Ya había pasado 6 meses desde que Dani llegó a los Estados Unidos para poder continuar sus estudios de arte y comunicaciones gracias a una beca que obtuvo para una de las mejores universidades de ese país, lamentablemente su objetivo se vio truncado debido a un incidente que pasó justo el día en que llegó, desde ese día se convirtió en una ilegal más, a pesar de no serlo, y digo ello porque a pesar de todos los esfuerzos que hizo para demostrar que su presencia en ese país era legal, sin documentos que la respalden, su versión era difícil de creer, y lo único que recibía a cambio de su versión de los hechos de como perdió sus documentos; eran burlas, pues le decían que era una mentirosa y que acepte que estaba allí de ilegal, o persecuciones por parte de oficiales de ese país, oficiales a los que hasta ese momento había podido evadir y así evitar su deportación, y no una, sino varias veces, tantas que eran difíciles de recordar ya para ella. En muchas de esas veces que pudo evadir a los oficiales, fue Kurt, quién la ayudo a escapar, sino ella ya hubiera sido deportada como los amigos de ambos, quienes hace un mes, habían sido capturados por los oficiales, llevados a la cárcel y luego fueron deportados a sus respectivos países. Desde ese día solo se encontraban en el lugar donde vivían Kurt y Dani, luchando juntos por sobrevivir de la manera que fuera en un país muy lejano a sus países de origen, en busca cada uno de su respectivo sueño, y por el mismo, no podían permitirse ser capturados y deportados, tampoco podían causar preocupación ni sufrimiento en sus respectivas familias, por ello, Dani las veces que se comunicaba con su tía, para nada mencionaba lo que estaba pasando. Durante ese mes de convivencia solos, Dani, había podido conocer más a Kurt, e incluso aprender de él y de su filosofía de vida. Kurt tenía una frase, que alguna vez durante esos seis meses menciono y al quedarse los dos solos, lo volvió a repetir al ver la desesperanza en el rostro de Dani.
“Si lo puedes soportar solo o sola hazlo, no involucres a otros en lo que estés pasando pues solo podrías aumentarle sus problemas”, eso le dijo Kurt a Dani, así mismo le dijo: “Solo existe el hoy, no hay que pensar en el mañana”, entonces para qué preocupar a los demás, si no sabremos lo que nos pasará mañana, tal vez él mañana ya no estemos aquí, o si estamos puede ser que nuestra vida dé un giro de un momento a otro, la vida es impredecible, uno no sabe lo que nos viene mañana.
Sin duda Kurt, a pesar de su juventud y bajo esa apariencia despreocupada por la cual se auto llamaba “loco”, era un buen consejero y amigo.
Dani, gracias a la amistad y consejos de Kurt, aprendió a no sentir más vergüenza, a decir las cosas que sentía en su momento, pues tal vez mañana ya no pueda hacerlo; a realizar actividades que pensó que jamás haría, pues no era una actividad para chicas, pero debido a la necesidad de subsistir Dani, se vio muchas veces en la necesidad de disfrazarme de hombre para poder conseguir el trabajo del día que le permita poder costearse no solo el lugar donde vivía, sino también el alimento. Su carácter cambio mucho, ya no era una niña temerosa como lo era en su país, y ello lo demostraba en su tono de voz el cual ahora sonaba firme y con mayor fuerza. A su tía la llamaba cada 15 días del teléfono comunitario que había en la nueva pensión donde Kurt y ella se habían mudado al quedarse solo los dos, en esa pensión cada quién tenía una habitación, que, aunque pequeña y sin comodidades, les daba la privacidad que a veces se necesita cuando se quiere reflexionar o crear algo.
La tía de Dani, pensaba que ella estaba estudiando, y esta para nada la sacaba de su confusión, sino al contrario, cada vez que hablaba con ella le platicaba del supuesto centro de estudios, donde asistía y de sus fantasmales amigos que había hecho en este. Ella muy entusiasmada tras escuchar a su sobrina, le daba sus buenos deseos y Dani, a pesar del remordimiento que sentía por la mentira, le agradecía por ellos, pues era mejor que ella crea que todo está bien, a que la pobre viva en la tensión de pensar: ¿Qué estaría sucediendo con Dani día a día?
Dani llego a la conclusión que las personas se van acostumbrando a la vida que les toca vivir, pero ello no significaba que se podían conformar con esa vida, por ello, Dani, seguía buscando la manera de regularizar su estadía en ese país y así poder cumplir el objetivo por el cual vino a los Estados Unidos. Ella, hace algunos días ya había dado el primer paso para poder logar su objetivo, en uno de los tantos trabajos que realizaba había conocido al señor Alcides, él conocía mucho de leyes aún sin ser un abogado, pues durante el tiempo que él vivía en el país había trabajo como asistente de algunos de ellos, este hombre, al conocer su caso, le había prometido llevarla con uno de los abogados que conocía, para que la apoyen con la regulación de sus documentos, a cambio de ello, Dani tenía que pagarle un monto de dinero que ya había reunido y que ese día le daría..
—Ahora a guardarlo — decía feliz Dani, tras haber contado unos billetes, mientras guardaba los mismos en un sobre, al tiempo que pensaba — «Ahora solo me queda ir con el señor Alcides»
El pensamiento de la joven se vio interrumpido por el sonido de la puerta de la habitación: Toc toc toc
—«Debe ser Kurt» — pensó Dani, al tiempo que guardaba el sobre con dinero, bajo el colchón de la pequeña cama, para luego dirigirme a abrir la puerta.