Un escorpión la picó.
Y en vez de morir, nació una adicción.
Desde la primera dosis, el veneno se vuelve necesidad: físico, urgente, devastador. Lo guarda, lo persigue, lo sufre. Cuando el escorpión deja de picarla, su cuerpo entra en guerra y su mente se desarma en pedazos.
Cómo matar a un...
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Sí, quiero