Adolescencia entre muertos

Capitulo 18: Confianza...

La mañana siguiente, desperté en la misma posición en la que me había quedado ayer: todo despatarrado y un poco más pateando a Patricio, que dormía a mi lado. Aún no podía creer que ese chico me aguantara con todas las molestias que yo ocasionaba normalmente durmiendo. Antes de que todo se fuera al diablo y me mudara al refugio en el colegio, recuerdo que podía dormirme en mi cama mirando hacia la pared y podía despertar sentado en la cocina con el celular en la mano sin explicación alguna o recuerdo de haberlo hecho.
En otras palabras, soy un bardo durmiendo…
Bueno, no solo durmiendo soy un bardo eterno…

En fin, después de estar acostado pensando en blanco, recordé lo de ayer y fue entonces cuando me cayó la ficha…

Mi hermano seguía en el refugio de ETIG…

Solo…

Con esos locos de la cabeza…

Debía regresar por él, aunque sea para tenerlo seguro esos HDP, especialmente después de ver el acto psicópata de Anabela con la pequeña hermanita de Mercuri, la falta de humanidad que tenían…

Decidí levantarme y despertar a Pato y Carbiondi, que parecían osos dormilones invernando. Pato se levantó con mucha mayor facilidad que Carbiondi, quien con su mal humor y mareo al levantarse, casi tira la carpa abajo cayéndose sobre uno de los extremos. Con Patricio, habíamos acordado en la misma noche no decirle a nadie lo que habíamos escuchado y solo tenerlo en cuenta para más adelante por cualquier situación extraña... Aunque yo tenía algo en mente…

Salimos de la carpa y notamos cierto movimiento en el campamento, ya que parecía que todos estaban haciendo cosas. Por un lado, algunos cortaban ramas próximas que habían de árboles secos, los cuales se asomaban de patios de casas limítrofes al campamento abierto en sí. Por otro, Victoria y un grupo de chicos que la seguían, estaban en la otra punta del lugar, llevaba bolsas hacia la cocina. También se podía ver como gente entraba y salía de la iglesia, como si fuesen a preguntar algo.
Parecía una familia totalmente funcional, y nosotros parecíamos el típico hijo parasito que se levanta a las 2 de la tarde.

-Voy a ver algo chicos, ustedes fíjense si pueden ayudar en algo, así no quedamos tan mal parados.- les dije a Pato y Maxi, a quienes se les notaba la paja a kilómetros. Posteriormente, fui a seguir a Victoria antes de perderla de vista.
Para seguirle el paso, tuve que correr y casi pisé a alguien en una carpa y choqué a Agusto, que llevaba una bolsa negra en su espalda. Esto era en sí porque la carpa que nos había tocado estaba en el fondo de todo, cerca del paredón que cerraba el fondo del campamento. Una vez que la alcancé, me le acerqué y le dije agitado, tanto que parecía que había corrido una maratón:

-Buen día Vicki! ¿En qué te puedo ayudar?

-Buen día Chris… Mira, se supone que las actividades de cada persona están  programadas en el paredón de tareas. Deberías fijarte ahí y ver en qué sección te toca trabajar… Acordate que el almuerzo es a las 14:00 y que la cena es a las 20:30 y que para salir al frente rejado para armar las máscaras, hay que estar autorizado y tener por lo menos a alguien más en compañía. Y ni hablar de salir más allá del enrejado a buscar provisiones, eso se programa con un día de anticipación… Perdón si soy un poco pesada con esto, pero es más por un tema de seguridad, no queremos que después de tanto esfuerzo, por un irresponsable salgamos todos afectados...

-Pará, pará…¿En el paredón de qué?

-¡El paredón de tareas! Está adentro de la capilla, te vas a guiar fácil... ¡Ay, casi me olvida! Yan me dijo quiere verte… - dijo, y siguió su camino.

Tomé rumbo hacia el hoyo que unía la capilla con el campamento por el mismo pasillo por el que había entrado para hablar con Victoria. Al pasar por el pasillo, el cual si bien era corto, se me hacía a mi vista largo. Pasé de largo la “farmacia”, ya que a parecía que no era bien bienvenido muy confortantemente ahí y, antes de evitar caerle mal a mas gente, era mejor evitarlo.

Llegué al hoyo que conducía unía la sociedad de fomento convertida en campamento con esa iglesia, la cual no parecía del todo católica, sino alguna rama protestante del cristianismo. El suelo de la iglesia era totalmente de alfombra y el techo era completamente de tablas de madera barnizada. No parecía la típica estructura de iglesia, sino una más moderna. Por los costados del “altar” habían 2 puertas. La puerta derecha, mirando desde los asientos hacia el “altar”, era la “oficina-habitación” de Fernando.

Finalmente, me di cuenta que el “paredón de tareas” era una pizarra y una lista de papeles pegadas en la misma pared del hoyo, a un metro de distancia. Estaba buscando mi nombre, cuando de la puerta de la habitación de Yan se abrió y de esta, salió Pato, con la vista baja, quien se sorprendió al ver que lo encontraba en esa situación.
Entonces, se acercó a mí y dijo:

-¿Qué onda? ¿Dónde estabas? Federico me pidió que te buscara…

-Si, si… ya sabía, me avisó Vicki… ¿Qué pasó que te llamó a vos?- dije, pero su energía cambió totalmente, tornándose a fría.

Sentí algo que jamás había sentido de parte de Pato…

Sentí desconfianza

Sentí que me escondía algo

Sentí como si, después de tanto tiempo de construir una torre de confianza, esta había caído como una torre de naipes…

Fue unos segundos interminables de silencio mutuo, cuando vi a Yan asomarse por su puerta y este al verme, este grito:

-¡Vichinkis! ¡Vení que debo hablar con vos!

Me dirigí hacia Federico, sin siquiera decirle algo a Patricio. Parecería cómico, pero personalmente creo que cuando me enojo o me guardo algo, me salen subtítulos donde lo dice o algo similar, porque él notó automáticamente mi actitud.

Una vez dentro de la oficina-habitación, Yan cerró la puerta y me dijo que tomara asiento en el escritorio, mientras él se sentaba en frente mío…



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En el texto hay: zombies, argentina, monte grande

Editado: 05.06.2021

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