Las perlas son un grano de arena en el refugio de una ostra, y al pasar los años, se vuelven valiosas.
Así es nuestro carácter, un grano de arena que al resguardarse en nuestro interior debe ir creciendo, sin importar los golpes que asoten, la perla está segura.
El carácter no es el temperamento, es aquello que te impulsa a hacer las cosas y acciones correctas, para tu propio bien, el de la familia y el social.
Toda tu vida gira en eso, así como la perla es redonda.
En lo personal, las perlas son la tercera joya de mis preferidas. Aprendí a mediana edad, entre los 16 y 20 años esta enseñanza del carácter, y mantengo todas esas adornos y complementos que lleven perlas, desde pulseras, aretes, collares, e incluso en llaveros y mochilas; como un constante recordatorio de que el carácter es valioso.
Llevandolo un poco más a mi historia, el carácter me lleva a salir de lugares donde no me dan mi lugar, irme de lugares donde no me valoran tal cual soy, y de confrontar a las personas y situaciones donde se me subestiman.
Conocer tu valor, tu carácter y tu potencial, te ayuda a elegir hasta donde tolerar, soportar y aceptar.
Recuerda, la perla es tu carácter; ¿cuánto vale?