Adolescencia entre muertos

Capitulo 4: Entre paredes y ventanas de madera

A las 8 en punto de la mañana, nos reunimos en el SUM para hablar sobre Lucho Lambo. Esa noche había tenido pesadillas con él, donde nos decía, parado con la mitad del cuello sangrando, que era nuestra culpa, luego veía como un caminante perseguía a David, yo no podía moverme y veía como, poco a poco iba desapareciendo del rango de mi vista. Luego desperté todo agitado, asustado.

Logramos hacer que todos se reunieran y les contamos sobre lo que pasó con nuestro difunto amigo. El miedo y el pánico no se hizo esperar, mucho menos la tristeza y el dolor de parte de Giani y Carlos que, de lo cercanos que eran, parecían hermanos nacidos de otra madre. Aymara también parecía estar muy triste, ya que era su persona preferida del curso y, si bien jugábamos de “hacerlos pareja” y ellos se enojaban, ellos como amigos se querían mucho y, la verdad es que a mí me toco muy fuerte la muerte de Lambo, él era parte del grupo “0TaKu”, fundador indiscutido de nuestra “secta peronista”, un grupo que conformamos como chiste y se volvió un símbolo de grupo entre nosotros.

Con un plano del edificio, localizamos las partes que tendríamos que reforzar o los caminantes entrarían fácilmente. En grupos, fuimos a la fábrica de madera que se encontraba conectada a nuestro colegio y llevamos una gran cantidad de palos. Además, quitamos unos alambres de púas que se encontraban en un lugar ridículo para luego utilizarlos de una forma más productiva.

Con ayuda de nuestras herramientas, nuestros conocimientos de carpintería y casi toda la mañana, mediodía y parte de la tarde, creamos unas barreras a la altura de la cintura y le pusimos unos palos con puntas afiladas que apuntaban a la zona superior del pecho y cabeza.

Antes de salir a colocarlas, todos tomamos armas de fuego y un arma blanca (en mi caso, un hacha), ya que desde las ventanas de nuestras aulas, vimos que había 5 caminantes dando vueltas por la zona.

Abrimos la puerta y la reja silenciosamente y fuimos por ellos. De día se lograban ver de forma completa. Algunos parecían solo una persona de piel blanca pálida y algunos parecían que habían muerto hace 5 años, salieron del ataúd para dar un paseo. Una de las cosas más repugnantes de ellos era su olor a putrefacción.

En fin, los sorprendimos de tal forma que ni siquiera lograron darse cuenta de nuestra presencia, todos mutilados desde la espalda, uno por uno, cayendo al duro asfalto. Una vez asesinados, acomodamos el camión y las camionetas de forma estratégica. Luego tapamos las partes que quedaban liberadas con las barreras que habíamos armado y listo el pollo.

Mientras hacíamos estas cosas, teníamos a Melina Farao como francotiradora en el techo del colegio y a Borracer y Dibiris cubriéndonos desde abajo.

Papaniseo y Mercuri (quienes por algunas extraña razón, parecían hermanos gemelos, debido a su parecido) se ocuparon de encastrar estas barreras y, Pato y Carbiondi se ocuparon que sean tan filosas para cortarse el dedo con el simple tacto con ella. Papaniseo y Menn me ayudaron a poner las barreras en su lugar, mientras que Frey y Galeano se ocuparon de acomodar el camión y la camioneta.

Luego de asegurar el perímetro frontal, me ocupé de cambiar la cerradura de la puerta y la reja. Mi padre era cerrajero y me enseñó todos los trucos. Él era el mejor cerrajero de la zona, con la mejor cerrajería: "ARIO cerrajería". De él aprendí a instalar una cerradura y ganzuarlas. Cuando el dueño del colegio me dio las llaves del lugar, fui a la cerrajería, tomé las mejores cerraduras que teníamos y les hice 30 copias de llave a cada una. Ya tenía planificado cambiar la cerradura y pensé que tener una copia por persona sería lo correcto. Luego, sellamos las entradas que eran de la fábrica y cerramos las partes del enrejado que se encontraban abiertas.

David, afortunadamente, se encontraba ocupado con Antonela. Ella hablaba tanto que lograba desconectar a mi hermano por unas horas de la realidad, devolviéndole su personalidad que tanto odiaba en el pasado y ahora estaba feliz de que tenga. Mercuri estaba tranquilizando a Camila, quien estaba muy nerviosa por la aparición de los caminantes y la de pérdida de Lucho. La verdad es que Camila deprimida no servía para nada más que para quilombos. Me acerqué yo. La verdad que era una de las pocas personas en todo el universo que sabía animarla y la charla que le estaba dando Mercuri no servía de mucho. El día que ella se cambió de colegio, muchos pensaron que solo había sido por las burlas que le hacían en las cuentas de Instagram y los de otros cursos, pero no... La verdad que ella venía acumulando distintos problemas e insultos hasta que llegó al punto máximo y explotó. Esa fue la razón de porqué, cuando hizo el cambio, bloqueó a todos los chicos del E.T.I.G. menos a mí. Por alguna razón siempre fui amable con ella y cada vez que hice algo que le molestó, me disculpaba y aceptaba que fue mi error. Me le acerqué y la abracé.
- Todo va a salir bien, corazón de melón- le dije y ella, más tranquila me respondió:
- Acordate que solo me podés decir corazón de melón cuando hacemos alguna actividad física! - y se empezó a reír. - ¡Dale, te juego una carrera! - dije y nos echamos a correr hasta llegar a las canchas de fútbol.



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En el texto hay: zombies, argentina, monte grande

Editado: 05.06.2021

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