8. Rosas.

Literalmente culpo a LA OREJA DE VAN GOGH por mi afición y deseo de recibir rosas, principalmente después de algún conflicto; pero, ¿por qué a ellos? Simple, mis padres nunca tuvieron esos detalles, por lo que la letra de la canción causó esa ilusión...

" [...]

Desde el momento en el que te conocí
Resumiendo con prisas tiempo de silencio
Te juro que a nadie le he vuelto a decir
Que tenemos el récord del mundo en querernos

Por eso esperaba con la carita empapada
A que llegaras con rosas, con mil rosas para mí
Porque ya sabes que me encantan esas cosas
Que no importa si es muy tonto, soy así.

[...]"

Sin embargo, pese a las ilusiones que fui desarrollando al adentrarme en el mundo romántico de las relaciones sentimentales, caí en la cuenta de que ningún hombre se fijaba en mi, al principio me molestaban con el hecho de estar gordita, luego por mi osadia de jugar futbol con los niños, continuando por ser la preferida de algún maestro y finalmente, por tener padres sobreprotectores y exigentes.

Aprendí a resignarme a sólo ver como mis amigas recibian esos ramos de rosas y yo, ahí a un lado, siendo invisible.

Poco a poco ese tipo de comentarios, más los que siguieron después, lograron hundirme en el bajo autoestima, hasta que, un día llegó él, mi fantasma, un hombre delgado, apuesto, romántico... Él fue el primero en llevarme un ramo de flores a la escuela, sin duda, marcó mi corazón.

Después de él, llegó otro muchacho, Ciruela, cuestionando el por qué quería flores que se van a morir por ser cortadas, honestamente no supe responder; él me regaló un rosal, más no duró mucho tiempo viva, yo no sabía cuidar plantas, y como ya mencioné, mis padres no tienen esos detalles, fue algo inevitable.

Finalmente, una amiga me regaló otro rosal, me dio a escoger, y no se quedó sólo como un regalo, sino que además, me enseñó a plantarla, regarla y darle sus cuidados.

Rosas rojas, rosas rosas y rosas azules...