, lo veo.

Mi hermana trata de tocarlo, quiere acariciar su mejilla pero retira su mano antes de hacerlo. La cierra en forma de puño cuando Ansel da su última respiración. Ha muerto. Y cuando muere sus ojos rojos pasan a estar sin vida y completamente en blancos y cristalizados.

Annabella deja escapar un gruñido y se levanta al mismo tiempo que miro por encima de mi hombro. Los Nigromantes siguen en el mismo lugar sin moverse. Cuando el gruñido de mi hermana cesa nadie puede detenerla, ni siquiera yo.

Se convierte en lobo en menos de un tris y luego corre con facilidad en dirección a los brujos. Shailene y sus padres junto con Ariana y los padres de Tiffany desaparecen al mismo tiempo que Annabella ataca al Sr. Pacheco con sus afilados dientes de mujer lobo.

Janeth grita cuando una extremidad de su padre cae rodando ante sus pies, intenta salvarlo pero Annabella la golpea con una de sus patas traseras en la cara y la deja noqueada en el suelo. Después observo mí alrededor y me percato de que no hay rastro alguno de Cristian y Dominic.

Me quedo paralizada ante la escena sádica de mi hermana matando a un hombre, lo hace con total naturalidad y agrado, tomando su tiempo para torturarlo y hacerlo anhelar la muerte. Durante unos cuantos segundos estoy como espectadora hasta que Shailene aparece y me propina un puñetazo en la barbilla con diez veces más de fuerza de lo que podría golpear en realidad. Caigo al suelo, como a metro y medio lejos de donde estaba parada, ante los pies de Ariana quién patea mi pecho con la punta de su zapato.

Siento un dolor horrible, como si por un instante alguien estrujara mi corazón sin clemencia. El dolor pasa, y cuando Ariana vuelve a patearme el pecho lo vuelvo a sentir sólo que peor. El dolor se vuelve a ir pero regresa cuando recibo otro golpe y así sucesivamente. Se va. Regresa. Se va. Regresa. Se va. Regresa.

Luego, de la nada, aparecen unas manos que rodean la cabeza de Ariana. Su cráneo gira hasta hacer un ruido de crash y dejarme en paz. Respiro y el dolor desaparece definitivamente, después veo como el cuerpo de Ariana es arrojado a un lado con mucha facilidad.

Miro hacia el cielo y veo el rostro de quien me ha salvado. Dominic.

— ¡Ariana!—oigo que alguien grita y sé que es Shailene.

Rápidamente me levanto, con una mano presionando mi pecho ya que todavía me duele un poco, y veo que Shailene trata de revivir a Ariana usando su magia de neón como RCP pero siendo totalmente inútil.

Falleció. Y recuerdo que ellas dos tenían un vínculo mutuo.

No quiero imaginarme el inmenso dolor que debe de estar sintiendo en estos momentos.

Al cuarto intento de querer resucitarla se da por vencida, está jadeando constantemente y suda demasiado. Empieza a llorar y a gritar mientras trata de controlarse. Se arranca mechones de su cabello y golpea el suelo con la mano abierta.

Miro a todas partes y noto que Dominic y Annabella no están. Sólo veo el cuerpo descuartizado del Sr. Pacheco con mucha sangre emanando de él, a Janeth que continua inconsciente sobre la calle y el arma que sigue tirada en el suelo. Entonces tengo una idea que tiene muchas probabilidades de funcionar.

Me apresuro a rejuntar la pistola, camino hasta Shailene y apunto el cañón a su cabeza sin dudar y sin miedo. Ella me mira, algunas lágrimas ruedan por sus mejillas, sus ojos están llorosos y la mitad de su cabellera esta arranca y entre sus manos.

—Por favor—me implora—. No sabes lo que siento.




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