Odiaba los charcos. No, no era cierto. Simplemente odiaba los charcos cuando no podía saltar en ellos. Y en ese momento, simplemente no llevaba los zapatos adecuados para hacer realidad ese sueño. Los tacones altos se habían vuelto imprescindibles en mi negocio. Zapatos ridículos pero preciosos ...
Hay en el texto:
romance, roman eroitico, enemiestolover
0
5
En proceso: 13 Oct
74 pág.