Adolescencia entre muertos

Capitulo 6: Un grito de ayuda

 

 

Aquellas palabras no las había imaginado. Carbiondi, (un chico rubio con pelo largo hasta los hombros, de ojos oscuros, de gigante estatura y gran estructura física, con mucha fuerza corporal, alguien que por su personalidad parecía que no le tenía miedo a nada), al escuchar eso, entró en pánico, llegando hasta pensar que la mejor opción era saltar de la ventana y ver si sobrevivimos la caída o a los caminantes que estaban abajo. Desperté a Melina y a Dini cuidadosamente y les expliqué, escribiendo en el pizarrón la situación y que no podían decir ni una palabra.

Por alguna razón, la voz del susurro se me hacía muy conocida pero no era momento para andar memorizando. Decidimos salir a las 3 de la madrugada. Los caminantes eran un peligro, pero los mismos humanos eran peores. Si salíamos a esas horas de la noche, habría más posibilidades de salir con vida de aquel lugar. Eran recién las 11 de la noche cuando volví a pensar en aquella voz. Esa voz se me hacía tan conocida pero nueva a la vez. No podía más con mi cabeza. Decidí dormir un poco. De todos modos, Melina y Dini me avisarían si algo raro pasaba. Teníamos ya todos los bolsos armados y las armas cargadas, todo relativamente preparado

A las 2 de la mañana, Melina me despertó de forma muy tranquila y me dijo que esté preparado. Estaba soñando que me encontraba en un aula de ese mismo colegio, y dónde escuchaba conversaciones de mis antiguos compañeros. Podía reconocer la voz de todos menos de uno. Esa persona tenía la voz del susurro, pero al acercarme y ver su rostro, solo estaba el rostro de un caminante, que luego intentaba atacarme.

Le agradecí a Melina por despertarme y me preparé. Até los cordones de mis zapatillas y empecé a usar el celular. Tenía 40% de batería y no había sol para poder cargarlo con el cargador portátil de panel solar. Intenté enviar mensaje a Aymara para ver cómo estaba la cosa por el refugio, pero no tenía suficiente señal.

Antes de llegar a nuestro ahora llamado fuerte, le pedí a todos que cargarán crédito en sus celulares hasta el máximo. El dinero ya no era problema, ya que podíamos manipular fácilmente las computadoras de los kioscos que hacían recargas. También le pedí a todos que si podían llevaran más de un celular por cualquier cosa. En ese momento yo solo tenía 2 de los 3 que conseguí por cualquier locura que ocurriera. Tenía un Smartphone tipo Moto G3 y un Nokia que era más duro que una piedra. Recuerdo aún con el sentimiento de idiotez de haber olvidado mi moto G7 Plus en mi habitación. Lo único positivo era que había agarrado esos dos. Aun teniendo esos 2 celulares, ninguno tenía señal desde adentro del colegio.

Una cagada…

El reloj indicaba las 3:00 de la mañana. Decidimos abrir la puerta despacio, pero en mucho silencio.

Desde arriba se podían ver a algunas figuras rondando por ahí, pero eran muy pocas a comparación de lo que habían entrado horas antes.

Planeamos bajar rápido y salir por el pasillo de jardín.

Estábamos bajando muy despacio cuando una figura oscura apareció parada, inmóvil en una de las escaleras, mirando hacia el patio. Carbiondi y Melina rápidamente con un fierro lo bajaron de 2 golpes secos.

Llegamos hasta el pasillo donde en el final se encontraba la reja, a unos metros de la salida, cuando escuchamos unos gritos de ayuda, gritos que parecían de niños.

- ¡Tenemos que ayudarlos! - Dijo Melina direccionándose hacia las aulas de jardín

-Nosotros nos tenemos que ir antes que nos encuentren, que se arreglen solos- dijo Dini

Pero Melina corrió hacia donde surgían los gritos. Por alguna extraña razón, ella siempre ponía la vida de otros antes que la propia. Si bien eso era muy solidario y mostraba la buena persona que era, estaba entrando en riesgo. Lo mismo pasaba con las notas de los exámenes y trabajos antes del desastre: Ella se ponía a ayudar al resto del salón antes que poder ella misma estudiar.

Todos la seguimos por detrás. No pensábamos dejarla sola. Entramos corriendo al aula cuando logramos ver a un niño en un rincón escondido gritando. Aquel niño se me hacía conocido, pero ya era demasiado tarde ...

 



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En el texto hay: zombies, argentina, monte grande

Editado: 05.06.2021

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