Un encuentro particular.

Zoran es alto, tez blanca, cabello negro largo, ojos verdes, usa siempre un tapado de cuero negro no solo para protejerse del frio sino también para esconder todo tipo de armas. Él es un damphir, es decir, es hijo de un vampiro y de una humana, por eso envejece muy lentamente, si es herido se cura casi instantaneamente, pero no es inmortal, para serlo debe matar a su progenitor vampiro y así convertirse en un vampiro verdadero. Es muy rápido y fuerte, todos sus sentidos estan muy agudizados casi tanto como los de un vampiro. Tiene la habilidad de verlos aún cuando estos son invisibles al ojo humano. La mayoria de los damphir tienen un ansia de sangre que lo lleva a buscar a su padre vampiro y matarlo. Pero Zoran es distinto, el detesta a los vampiros y los caza. Los odia por sentir cada día de su vida un deseo casi incontenible de beber la sangre de las personas que se le acercan, nadie lo notaría jamas porque el lo disimula, solo tiene el mínimo contacto con la gente, hasta que una noche conoce a Senka, otro damphir, en una taverna. Senka es un poco mas bajo que Zoran, de cabello rubio hasta los hombros y tiene los mismos ojos verdes que él. Senka todavía no comprende lo que es, tiene 25 años y esta acompañado por su hermana menor muy parecida a el de 20 años, rubia pero de ojos celestes, a la que proteje. Zoran en cambio aunque parece tener unos 30 años, ya ha vivido 400 años y sabe muy bien reconocer a alguien como él, suele matarlos también porque cada damphir es un futuro vampiro con seguridad. Esa noche Zoran observa a los hermanos comer un estofado en la taverna, ya alquiló un cuarto para pasar la noche ahí, debe descansar porque cazó a quince vampiros en un pueblo a dos días de viaje de ahí, esta exhausto pero cobra muy bien por sus servicios, sí que suele tomarse unos días de descanso, luego se aprovisiona bien y sigue su camino a otro pueblo en su caballo marrón de crines largas y oscuras. 

Senka y su hermana terminan de comer, dejan unas monedas sobre la mesa y se van caminando por la calle principal de piedra, es larga y con algunas casas de dos pisos, hay varios negocios cerrados ya, alguno de ropa y varios de granos, de carne y pecado, de verduras, de armas, dos antorchas por cada cuadra dan un poco de luz en esta fria noche sin luna pero llena de estrellas. Senka nota que alguien los sigue, de pronto dobla a la derecha en una esquina casi empujando a su hermana. De un solo salto llega sin dificultad al techo de tejas de una casa de un piso y ahí se queda asechando. Su hermana que ya conoce la rutina, sigue caminando sola por la calle, ella no cree en vampiros y aunque ha notado que las habilidades de su hermano son un tanto sobrenaturales, las adjudica a su locura, sí, porque unicamente un loco podría simular una pelea con alguien que nadie mas ve, un vampiro según Senka; o el producto de una mente desquisiada, según su hermana. Ella espera que en cualquier momento Senka se arroje de las alturas con una estaca en la mano y luche encarnizadamente con el aire hasta ganar la pelea por supuesto. Luego seguirán hasta su casa como si nada hubiera pasado. Ella no habla mas del tema, acepta que su hermano esta loco, pero es su hermano y lo ama, él la cuida y proteje, y jamás ha hecho esos papelones delante de la gente.

De pronto la joven escucha ruidos en el techo "¡Oh esta vez la lucha sera en los techos!, esta bién, esperare." -piensa mientras mira con miedo la solitaria calle- " esperare aquí, sola, en esta calle oscura y peligrosa, mientras mi hermano mayor lucha con los fantasmas..."

A Senka le esta costando mas de lo habitual matar a este vampiro, le intriga el hecho de que su contrincante también empuñe una estaca, con un aire burlón le dice: " Dime, ¿acaso te interrumpí justo cuando te estabas por suicidar? (se rie) lo digo porque ¿para qué otra cosa podría querer un vampiro un estaca de madera?"

Zoran mira su estaca y dice: "No la voy a usar en mi corazón, sino en el tuyo" y mirando fijamente a los ojos a Senka continúa: "y no soy un vampiro."

Senka: "Si no eres un vampiro ¿qué haces tratando de matarme, acaso crees que yo lo soy?"

"No -dice Zoran- aún no lo eres."

De pronto escuchan un grito que proviene de la calle, Senka sale corriendo y Zoran lo sigue. Su hermana estaba parada al lado de un hombre tirado e inconciente en el suelo.

Senka: "¿Estas bién? ¿te hizo daño? ¿qué paso?"

Hermana: "¡¿Qué paso!? Paso que mientras tu le pegas al aire con ese palito de madera, tu hermana menor, a la que deberias haber estado protegiendo, estaba a los puñetazos con este asqueroso hombre. Y... hablando de hombres, ¿quién es ese que viene detras tuyo?" dice la muchacha mientras mira por sobre el hombro de su hermano. Senka no tiene tiempo ni de darse vuelta cuando Zoran lo quita de en medio de un empujón. 

Zoran le extiende su mano y dice: "Zoran Petrovic, es un placer conocerla señorita..."

Ella también le extiende su mano en un guante de piel gastado: "Mikaela Borjan, el placer es todo mio."

Senka un tanto asombrado y confundido le dice a  su hermana: "¿Puedes verlo? bueno... no importa... Mikaela no le des la mano, trató de matarme hace un momento."

Zoran se rie y dice: "¡Pobre chico, se ve que no esta bien de la cabeza!"

Mikaela: "Bueno, en realidad no, pero es mi hermano mayor..."

Senka la interrumpe: "¿Cómo que en realdad no?"

Mikaela queda encantada con Zoran, es la primera vez que le agrada mucho un hombre, no sabe ni que decir, desde hace cinco años, cuando sus padres murieron de neumonia y Senka empezó a comportarse raro, que no sociabilizan casi con nadie. Mikaela y Zoran se quedan mirando como embobados uno al otro por unos segundos que para Senka fueron eternos, hasta que no aguanta mas y agarra del brazo a su hermana llevandosela a rastras.

"Yo puedo caminar sola -se queja Mikaela mientras trata inutilmente de safarse- además nuestra casa queda para el otro lado"