Dani tras enterarse que había accedido a una beca, decidió ir a casa de su tía para ponerla al tanto de la noticia, ya que no tendría muchos días para alistarlo todo para el viaje. Un viaje que le producían una mezcla de sentimientos, si bien era su escape a su mal de amor, también significaba el distanciarse de la persona a la que quería como a una madre, si “Madre”, ello había sido su tía para ella, pues la crio desde que perdió a sus padres, y sacrifico sus propios sueños por sacarla adelante como solo las madres pueden hacerlo, por ello como no quererla, por ello como no dolerle la separación, pero estaba conciente que era lo mejor para ella, y también para su tía, iría al extranjero a proseguir sus estudios en un prestigioso centro de estudios superiores, el futuro que se vislumbraba para ella era de los más positivo, además estaban las palabras de aquella mujer de la feria, ella le había dicho que había nacido con buena estrella para lo laboral, ello significaba que ese viaje solo podría ser el inicio de su éxito en ese campo, por lo mismo, no podía dudar, se había esforzado mucho para obtener esa beca, y su tía lo sabía, pues ella había sido testigo de todo su sacrificio, por ello la mujer, al estar sentada frente a su sobrina en una de las sillas que rodeaban la pequeña mesa del comedor, escuchando atentamente lo que esta le comentaba, no podía más que sentirse orgullosa de la joven.
—Bueno, solo me queda felicitarte hija, yo estaba segura que te la darían — respondió la mujer madura mientras se ponía de pie, para darle un efusivo abrazo a su sobrina.
—¡Gracias tía¡ ¡gracias por siempre apoyar mis decisiones¡ — contestó la joven con voz quebrada.
—No, no vayas a llorar, si lo haces, hazlo, pero de alegría, no empañes tu logro con lágrimas hija — dijo la mujer madura.
—Tía, ¡te quiero mucho! — respondió Dani, haciendo una pausa para acotar mientras su voz se quebraba más — y si lloro es de alegría.
—Lo sé hija, lo sé — dijo la mujer.
Mientras tía y sobrina se transmitían todo el afecto que se tenían mediante ese abrazo, en otro lado de la ciudad, un par de jóvenes se encontraban en casa de uno de ellos.
—¡Que sorpresa¡ hace mucho que no vienes por aquí primo — decía un apuesto joven de mirada cristalina.
—Sí, es cierto — respondió el otro joven con una ligera sonrisa en su rostro, mientras miraba el lugar.
—¿A qué se debe tu visita? — agrego Roby, mientras le indicaba con un gesto de manos a su primo que tome asiento en uno de los sofás de la sala.
—¡Gracias¡ — respondió Mati, haciendo una pausa para acotar — ¿Cuándo parten Dani y Lulú?
—No se la fecha exacta aún, pero creo que, en una semana, ¿por qué?, ¿acaso piensas ir a despedirlas? — dijo Roby con cierta intriga e ironía a la vez.
—No precisamente, pero si me gustaría desearles un feliz viaje, hemos compartido muchos años juntos, ¿no? — respondió Mati.
—Si ello es cierto, hay que hacerles una reunión de despedida — agrego Roby, mientras sus ojos brillaban y en su rostro se plasmaba una gran sonrisa.
—No es mala idea — acoto Mati.
—Bien, el fin de semana aquí, en mi casa, yo me encargo contactar a las chicas y a los compañeros del aula — dijo Roby.
—Entonces pongámonos de acuerdo en lo que traeremos para la reunión — acoto Mati.
—Pongámonos de acuerdo — contestó Roby.
El par de jóvenes se pusieron de acuerdo en todo lo que necesitarían para la fiesta de despedida. Roby se encargó de contactar a sus compañeros de aula para la reunión de despedida que organizaría en su casa, así mismo, él fue el encargado de realizarles la invitación a Dani y Lulú, quienes en un principio no quisieron aceptarla, pero debido a la insistencia del joven terminaron cediendo ante esta.
—¡Bienvenida Dani¡ — decía Roby, mientras la mencionada sonrió.
—¿Y Lulú? — respondió Dani.
—Evadiéndome — dijo Roby sonriendo.
—Roby, eres muy gracioso — contestó Dani mientras una sonrisa se plasmó en su rostro, sonrisa que a los pocos minutos se le desdibujo al ver ingresar al lugar a Mati y Cris.
—¿Qué sucede Dani? — pronunció Roby, girando su rostro al lugar donde miraba su amiga.
—Ellos — dijo Dani, con dolor en su voz.
—Creo que es el momento de dejar el pasado atrás Daniela, ellos también son compañeros del aula, y Mati….— respondía Roby con calma, mientras su primo y novia se acercaban a ellos, interrumpiendo así lo que él joven decía.
—¡Hola chicos¡ — pronunció Cris con el sarcasmo que le caracterizaba, posando su mirada en Dani.
—¡Hola Roby, hola Dani¡ — acoto Mati, con calma.
—Primo, pasa — dijo Roby, mientras Dani solo hacia un gesto con su cabeza, respondiendo así al saludo del par de jóvenes.
—Claro — acoto Mati, tomando la mano de su novia para que juntos entraran al lugar.
—De seguro se cree superior a nosotros — pronunció Cris.