Capítulo 18

JENNA 

—Quería verte —habló Evan rompiendo nuestro silencio. 

Perdí la cuenta de cuántas veces he parpadeado pensando que esto era un sueño. ¿Evan vino hasta aquí para verme? Creí de verdad que estaba soñando. Giré a ver a Lydia, que estaba con la boca semiabierta, ni ella podía creerlo. Volteé para ver detrás mío y pude darme cuenta que todos estaban mirándome, no sólo a mí sino a Evan que estaba frente mío. 

Respiré entrecortado de lo nerviosa que me sentía. La expresión de Connor no podía describirla, él realmente estaba serio. Brianna rebajaba lentamente a Evan, y bueno, Steve estaba sonriendo de lado. 

Steve se metió en este lío, y dijo—: Bueno, te dejamos aquí Jenna. Nosotros nos adelantaremos —tomó del hombro a Connor para que él voltease a caminar, sin embargo, el quedó anclado con sus pies en el suelo. No se movió un pelo. Murmuró a Steve: "No me iré." Steve lo volvió a mover hasta que se volteó para adelantarse en el camino, seguido por Lydia y Brianna que no omitieron ni una palabra. Aunque... la sonrisa de Lydia lo decía todo.

Giré nuevamente a fijar mi rostro en Evan, quien estaba a unos pasos de mí.

Estaba tan nerviosa que no sabía qué decir exactamente. ¿Cómo es que podía volverme tan estúpida delante de un chico? O mejor dicho, ¿cómo es que Evan me volvía tan estúpida? Sinceramente nunca he sido de esta manera con nadie, ni siquiera con Connor. Con nadie me comportaba así. En el momento de decir algo, lo decía. Si algo no me gustaba, lo decía. Si tenía que pelear para hacer justicia, también lo hacía pero ¿por qué mis manos estaban sudando delante de él?

Me golpeé mentalmente, hasta que por fin decidí hablar.

—¿Querías verme?

Asintió. A veces era bastante rápido respondiendo. Yo era demasiado lenta.

—¿No te atrasarás con el vuelo? —me preguntó. Negué con la cabeza—. ¿Segura? 

—Sí —respiré nuevamente entrecortado. Carajo. Mis nervios se notaban de acá a china. Evan era demasiado inteligente así que seguramente lo había notado. Busqué con la mirada un banco para podamos sentarnos—. Ven —le dije trayendo mi valija conmigo, haciendo que él me siguiera por detrás.

Nos sentamos para no quedar parados en medio del camino. Era bastante incómodo. Evan tomó asiento junto a mí. Giré mi cuerpo para poder quedar cara a cara con él. Se encontraba bastante tranquilo. Parecía no ponerse nervioso por nada. No sabía cómo es que hacía eso. Evan era la típica persona que tú veías y parecía que todo le importaba nada pero, muchas de las veces, no era así. 

Estaba pensando qué decir. No quería desperdiciar mi tiempo con él. Iba a arrepentirme. Levanté mi mirada de mis manos y sus ojos azules estaban puestos en mí. Mi corazón golpeó contra mi pecho fuerte. Corrí la mirada como si me hubiese descubierto a pesar de que no era yo quién lo estaba mirando.

Evan largó una pequeña y suave risa—. ¿Por qué estás nerviosa?

Giré aún más mi cabeza para no mirarlo. Apreté los ojos como si, otra vez, me hubiese descubierto. 

Carajo. Siempre me hacía pasar vergüenza.

Lo miré—. No estoy muy nerviosa que digamos.

Él levantó las cejas—. ¿Me vas a mentir en la cara?

Bueno, me descubrió. Ya había perdido bastante mi dignidad durante estos días, creo que un poco más no iba a hacerme mal.

—Tal vez estoy nerviosa pero es que nunca había estado tan cerca de ti —dije—. Después de once años, es la primera vez que me siento a tu lado simplemente para hablar.

El apoyó su espalda en el respaldar relajándose por completo—. Bueno, en eso tienes razón —me dijo—. Pero tú estás demasiado nerviosa, ni que fuera hacerte algo. —Volvió a reír.

Yo, en realidad, estaba tratando de disimular cómo es que estaba viendo cada detalle de él. Lo estaba intentando, ya que, no sólo iba a notar que estoy nerviosa sino que estaba enamorada. 

Eso era peor.

Era peor que notase que estaba enamorada de él.

—No dije que me fueras hacer algo —mencioné—. Pero... bueno, no sé —reí nerviosa—. ¿Has venido en qué?

—En mi motocicleta —respondió.

—¿Sigues andando en motocicleta?

Asintió con la cabeza.

Luego quedamos en silencio. No era para nada un silencio incómodo, sin embargo, estaba ansiosa por hablarle demasiado pero debía abstenerme.

Abrí la boca para decir algo pero él me ganó de ante mano.

—Vine hasta aquí para decirte que lo siento. —Me miró a los ojos. Se colocó serio de repente. Esta vez no bajé la mirada, aunque era difícil sostenerla—. No debí decir las cosas de esa manera. Me pasé un poco de la raya. Tenía que haber sido más cuidadoso y te hice llorar —dijo, dejándose de apoyar en el respaldar para inclinarse hacia a mí.

—No tienes por qué. —Comencé a hablar pero me interrumpió.

—Es que...

—No, en serio. Yo fui-

Evan llevó su mano hacia mi boca en señal de que me callara. Entrecerró los ojos mirándome con suspicacia. Ya sabía qué iba a decirme.

—Nunca me dejas terminar de decir lo que quiero decir —dijo, luego me sacó su mano de mi boca—. Nunca cambias, Jenna.

Largué una risita. Y murmuré "lo siento". No lo había notado.

—Lo que quiero decir es que lo siento, ¿bien? En realidad, no me importa si has vuelto después de cuatro años o cinco u ocho años, no me molestó eso. Sólo que, tal vez, me sorprendí que hayas venido hasta aquí. Verte me ha hecho recordar cosas del pasado, no quiero decir que haya sido malo que estés aquí, es que... fueron muchas emociones juntas a la vez. Y lo descargué en ti. No de una buena manera si no, ugh. —Se frustró consigo mismo. Lo estaba intentando. Él no era bueno expresándose, ni siquiera virtualmente. Se detuvo al hablar—. Déjame pensar lo que quiero decir. No es fácil.

No omití palabra. Mis ojos quedaron fijos en él. Aproveché para poder ojearlo, darle una mirada scanner por así decirlo. Evan era demasiado sencillo a mí parecer y no me disgustaba para nada.

—Bueno. —Volvió a hablar—. Ya me he perdido con lo que iba a decir pero... ¿entiendes no? Las cosas que dije, las dije porque no supe controlar mis emociones en ese momento. No quise decir tampoco que regresaras a Florida o que te fueras como si te estaría echando. No es así. No me molesta que te quedes.