Adolescencia entre muertos

Capitulo 1 : Un pueblo fantasma

Terminé de mandar el mensaje al grupo y empecé a empacar apresuradamente con mi hermano toda la ropa que pude. Afilé los dos cuchillos que tenía escondidos en mi cajón y le di uno a David. Tomamos toda los paquetes y cajas de comida y botellas de agua que pudimos y la metimos en el baul, como la típica salida del supermercado. Tomé mi cargador portátil con cargador solar y mi cargador común y los metí en mi mochila negra. Parecería algo estúpido, pero para ese momento no teníamos radios comunicadores y era nuestra única forma de comunicarnos. Además, para entonces las líneas telefónicas aún funcionaban.

Ahora se estarán preguntando ¿Por qué estábamos haciendo estas cosas extrañas?

Me presento: Mi nombre es Christian. Vivo en una ciudad llamada Monte Grande, en Argentina. Yo era un chico común, un nerd más del montón, que iba a la secundaria con sus compañeros.

Todo el problema empezó cuando en las dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y China, surgió un virus raro… un virus que no hacía efecto hasta que el sujeto infectado muriese. Cuando una persona moría y había aspirado el aire con ese virus, el cual se había expandido por todo el mundo en menos de 3 semanas, se reanimaba, pero no de la misma forma, "revivían" diferentes... Caníbales...Con sed de sangre… Con el único objetivo de devorar todo aquel animal o ser humano que se encontrara vivo. Para asesinar a uno de estos individuos debías lastimar seriamente su cerebro, ya que el virus se gestaba y evolucionaba allí.

Lo peor de esta "enfermedad" era que, si uno de estos seres caníbales te mordía o rasguñaba alguna parte de tu cuerpo, a las pocas horas morías de una fuerte fiebre con problemas respiratorios y luego te transformabas en uno de ellos....

Mis padres en plena epidemia desaparecieron, ya que se encontraban en un viaje recorriendo Europa cuando todo esto sucedió y los aeropuertos europeos se cerraron apenas surgió el brote en china, el cual comenzó a ezpandirse hacia Europa.

Cuando el gobierno informó de este virus y que este se esparcía muy rápido, la mayoría de la gente migró hacia África, Oceanía o islas aisladas, buscando refugio fuera de América, pero esto no sirvió de mucho, ya que termino expandiéndose globalmente. Mi colegio secundario (como todos los del país) cerró, pero logré de que las mayores autoridades de este, José, Estela y el dueño de la facultad de Ingeniería  me den las llaves (cosa que no fue muy fácil) y la propiedad de la sede del colegio secundario, que se encontraba en "La Colorada" y utilizar esta institución como un refugio comunitario para la gente que no pudiese migrar, pueda refugiarse hasta que el virus se detenga.

Con mis compañeros y amigos del colegio nos organizamos para instalarnos, en una fecha específica, con todos los recursos y cosas necesarias para aguantar todo lo posible hasta que se resolviera este problema, o por lo menos esa era la idea

Y, después de tanta intriga por semanas, la fecha llegó.

Luego de empacar con mi hermano en la camioneta las valijas y las mochilas, David tomó a nuestros perros (nunca seríamos tan cruel de abandonarlos; Además arreglamos de dejar un espacio para ellos), los subió a la camioneta y arrancamos. Primero que nada, saqueamos unas pocas tiendas desalojadas y un supermercado abandonado, nos llevamos unos bidones de agua, y alimento envasado en latas que estaban escondidos. Luego fuimos a la veterinaria y llenamos el baúl de 3 bolsas de 20 kilogramos de comida de perro. También tomamos todos los remedios y antisépticos que había, pero eran escasos

Pasamos por la armería cerca de la rotonda de la plaza, pero estaba vacía.... No habían dejado nada. ¡¡¡NADA!!!

Después de aquello saqueamos una farmacia y nos llenamos de botiquines de todo tipo con todo lo que encontramos, pero solo habían vendas, curitas, ibuprofenos, algunas botellas de agua oxigenada y alcohol. Con eso, se suponía que cubríamos lo mínimo necesario.

Emprendimos el viaje hacia la escuela en contramano por el centro. En las calles no había personas, ni un solo alma rondando.
- Preferible un pueblo fantasma a que las calles estén infestadas de "caminantes" que te quieren morfar-, dije intentando de sacar un tema para hablar con mi hermano, el cual se encontraba muy callado y siguió así.

En Alem doble, nos encontramos con Leo Dini, un amigo que al no tener auto a disposición, estaba llevando cosas en un carrito que fabricó con una lombord de su hermana y llevaba 2 mochilas en la espalda, dando a entender que llevaba toda su ropa allí.
-Eu, jeropa, ¿queres que te llevemos?- le grite
-De ruta, esta cosa es imposible de llevar, pero como 30 kilos

Cargó sus mochilas y su carrito en el baúl, e subió, saludó a mi hermano, le dio un mimo a mis perros y se sentó para seguir el camino.

-¿Viste a alguien?- le pregunte
-No, parece como si todos hubiesen desaparecido de golpe. Igual, el otro día vi que Privis por ahí, pero no sé qué onda.
-Mas alejado, mejor. Ese no me agrada nada…

Se hizo un silencio ahogante en el auto, hasta que llegamos a nuestro destino…

A las 6 de la mañana en punto

Abrimos la gigantesca reja plateada y la enorme y gruesa puerta de madera del refugio, pero descubrimos que había algo vivo ahí dentro....

 

Terminé de mandar el mensaje al grupo y empecé a empacar apresuradamente con mi hermano toda la ropa que pude. Afilé los dos cuchillos que tenía escondidos en mi cajón y le di uno a David. Tomamos toda los paquetes y cajas de comida y botellas de agua que pudimos y la metimos en el baul, como la típica salida del supermercado. Tomé mi cargador portátil con cargador solar y mi cargador común y los metí en mi mochila negra. Parecería algo estúpido, pero para ese momento no teníamos radios comunicadores y era nuestra única forma de comunicarnos. Además, para entonces las líneas telefónicas aún funcionaban.



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En el texto hay: zombies, argentina, monte grande

Editado: 05.06.2021

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